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EL CALOR Y LA TELE DE HIELO

Por 9 de agosto de 2006 Sin comentarios

Vicente Verdú

No debe dejarse pasar la oportunidad de estas fechas febriles  para censurar a los medios de comunicación en general y a las emisoras de televisión en particular su irresponsable comportamiento ante la acuciante necesidad de los receptores. La irresponsabilidad alude a su ausencia de respuesta a la solicitud de informaciones detalladas sobre el fenómeno del desaforado calor.

En general cabe calificar de irresponsable a aquellos que no responden ante un problema que  podrían contribuir a resolver o  a atenuar. Efectivamente la información por sí sola no sana del mal que se sufre pero mejora netamente la posición del paciente ante su eventual enfermedad. Gracias a la información que se recibe el enfermo no queda como un ser inválido e invalidado frente a la adversidad ni tampoco como un vulgar paciente en el charco de la ignorancia sino que, gracias al conocimiento del mal, conquista la posibilidad de tratarlo, de tratar directamente con él y establecer una relación propia que le dignifica y mejora.

Las decenas de miles de pasajeros perjudicados por la huelga del Prat fueron empujados, además, a la degradación al no ser informados del conflicto en cuanto personas y ser, en cambio, olvidados como las maletas.

Igualmente, las decenas de millones de españoles que han sufrido la furiosa vehemencia de las temperaturas durante días sin fin se sintieron además maltratados por la carencia de suficientes explicaciones sobre el agobiante fenómeno.

Los hombres y las mujeres del tiempo han venido apareciendo en su habitual y estrechísimo espacio que les conceden los telediarios para exponer como siempre a la carrera, sin cambio en su ritmo frenético, el estado de la cuestión. ¿Cómo justificar este despecho del sentimiento y el interés real de los espectadores?

Ninguna obligación de horarios en la programación establecida sería fácilmente asumible, puesto que en agosto sobran horas para la programación de relleno y muchos minutos de publicidad en los bloques. Por tanto, ¿cómo no haber dispuesto un suplemento excepcional que informara a los sofocados veraneantes y no veraneantes del momento excepcional del clima? ¿Con qué razón se ha eludido repetidamente a la clientela un trato acorde con su condición de personas y en trance de ebullición?

Esta grave deficiencia del sistema televisivo ha puesto de manifiesto  la profunda incomunicación entre la pantalla y su público.

La pregunta más repetida fue esta: ¿es la televisión mala porque el público es todavía peor o es el público una materia en defradación por infujo  del medio?

En numerosos asuntos no se encuentra una respuesta cabal a esta vieja interrogación pero ahora, con motivo de la gran canícula, puede decirse sin riesgo que el fracaso proviene de la inmutada pantalla, fría, inerte, sin ápice de un pensamiento cálido y cómplice hacia una clientela que estaba ardiendo de la cabeza a los pies. 

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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