Vicente Verdú
Aunque parezca extraño son los amateurs y no los profesionales quienes inventan en proporción mayor. De hecho los grandes cambios tecnológicos en la comunicación desde el Mac al Google, desde Myspace al iPod, han sido obra de muchachos sin demasiada experiencia. El debutante crea más novedad que el veterano y el amateur, incluso en pintura, escritura o cine, se halla a menudo en condiciones de inaugurar un producto que el conspicuo poseedor del oficio, ¿"el oficinista"?, no será capaz de desarrollar. Una dosis precisa de ignorancia es indispensable para el atrevimiento y una dosis milagrosa de osadía sin destino puede convertirse en la perla de la renovación. La serendipity o el hallazgo por casualidad requiere no sólo dar con la joya sino distinguirla en la maleza. La visión de lo distinto, el valor de lo insólito debe formar parte de la investigación pero al cabo, el investigador muy curtido y asandareado, fatigado y obsesivo, reduce indeliberadmente, el ángulo del punto de vista. El amateur puede carecer de la hondura de conocimientos del veterano pero la superficialidad le procura ventajas para el panorama y el patinaje, ocasiones para ir de aquí y allá, para contrastar esto y aquello o, en definitiva, para ver la verdad de la actualidad en su estreno de la óptica.