Vicente Verdú
La relación médico/paciente es una relación asimétrica o de jerarquía donde el primero es aquel que ejerce desmedidamente el poder. El médico ordena que el paciente abra la boca, que se desnude, que le cuente qué clase de deposiciones tuvo ayer. El enfermo, además de debilitado, se encuentra como anonadado. Sobre todo, si como no es infrecuente, el médico impone su habla, apenas explica el diagnóstico, apenas admite preguntas, apenas resiste a su impaciencia para dar la orden de que pase el siguiente.
A lo largo de este acto médico usual, el que más abunda, el paciente apenas se le ofrece la oportunidad de manifestarse, de expresarse y dar cuenta detallada de lo que siente y padece. Como consecuencia, sin acaso saberse, el médico pierde una información de primera importancia. En el silencio o poco menos del enfermo será imposible adivinar las circunstancias que rodean su enfermedad y que no raramente la causan o la agravan. Esta brutal desigualdad en el trato no sólo es un despotismo profesional es una incompetencia del profesional médico. Es la ruina y despilfarro de la sanidad y el ejercicio de la mala cura.