
Sergio Ramírez
Elsa me pregunta si el hecho de que Silvio Rodríguez se negara en su concierto de Managua a cantar Canción de amor urgente para Nicaragua, encerraba de verdad algún mensaje de protesta dirigido a Daniel Ortega y a sus partidarios. Creo que sí, y que Silvio envió su mensaje desde la vieja perspectiva de la izquierda juvenil que en el mundo acompañó la revolución sandinista, porque era una revolución que no tenía doble discurso, y sí una ética sin dobleces.
Me parece, además, que esta manera de ver al gobierno de Ortega la comparten con Silvio la inmensa mayoría de los escritores y artistas cubanos, que no por eso se pelean con el Partido Comunista y con el gobierno de Cuba, que mantiene una posición de apoyo oficial a Daniel Ortega.
¿Qué pondría yo en la lista de lo que a Silvio y otros artistas y escritores cubanos no les gusta de Daniel Ortega? Sus complicidades con el cardenal Obando, el Némesis de la derecha; la prohibición del aborto terapéutico patrocinada por Ortega para quedar bien con Obando, y que ya ha causado víctimas mortales en Nicaragua. Es una lista larga.
Creo también, Elsa, que el respaldo oficial de Cuba para Daniel Ortega es más discreto y menos entusiasta que antes. Hay señales: basta fijarse en que las veces que Daniel Ortega ha visitado La Habana desde la enfermedad de Fidel, y son muchas veces, en ninguna de ellas se le ha permitido posar con él y tomarse la foto, como suele hacerlo Chávez cada vez que llega, o como lo hizo Lula.