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Cuando ser tildado de mentiroso no ofende

Por 18 de marzo de 2008 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Ahora que han pasado ya las elecciones, quiero volver un momento sobre un aspecto de las mismas, puesto de manifiesto sobre todo en los debates entre los dos candidatos y muy particularmente en el segundo. El candidato opositor había sentido en el primer debate que era bocado sabroso el tema de la inmigración. En consecuencia, en el ulterior combate apuraba el hueso sugiriendo que, dada la incipiente crisis económica, la presencia de centenares de miles de "sin papeles" constituía una amenaza no sólo para la economía sino para la seguridad.

Su rival sorteaba como podía el ataque, más bien escurriendo el bulto y sin atreverse a decir la verdad, a saber: que intentar ganar aun al precio de arrojar a los pies de los caballos a la población más indefensa era simplemente innoble.

El presidente de gobierno no pronunció esa verdad, y quizás si la hubiera pronunciado habría frenado el sentimiento que tenía el aspirante de que con total impunidad podía tachar a su rival de lo que le diera la gana, por ejemplo de ser un mentiroso, de engañar a sus conciudadanos una y otra vez. "El valor de su palabra…" le espetó despectivo Rajoy a Zapatero, pronunciando en otros momentos, frases tan rotundas como: "Usted miente siempre. Usted no dice la verdad nunca…" "Mintió Usted a los españoles… algo que demuestra quién es Usted."

Dado que los sondeos fueron favorables al presidente del gobierno, he de concluir que la audiencia supo apreciar sus modales, y el hecho mismo de que no se descompusiera ante los gravísimos insultos. Pero aquí radica precisamente el problema. ¿Debe una persona, candidato o no a la Presidencia de un gobierno, mantener la sangre fría cuando ante millones de personas es tachado de mentiroso? ¿No tiene más bien la obligación moral de decir que hasta aquí hemos llegado y que su interlocutor ha de retirar sus palabras o rendir cuenta de ellas? ¿No es gravísimo que nos parezca trivial el que un responsable político se deje tachar reiteradamente de mentiroso? ¿No es gravísimo, en suma, que estemos dispuestos a que nos represente alguien que, lo sea o no objetivamente, tolera que le llamen mentiroso? ¿Qué se ha hecho del ideal griego de ciudadanía para que tal cosa ocurra? ¿A qué nivel de nihilismo respecto a nuestra condición hemos podido llegar?

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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