
Sergio Ramírez
Para empeorar las cosas, del Libro Mormón no quedaron rastros, pues el profeta Smith tuvo que devolverlo al ángel Moroni una vez leído, el que volando se lo llevó de vuelta al cielo. En sus láminas de oro constaba también que los negros no podían llegar a ser sacerdotes mormones, porque su piel se oscureció para siempre por causa de su desobediencia a Dios.
Parte de su credo ha sido también la poligamia, y el bautismo de los muertos, razón esta última por la que exploran por todo el mundo los registros civiles y parroquiales, para inscribir a todo los difuntos en frondosos árboles genealógicos que pretenden ser totales. Todos esos registros son guardados en enormes cajas de seguridad dentro de una cueva en Salk Lake City, la capital pontificia del mormonismo.
La condición de profeta fue heredada por John Smith a todos sus sucesores, que reciben revelaciones divinas, y gobiernan de por vida su iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días asistidos por un consejo de doce apóstoles; y aunque reducidos en número en cuanto a fieles, su influencia política ha sido importante en las administraciones republicanas, y tienen, además, poderío económico y presencia en las grandes corporaciones. Romney, millonario él mismo, abrió su frustrada campaña con un aporte personal de 17 millones de dólares.