Sergio Ramírez
Ya no aparece en la foto como anfitrión que hubiera sido de la cumbre, el general José Antonio Remón Cantera, dictador de Panamá, porque había muerto asesinado en una conspiración de gánsteres, mientras veía correar a su caballo en un hipódromo. Pero todos los demás piensan que esa foto en la que rodean complacidos a Eisenhower, es la prueba de su eternidad. Creen que han quedado congelados allí para siempre, en la foto, y en sus cargos.
Sin embargo, la foto comenzará a despoblarse más rápido de lo que cualquiera pudiera imaginarse, y el primero en hacer mutis por el foro es Somoza, balaceado dos meses después en Nicaragua, y quien, cosas del destino, regresará de nuevo a Panamá en un avión enviado diligentemente por Eisenhower, sólo para morir en el hospital Gorgas de la Zona del Canal; pero logra heredar el poder a sus hijos. A los pocos días, el general Magloire huye de Haití entre huelgas y protestas callejeras, para nada bueno sin embargo, pues quien lo sustituirá es no otro que Papa Doc, François Duvalier.
En mayo de 1957 se derrumba la dictadura de Rojas Pinilla, anunciada por una rechifla que cae como un coro admonitorio sobre su hija Eugenia y su marido en la plaza de toros de Bogotá. Y justo al año de haberse celebrado la cumbre, en julio de 1957, el dictador Castillo Armas es asesinado en Guatemala por un miembro de su guardia personal. Pérez Jiménez saldrá huyendo de Caracas en 1958, en medio del júbilo popular, y al terminar el año de 1959 también saldrá huyendo Batista de La Habana, a buscar refugio en la República Dominicana donde Trujillo, que ya ha recibido también al derrocado general Juan Domingo Perón, dictador de Argentina, sucumbirá también a las balas en 1961.