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III. Un tigre adicto a las mujeres

Por 10 de marzo de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Sergio Ramírez

Existen, pues, clínicas especializadas en el tratamiento de la adicción sexual, es decir, del vicio de las mujeres, como hay otra en Los Ángeles, el Sexual Recovery Institute , donde los pacientes se benefician de la compañía de otros pacientes con el mismo problema; y existen también programas de televisión dedicados al tema, como Rehabilitándose sexualmente con el doctor Drew. Este médico sostiene que Woods no padece de adicción sexual, sino amorosa, y que según su criterio no es lo mismo, dado que el paciente sostuvo relaciones con sus numerosas amantes por largos meses, y no como cosa de un instante. "Aparentemente siente la necesidad de ser adorado", dice el médico, "verse reflejado en los ojos de esas mujeres, y que eso signifique algo en su vida".

Faltaba el acto final. Woods salió bajo permiso de la clínica para presentarse ante el implacable tribunal de la moral pública y hacer su confesión, un acto litúrgico que se celebró en Pontevedra, Florida, delante de las cámaras de televisión, con la sola presencia física de cuarenta personas cercanas a él, entre ellas, en primera fila, su madre; pero al contrario de lo que se acostumbra en estos rituales de purificación, faltó su esposa.

"He tenido affaires", confesó con rostro sombrío, "fui desleal, fui falso". Y no dejó registro sin tocar en cuanto al arrepentimiento por los pecados sexuales cometidos. Sus implacables asesores de imagen y sus relacionistas públicos le exigieron ir a fondo en su strip-tease moral. Pidió perdón a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus patrocinadores, a sus fans, a los jóvenes y niños que lo habían tenido como ejemplo, y lamentó haberse alejado de su fe budista. Pero todavía no había tocado fondo, sino cuando dijo: "Pensé que me podía salir con las mías en cualquier cosa que yo quisiera. Pensé que había trabajado duro toda mi vida y que merecía gozar de todas las tentaciones que me rodeaban. Gracias al dinero y la fama, no tenía que ir muy lejos para encontrarlas."

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Sergio Ramírez

Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942). Premio Cervantes 2017, forma parte de la generación de escritores latinoamericanos que surgió después del boom. Tras un largo exilio voluntario en Costa Rica y Alemania, abandonó por un tiempo su carrera literaria para incorporarse a la revolución sandinista que derrocó a la dictadura del último Somoza. Ganador del Premio Alfaguara de novela 1998 con Margarita, está linda la mar, galardonada también con el Premio Latinoamericano de novela José María Arguedas, es además autor de las novelas Un baile de máscaras (1995, Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera traducida en Francia), Castigo divino (1988; Premio Dashiell Hammett), Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2005), La fugitiva (2011), Flores oscuras (2013), Sara (2015) y la trilogía protagonizada por el inspector Dolores Morales, formada por El cielo llora por mí (2008), Ya nadie llora por mí (2017) y Tongolele no sabía bailar (2021). Entre sus obras figuran también los volúmenes de cuentos Catalina y Catalina (2001), El reino animal (2007) y Flores oscuras (2013); el ensayo sobre la creación literaria Mentiras verdaderas (2001), y sus memorias de la revolución, Adiós muchachos (1999). Además de los citados, en 2011 recibió en Chile el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso por el conjunto de su obra literaria, y en 2014 el Premio Internacional Carlos Fuentes.

Su web oficial es: http://www.sergioramirez.com

y su página oficial en Facebook: www.facebook.com/escritorsergioramirez

Foto Copyright: Daniel Mordzinski

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