Sergio Ramírez
Subir los cielos en un avión de lujo, a su disposición todo el tiempo, tampoco es nada para el presidente Hugo Chávez, quien acumula horas de vuelo por el mundo, porque tiene una misión redentora que cumplir, cualquiera que sea la parte del globo donde se le requiera, y así va de Kuwait a Pekín a Moscú a La Habana a Caracas, a La Paz, a Brasilia, a veces a Managua, a bordo de su flamante Airbus A-319-ACJ de 70 millones de dólares.
Pero hay magnates de magnates, y la cobija de oro no ajusta para todos; hay alas, y hay alitas, como en el cielo, donde las tienen grandes los arcángeles, y chiquitas los serafines. De esta manera, uno que no tiene avión, pero lo alquila cada vez que viaja al extranjero, es el presidente de Nicaragua, el comandante Daniel Ortega.
Y no alquila un avión de pocas plazas, como podría creerse, sino uno de gran envergadura: a veces un Boeing 707 matriculado en Mali, África, con capacidad para 150 pasajeros; y a veces un Boeing 737 a la compañía Global Air. Costo de renta por hora de vuelo: 4.000 dólares. (El 50% de la población de Nicaragua vive con menos de 1 dólar al día, según las Naciones Unidas).
Los asientos son llenados cada vez por hijos, nietos, niñeras, novias y novios de sus hijos, y toda una alegre parentela, que según los boletines oficiales cumple funciones útiles a Nicaragua. El alquiler del avión, se alega, además, no le cuesta nada al estado de Nicaragua, lo paga el gobierno de Venezuela con los fondos del ALBA (la Alianza Bolivariana de las Américas), con lo que, de ser así, el pecado del lujo entre militantes del socialismo del siglo veintiuno, vendría a quedar atemperado en la conciencia.