
Sergio Ramírez
El viejo adagio dice que una crisis representa el momento en que lo viejo muere, mientras lo nuevo empieza a nacer. E Internet, como forma masiva de comunicación, apenas está naciendo, y es más compleja, más participativa, y más invasiva que cualquier medio tradicional. Apenas intuimos como será en el futuro. El iceberg muestra su pequeña cúspide, y debajo aguarda su formidable masa, para irse revelando. Colectivos de información, redes de bloggers cada vez más extensas, periódicos digitales personales, hechos a la medida de cada quien, según gustos y necesidades.
Se trata, además, de un cambio de manos del poder de la información. Ahora no se tratará del poder de la empresas, sino del poder personal, doméstico, de quienes manejan desde su casa un sitio, o escriben un blog, y pueden convocar a decenas de miles de lectores, o interlocutores. Para esto no necesitan ni capital social, ni cuentas de publicidad, ni permiso ni licencia de los gobiernos. Y tampoco cobran por su producto ninguna suscripción, ni hay precio por ejemplar.
Avizoramos así el sueño de la información libre y democrática, en manos sobre todo de los jóvenes, porque la mayoría de los participantes de Internet tiene menos de treinta años. Valiente mundo nuevo.