
Sergio Ramírez
La mañana del 22 de agosto de 1978 un comando guerrillero asaltó en Managua el Palacio Nacional, donde sesionaba en ese momento el congreso de diputados y senadores de Somoza, y no sólo los tomó como prisioneros a ellos, sino a ministros y decenas de burócratas que laboran en otras dependencias del palacio, que también albergaba los ministerios de Gobernación y Hacienda; y como el comando cerró desde dentro las puertas del edificio, una vez consumada la toma, también quedaron atrapadas miles de personas que a esas horas de un día laborar cualquiera pagaban impuestos o hacían gestiones rutinarias.
"El plan parecía una locura demasiado simple. Se trataba de tomar el Palacio Nacional de Managua a pleno día, con solo veinticinco hombres", escribe García Márquez en su crónica magistral Asalto al palacio. "El ingenio de la acción consistía en hacerse pasar por una patrulla de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de la Guardia Nacional. De modo que se uniformaron de verde olivo, con uniformes hechos por costureras clandestinas en tallas medianas, y se pusieron botas militares compradas el sábado anterior en tiendas distintas."
Edén Pastora, el jefe del comando, había bautizado a esta operación como "la operación chanchera", en honor al sagrado recinto legislativo al que el pueblo veía como una pocilga.