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I. Honduras: salir del laberinto

Por 8 de julio de 2009 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Sergio Ramírez

Ha caído el telón del primer acto en el drama de Honduras después del intento fallido del presidente Manuel Zelaya de ingresar a su país, tras haber obtenido para su causa de gobernante derrocado el respaldo unánime de la comunidad internacional. La declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) haciendo valer la Carta Democrática Interamericana para declarar a Honduras un país paria, es lo que legítimamente se debió haber hecho para repudiar un golpe de estado que no es más que un vergonzoso retroceso hacia los tiempos oscuros de América Latina.

            ¿Pero qué viene ahora?

No hay otra manera de llamar a la deposición violenta del presidente Zelaya que un golpe de estado, ejecutado por la fuerza militar. Pero la situación se encuentra ahora en un impasse. Honduras está aislada diplomáticamente, pero con un gobierno instalado por resolución del Congreso Nacional, y todas sus instituciones funcionando, la primera de ellas el Tribunal Supremo Electoral, que debe realizar las elecciones el próximo mes de noviembre, con los candidatos ya designados mediante votaciones primarias, listos a iniciar su campaña. Ni los procedimientos utilizados para escoger los candidatos, ni el Tribunal que sancionó su escogencia, ni los candidatos mismos, ni las fechas previstas para las elecciones, han sido cuestionados hasta ahora por nadie, y es un proceso que sigue adelante.

            Las elecciones, a un plazo de cuatro meses, con una campaña que está a las puertas, es una salida privilegiada a la crisis que no puede ser de ninguna manera ignorada. Si la campaña electoral se desarrolla bajo todas las garantías, y desde su inicio se establece en Honduras una observación tanto nacional, de parte de organismos independientes de la sociedad civil, como internacional, de parte de las mismas Naciones Unidas, la OEA, la Unión Europea, y el Centro Carter, que cumple tradicionalmente estas tareas, estas elecciones serán una vía para restablecer el orden constitucional roto por el golpe de estado contra el presidente Zelaya. De esta manera, el pueblo podrá escoger libremente un sucesor presidencial legítimo, bajo el amparo de la misma Constitución Política que las dos partes en conflicto reconocen como vigente.

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Sergio Ramírez

Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942). Premio Cervantes 2017, forma parte de la generación de escritores latinoamericanos que surgió después del boom. Tras un largo exilio voluntario en Costa Rica y Alemania, abandonó por un tiempo su carrera literaria para incorporarse a la revolución sandinista que derrocó a la dictadura del último Somoza. Ganador del Premio Alfaguara de novela 1998 con Margarita, está linda la mar, galardonada también con el Premio Latinoamericano de novela José María Arguedas, es además autor de las novelas Un baile de máscaras (1995, Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera traducida en Francia), Castigo divino (1988; Premio Dashiell Hammett), Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2005), La fugitiva (2011), Flores oscuras (2013), Sara (2015) y la trilogía protagonizada por el inspector Dolores Morales, formada por El cielo llora por mí (2008), Ya nadie llora por mí (2017) y Tongolele no sabía bailar (2021). Entre sus obras figuran también los volúmenes de cuentos Catalina y Catalina (2001), El reino animal (2007) y Flores oscuras (2013); el ensayo sobre la creación literaria Mentiras verdaderas (2001), y sus memorias de la revolución, Adiós muchachos (1999). Además de los citados, en 2011 recibió en Chile el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso por el conjunto de su obra literaria, y en 2014 el Premio Internacional Carlos Fuentes.

Su web oficial es: http://www.sergioramirez.com

y su página oficial en Facebook: www.facebook.com/escritorsergioramirez

Foto Copyright: Daniel Mordzinski

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