Sergio Ramírez
Me tocó inaugurar en Buenos Aires el Congreso Internacional organizado por el Foro de Periodistas Argentinos (FOPEA), en la Universidad de Palermo. El tema del encuentro fue "Volver a las fuentes. Cómo narrar historias a las audiencias del siglo XXI". Hablé de esa frontera a veces tan invisible que hay entre la escritura de ficciones, que es la del novelista, y la de realidades, que es la del periodista, un tema que siempre me apasiona. Y les dejo algunas de esas ideas:
En la mente del escritor se arman escenarios simultáneos, que tienen la misma calidad instantánea, y en muchos sentidos somos prisioneros de esos escenarios. No puedo huir de las visiones de la realidad. Lo que siempre tendré en mis manos es un modelo para armar, con piezas sorpresivas que me entrega esa misma realidad que llega desde la vida turbulenta y desde las imágenes que reflejan esa turbulencia. Pero también el pasado me entrega piezas que no puedo desdeñar, y que reclaman ser parte de lo que tengo que contar.
América Latina resplandece en las historias que contamos con fulgores de azufre. Es un repertorio anormal el que se abre frente a nuestros ojos, entre la atrocidad y el delirio, pero de alguna manera planeamos como aves de presa sobre ese paisaje extraño, por anormal, lleno de historias que contar, muchas de ellas determinadas por el poder. Siempre me digo que si viviéramos en países de equilibrios institucionales, de respeto permanente a las leyes, de garantías ciudadanas, y donde imperara la justa distribución de la riqueza, y la miseria no fuera un escarnio, ni imperara la corrupción, nos quedaríamos en la cesantía, o tendríamos que buscar otro oficio.