Sergio Ramírez
Ya sabemos que el canal por Nicaragua es el más completo de todos, con un costo que para empezar ha sido calculado en 40.000 millones de dólares, equivalente a cinco años del Producto Interno Bruto del país, y no deja nada que desear, todo un póquer de ases: un canal para barcos de toda especie y tamaño, un ferrocarril transoceánico, carreteras, un oleoducto, puertos en cada costa, aeropuertos, zonas libres de comercio, y todo ha sido puesto en manos de la HK Nicaragua Canal Development, con domicilio en Hong Kong pero inscrita en Gran Caimán, y que tiene un solo dueño, Wang Ying.
Según voceros del gobierno de Nicaragua, las múltiples obras de este canal, cuando empiecen, producirán nada menos que un millón de empleos (la población económicamente activa en Nicaragua es de 2 millones de personas) y el PIB crecerá, para empezar, en un 15% anual. Los milagros de la Biblia se quedan lucen pálidos y desmadejados en comparación, que mar Rojo ni qué nada, la vara de Wang Ying es más poderosa que la de Moisés.
El canal seco que atravesará Honduras, un poco más modesto, cuesta la mitad del de Nicaragua, 20 mil millones de dólares, pero su ferrocarril de alta velocidad será alimentado por la energía producida por una planta instalada en el golfo de Fonseca, que utilizará "fuerza mareomotriz". Tanto el diseño del proyecto, como su construcción, estarán a cargo de la empresa China Harbour Engineering Company. El acuerdo entre el gobierno de Honduras y la empresa están a punto de firmarse, según el presidente Porfirio Lobo.