Rafael Argullol
Rafael Argullol: Esto me hace recordar algunas noticias que han salido este verano que son muy jugosas, y todas ellas aparecidas en los suplementos o bien de ciencia o bien de salud, o en las informaciones sobre grandes acontecimientos científicos.
Delfín Agudelo: Cuéntame, pues, a qué noticia carnavalesca te refieres.
R. A.: Sin ir más lejos, el día 4 de septiembre ha aparecido en el periódico que la vejez no es un proceso natural como hemos creído a lo largo de miles de años, sino que es una enfermedad y que por tanto podemos curarnos de ella. Si un viejo lee el periódico y sobre todo lee los titulares y los subtitulares del periódico, llegará a la clara conclusión de que está definitivamente enfermo; un enfermo que ha sido tan estúpido que debió cuidarse un poco de tal manera que nunca hubiera llegado a viejo: que debió haber tomado los fármacos necesarios para no llegar a viejo. Esa noticia presentada en el principal periódico de la lengua española, a doble página, es una noticia que no sólo puede deprimir a mucha gente que se considera vieja, sino que altera en un tanto por ciento elevadísimo todo lo que es nuestra cultura, nuestra herencia, nuestra idea de que en la vejez se compensaba a través de la serenidad y el equilibrio las pasiones un poco caóticas de la adolescencia o pubertad. Todo esto queda desfigurado porque en definitiva el lector, si no tiene un prisma un poco crítico, se considerará un idiota por no haber afrontado eso.