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No es Tiberio

Por 5 de agosto de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Rafael Argullol

Que algo huele a chamusquina en Italia lo notas enseguida cuando en cualquier colmado puedes encontrar unas extrañas cervezas en cuyas etiquetas aparecen distintos retratos de Mussolini o de Hitler, ambos en actitud desafiante, bajo el pretexto de que se trata de "cervezas de la historia". Pero esto es menos elocuente que la ausencia de signos de protesta contra la deriva de la política italiana. Viví varios años en Italia y he vuelto a ella siempre que he podido, pues no creo que haya un destino mejor. Sin embargo, en mi último viaje, hace sólo unos días, he tenido una rara impresión de conformidad colectiva. Ningún cartel contra Berlusconi, ninguna pintada contra las medidas recientemente adoptadas por el Parlamento.

Frente a lo que cabría esperar, los italianos hablan poco del asunto, y eso, desde luego, contribuye a incrementar la sensación de extrañeza. La patria de Fellini debería disfrutar del espectáculo ya que, de momento, no ha podido evitarlo. Y no obstante, por regla general, se impone un imprevisto silencio. Y el visitante, por más que conozca el país, le cuesta adivinar los componentes que conforman este silencio: algo de hastío y mucho de esa peligrosa inercia a través de la que históricamente el hombre qualunque se lanza de vez en cuando en el precipicio.

Si Berlusconi fuera un nuevo Tiberio, como con mucho moralismo y poca cultura insiste cierta prensa europea, los perfiles serían nítidos; pero entre el anciano libertino de Capri y el rey bufón de Cerdeña, las únicas coincidencias son la edad y el lujo insular. Por lo que nos cuentan los historiadores, Tiberio, que fue un notable emperador, sucumbió en sus últimos años a una suerte de permanente orgía destructiva y autodestructiva. Con relación a este frenesí demoniaco, la depravación de Berlusconi, de creer a las cortesanas de poca monta que le acompañaban, consiste en trasladar a su realidad íntima la televisión detritus que tanto ha contribuido a crear hasta conseguir, casi, un régimen de monopolio visual con el que chantajear a sus compatriotas. Y escapar al libertinaje de la zafiedad puede ser más difícil que evadirse del terror de un Tiberio.

 

El País, 11/07/2009

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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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