Rafael Argullol
Rafael Argullol: Uno de los fenómenos más agobiantes de nuestra época es la propagación de una espiritualidad fast-food.
R.A.: No, creo que es la consecuencia de un doble fenómeno. Por un lado la quiebra de la religiosidad tradicional, quiebra que viene de lejos y en cierto modo se inicia con el renacimiento, llega a su punto culminante con la ilustración y a su fase de máxima lanzada con la modernidad. Sería un fenómeno que viene de lejos. Y el segundo fenómenos sería el de la quiebra de las grandes utopías ideológicas de la propia modernidad, originadas en la misma ilustración y romanticismo. Utopías que en cierto modo se presentaron como alternativas a la religiosidad tradicional. En ese sentido, por ejemplo habría que recordar que gran parte de las formulaciones de esas utopías, anarquistas, liberadas y socialistas, comunistas -incluso las utopías vinculadas en general a todo lo que es el mito del progreso son utopías que cuando vamos a los documentos textuales o prácticos muchas veces se presentan como una especie de nueva religiosidad.