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Galería de espectros: Eva

Por 22 de febrero de 2008 Sin comentarios

Rafael Argullol

Rafael Argullol: Hoy en mi galería de espectros he contemplado el de Eva.

Delfín Agudelo: Pero Eva tiene muchos rostros, desde literarios hasta pictóricos. ¿A cuál de todas has visto?

R.A.: Cuando pienso en Eva, y cuando creo vislumbrar su fantasma, no tengo ninguna duda de que se trata de la que pinto Masaccio en La expulsión del paraíso. No porque no haya habido otras Evas singularmente fuertes, como es el caso de Durero y tantos otros, pero esta Eva primeriza de Masaccio lo expresa prácticamente todo: toda la fuerza de la expulsión, todo el significado de la caída. También me parece un personaje fascinante en relación al propio Adán. Masaccio pintó a Adán avergonzado, una vez ha sido ya desposeído del paraíso, tapándose los ojos, bajando la cabeza: un cuerpo perfecto, plenamente renacentista, pero con una cara cubierta. En contrapartida, el cuerpo de Eva es quizá más imperfecto pero vibrante en movimiento, y con una cara y fuerza desgarradora; una fuerza singular que le da todo el protagonismo. De hecho, el cuadro debería llamarse Eva o Eva acompañada de Adán. Además veo que Masaccio pone de relieve la centralidad de lo femenino y el carácter periférico de lo masculino en el gran episodio bíblico. Quien tiene todo el poder de la tentación, quien tiene todo el poder de la transgresión, y tiene todo el poder incluso de la propia tragicidad de la pérdida del paraíso es Eva.
Me gusta mucho esta pintura y rememorarla porque no solo es la expulsión del paraíso que entendemos tradicionalmente como el inicio del sufrimiento, de la vejez, de la muerte, del trabajo, sino creo que esta pintura es algo así como el inicio de la historia del erotismo. El erotismo humano nace en el momento mismo en que Adán y Eva salen del paraíso expulsados. Mientras iban desnudos en el paraíso, no había erotismo. Quizás había una sexualidad, pero no el auténtico erotismo que nace de esa sensación de que la desnudez tiene que ser cubierta. En el momento en que la desnudez es obligadamente cubierta, nace la propia fascinación por la desnudez y nace también la atracción de la desnudez. Dando un vuelco a la explicación de la pérdida del paraíso, es verdad que explica muchos de los aspectos propios de la pérdida de una edad de oro en cualquier mitología. Pero al mismo tiempo es el inicio del erotismo humano porque es redescubrimiento de la desnudez. Para que haya redescubrimiento tiene que haber obligación de cubrimiento, y eso es lo que se les exige al ser expulsados. La espléndida desnudez de esas dos figuras guiadas por la dramaticidad del rostro de Eva tiene algo de epifánico y por tanto de muy potente.

 

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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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