Rafael Argullol
Rafael Argullol: En realidad es una cosa y la otra, y en ese sentido creo que se mezcla la bruja, la caza de brujas y el propio chamanismo previo con que se encuentran. Todo forma una mezcolanza con una potencia imaginativa extraordinaria.
Delfín Agudelo: Si bien pueden ser una cosa y la otra, un elemento inserto en otro, difícilmente podríamos decir que, en esencia, no hay diferenciación alguna en su misma gesta. Si bien la una le debe mucho a la otra, habrá elementos auténticos que, después de tantos siglos, siguen diferenciando fuertemente la percepción de uno y otro imaginario.
Rafael Argullol: Por parte de la cultura europea, fundamentalmente de la moderna, creo que lo ha habido es una percepción mucho más sedimentada, más rígida, más estructurada de lo que llamamos realidad, que no deja de ser una categoría bastante relativa a pesar de que en general la gente habla de la realidad como si fuera una especie de dogma aplastante que domina al mundo. Decimos constantemente que hay que atenerse a la realidad, o hay que ser realista, pero muchas veces no sabemos a qué aludimos cuando lo hacemos a la realidad. El entorno existencial en el que se mueve la imaginación europea es de coordenadas más estrictas y rígidas, mientras que las coordenadas de la realidad americana serían mucho más deslizantes y cambiantes, más mezcladas, tienes continuamente la sensación de que hay una bruma que oculta una mezcla continuada, perpetua. Me gustaría incluso ejemplificar esto en el arquetipo del monstruo, porque creo que el monstruo es algo muy importante desde el punto de vista de la imaginación. El monstruo es aquello que está más allá de la línea del horizonte, en el que trabaja la imaginación. Entonces en el transcurso, en la historia de la imaginación europea a medida que se impone el racionalismo y a medida que se impone una vida sedentaria, ese monstruo que está más allá de la línea del horizonte se va desvaneciendo. Herodoto todavía hablaba del unicornio, y de los centauros y de los monstruos como si fueran criaturas palpables en la realidad; pero a través de la historia la literatura europea moderna ha ido excluyendo ese monstruo, mientras que la imaginación americana tiene un reconocimiento continuo del monstruo. El monstruo no se ha desvanecido.