Rafael Argullol
Rafael Argullol: Por tanto Hesíodo y Homero serían el punto de inflexión donde la sabiduría enigmática llega a su formulación más pura y donde se está preparando ya el camino para la sabiduría y escritura filosófica.
Delfín Agudelo: En esta transición de la sabiduría mistérica hacia la filosófica hablas de la épica como el género más visible; sin embargo, ¿cómo ves esta continuación- que es un tema que en particular te gusta mucho-, el momento en que para bien o para mal la filosofía se parece desconectar de un aspecto literario, incluso en la antigüedad?
R.A.: No es todavía en este momento; creo que todavía hay un fecundísimo período de transición que iría prácticamente desde los primero épicos hasta Platón, en el cual la filosofía y la literatura -lo que llamamos filosofía y literatura, o lo que en otra terminología sería sabiduría enigmática o sabiduría filosófica- están entrelazados, están en una especie de ósmosis continua. Este es el caso en un sentido primero de la épica de Homero y de Hesíodo, es el caso todavía de todo el mundo de los llamados presocráticos, y es el caso de los Diálogos de Platón, en los cuales hay una manifiesta voluntad literaria que se traduce continuamente en la proposición de nuevos mitos, de nuevas formulaciones metafóricas y simbólicas, sin que se produzca un deslinde entre un lenguaje diríamos abstracto conceptual y un lenguaje sensitivo o literario. Naturalmente en ese contexto de transición que iría desde la épica hasta el mundo de Platón, hasta la Atenas inmediatamente después de Pericles, en todo ese mundo la manifestación más privilegiada es la tragedia, porque allí claramente conviven el tipo de razonamiento que será al que aspirará la filosofía en el futuro, y un tipo de razonamiento que aún forma parte del mundo del enigma y del misterio. Por eso algo de razón tenía Nietzsche al utilizar las categorías simbólicas de lo apolíneo y lo dionisíaco, porque a través de lo apolíneo se iría imponiendo este saber filosófico racional y solar, y a través de lo dionisíaco continuaría manifestándose la sabiduría enigmática, la sabiduría vinculada a lo mistérico. Solo ulteriormente una especie de hiperracionalismo que desprecío la parte enigmática de la naturaleza y del hombre asentó una división de funciones entre lo que hemos denominado literatura y lo que hemos denominado filosofía, pero creo que esto es una divergencia posterior.