Rafael Argullol
He tratado de saborear
la vida que me ha sido ofrecida,
exprimiéndola, como al limón amargo,
verde antes de madurar
y amarillo, luego, en su culminación,
o, como al moscatel de septiembre,
atrapando entre los dientes
los dulces granos de uva.
He procurado beber los jugos de la vida.
Pero sé que no quedaré saciado.
Por eso no me importaría empezar de nuevo.
Ni siquiera me importaría
retroceder humildemente
y ponerme en la cola de los milenios
para avanzar con paciencia,
de forma en forma,
de especie en especie,
hasta volver a vestirme con la piel de hombre.