Rafael Argullol
Fuimos capitanes,
comandando hermosos veleros
en amaneceres de oro.
Fuimos magos
que recorríamos incansablemente los bosques
para convocar a los espíritus benéficos.
Fuimos poetas,
cuya voz profunda
llegaba hasta los confines de la Tierra.
Ahora nos dicen
que todo era un sueño,
y que nunca hubo capitanes, magos o poetas.
Nosotros, obedientes, acatamos
los dictámenes de nuestra época.
Tenéis razón: todo fue un sueño.
Sin embargo, ciertos días,
a solas con nosotros mismos,
no podemos evitar una sospecha.
Aquello era, señores, cierto.
Lo fuimos, y lo seguimos siendo.