Rafael Argullol
Hay un tablero de ajedrez
flotando en medio del océano.
Algunos marineros
dicen haberlo avistado
desde la cubierta de sus buques;
otros aseguran
que han escuchado la historia
en reputadas tabernas de lejanos puertos.
Lo más prodigioso es que, a pesar del oleaje,
todas las piezas están perfectamente alineadas,
listas para el inicio de la partida.
Sólo los grandes capitanes
se han arriesgado a aceptar el desafío.
El juego acostumbra a durar mucho tiempo.
Días enteros, meses, años incluso.
Neptuno siempre gana.