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La tragedia de Nixon, 2

Por 11 de febrero de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

La entrevista de David Frost a Richard Nixon, casi treinta horas de grabación realizada durante 12 jornadas entre el 23 de marzo y el 22 de abril de 1977-reducidas a seis en la edición final que se emitió al público-, fue la primera concedida por el ex presidente después de su dimisión el 9 de agosto de 1974. El interés de Nixon por la entrevista era doble: por los sustanciales honorarios que recibió (600.000 dólares) y por la oportunidad que le brindaba una estrella de la televisión como era Frost para intentar mejorar la penosa imagen de delincuente con la que había abandonado la escena política, sobre todo después de que su sucesor, Gerald Ford, le indultara al poco de llegar a la Casa Blanca. La difusión iba a preparar el terreno para la publicación de sus memorias, prevista para el año siguiente, por lo que puede decirse que para Nixon tenía un atractivo fundamentalmente comercial y de imagen. Para Frost, en cambio, era una oportunidad para dar un buen golpe informativo y obtener unos buenos ingresos, sentando ante las cámaras a alguien a quien ya había entrevistado en 1968, en términos más bien amables, y a quien venía mandando anualmente una solicitud de entrevista.

Esta emisión larga televisiva, que no recibió galardón alguno en el momento de su difusión, se ha convertido ya a estas alturas, sobre todo después de su dramatización teatral y ahora cinematográfica, en uno de los episodios más destacados de la historia del periodismo. Y, sin embargo, se produjo muy lejos de los cánones teóricamente en vigencia: el entrevistado cobró honorarios, algo que entonces y ahora se considera como ajeno al purismo periodístico; y el entrevistador se la planteó en aquel momento más como el showman que era que como un periodista. El resultado no mejoró la imagen de Nixon, aunque quizás tampoco la empeoró, pero transformó a Frost, que demostró su pericia y su fuste periodístico, adquiriendo la respetabilidad que hasta entonces le había faltado. El veterano entrevistador tiene hoy un programa en el canal en inglés de la televisión qatarí Al Jazeera.

Frost demostró con esta entrevista un enorme talento como periodista y como profesional de la televisión. En primer lugar al apostar por un proyecto tan dificil y comprometido. Luego al realizarla con un dominio del medio televisivo con el que pocos periodistas políticos podían competir. En tercer lugar, al contratar y dirigir un equipo de periodistas que le proporcionaron el material, el espíritu inquisitivo y la orientación histórica que le faltaban. Y en cuarto lugar planteando con obstinación y profesionalidad las preguntas más comprometidas hasta obtener de Nixon casi una confesión y un esbozo de arrepentimiento. Empezó buscando un espectáculo y terminó intentando obtener y acercándose a la verdad.

La frase más célebre de la entrevista la pronuncia Nixon ante una buena pregunta de Frost, acerca del llamado Houston Plan, un documento que propugnaba la organización de escuchas, seguimientos ilegales, violación de correspondencia e incluso internamiento en campos detención de los subversivos e izquierdistas que se oponían a la guerra del Vietnam o eran sospechosos de actividades calificadas de terroristas, todo muy en la línea de lo que Bush ha hecho 20 años después. Ésta era la pregunta: "Así, en algún sentido, usted dice que hay ciertas situaciones, y el Houston plan o alguna parte del mismo es una de ellas, en la que el presidente puede decidir lo que es del mejor interés de la nación y así hacer algo ilegal". Y la respuesta: "Bien, cuando el presidente lo hace esto significa que no es ilegal".

Esta frase permite construir la teoría de una presidencia todopoderosa, por encima de la Constitución. Pero en la transcripción de la entrevista (la real, no el guión del film) se percibe que Nixon la utiliza cuando está arrinconado y  a la defensiva, puesto que sabe perfectamente que las cosas no pueden ser así: "…no quiero sugerir que el presidente está por encima de la ley…lo que sugiero, sin embargo, es que hay que entender que en tiempo de guerra, con una guerra en el exterior y virtualmente una revolución en algunas áreas concentradas en casa, el presidente tiene bajo la Constitución unos poderes extraordinarios y debe ejercerlos con… tan poco como sea posible".

(continuará)

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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