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Solitudo

Por 23 de enero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Aunque ahora mismo no se me ocurre ninguna, alguna causa habrá para que la literatura francesa se honre con espléndidos delincuentes. El último vástago de la familia patibularia de Villón y Genet, Emmanuel Loi, cayó preso en 1976 y estuvo encerrado hasta 1981 por varios atracos a mano armada. Admitió su culpa, penó, y desde entonces escribe historias de criminales, de fugitivos, de asesinos, con notable éxito. Quince volúmenes lleva ya editados. Cuando lo encerraron, Loi recordó haber leído fervorosamente los fragmentos de Spinoza que figuraban en un curso de filosofía, durante su bachillerato. Las prisiones francesas son tan hipercultas como sus escuelas y en la biblioteca de la penitenciaría figuraba un ejemplar de la Ética. Allí Loi encontró lo que buscaba, el modo de… “…no sucumbir al terror de la exclusión, no dar importancia al abandono, guardar para uno mismo una fuerza secreta (…) y, sobre todo, rechazar cualquier compromiso con las creencias inútiles, el ilusionismo de las ideologías consoladoras” (Je devrais me taire, Exils, 2004) ¿Es posible que Loi no lo conociera? Bernard Malamud ya había escrito sobre la fuerza que dispensa Spinoza a quienes viven recluidos en una soledad destructiva. Era en 1966, en su novela The Fixer, el mismo año en que Loi, nacido en 1950, leía los fragmentos escolares de Spinoza. También Gilles Deleuze citaba a Malamud en su libro sobre Spinoza, pero eso era en el año 1970, cuando Loi se dedicaba a asaltar bancos y seguramente leía lo justo. Spinoza proporcionó al recluso Emmanuel Loi el secreto de la supervivencia cuando todo invita al suicidio. Sin embargo, un amigo mío, JE, usó una estrategia distinta. Cayó preso en tiempos de Franco, unos años antes que Loi y por motivos políticos. Una vez en el calabozo de la comisaría, tuvo la misma sensación de exclusión y abandono, la misma tentación de acabar de una vez, pero llevaba consigo un remedio. No era la Ética de Spinoza, sino una pastilla de LSD que había ocultado entre los dedos de los pies. Tras su paso por Spinoza y la soledad, Emmanuel Loi se dedicó a la literatura y hoy es una de las figuras de la novela francesa. Tras su paso por el LSD y la soledad, mi amigo se dedicó a las matemáticas y hoy es un prestigioso investigador. Caminos cruzados. De la geometría moral de Spinoza, a la literatura. De la alucinación lisérgica, a la matemática. Inversiones del trayecto, cruce de caminos, reacciones químicas contrarias que se producen en el sorprendente laboratorio de la soledad. Este es el novelista convicto.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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