Skip to main content
Blogs de autor

Primavera mortal

Por 29 de marzo de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Ahora que abril ya mocea en algunos árboles del Jardín de Luxemburgo (sólo en algunos, pero no en otros; peculiar e injusto capricho que trae a la resurrección unos individuos antes que otros, como seguramente también sucederá entre los humanos con permiso para resucitar), he recordado una escena antigua, cuando me acerqué a Dachau, el primer campo de concentración que ordenó construir Hitler, cerca de Munich, en fechas también primaverales.

Los hornos de Dachau ardieron con maldad metódica y sin descanso, ensayando el camino de los grandes verdugos industriales, Auschwitz, Mathausen, Birkenau, ideados todos y mejorados a partir del prototipo bávaro.

Pero cuando lo visité era primavera y el autobús que lleva hasta el campo cruzaba prados y rodaba bajo enormes tilos como un gran insecto en busca de su efímera pareja, tembloroso y excitado ante tan augusta prueba, la reproducción, ensayo de la resurrección, y como ella otorgada a unos pero no a otros, y a algunos antes que a los demás.

Casi todos los que ocupaban el autobús eran turistas americanos muy jóvenes y yo no comprendía por qué aquellos espléndidos animales de cuerpo atlético (ellos con el pelo corto y camisetas Fred Perry, ellas con escuetos shorts muy ceñidos), acudían a un lugar tan macabro como Dachau. Ajo y zafiros. Estrellas entre gusanos.

Al llegar, se arremolinaron en torno a los carritos que vendían hot dogs, coca cola y bretzels con bulliciosa algarabía. Los caminos entre barracones lucían una cinta floral a modo de zócalo y en las plazas centrales brillaban los arrayanes de mirto recién cortados. Todo lo viviente estaba hinchado de fluidos y a punto de estallar.

Me sentí desolado y perdido, yo que no tenía ningún pariente asesinado por los alemanes, al observar a aquellos jóvenes que acudían joviales “al lugar donde murieron los abuelos”. Comían sus hamburguesas, entraban en los barracones cogidos de la mano, se abrazaban y besaban en los rincones oscuros donde yo creía ver ojos de fósforo, y en fin pasaban unas horas felices en la tierra que acogió la ceniza de sus ancestros. Desolado y perdido.

Hasta que me dije que tenían toda la razón, que había vuelto a resucitar la primavera, que eran hermosos, fuertes y perdurables como los tilos de la carretera, que olían como los arrayanes de mirto recién cortados, y que esa es la mayor victoria de los humanos contra la muerte, la maldad y el odio.

Seguramente, la única.

profile avatar

Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Obras asociadas
Close Menu