Félix de Azúa
Lo mejor de la última película de Spike Lee (The Man Inside) no es la película, aunque supera con creces sus anteriores intentos de combinar una gota de sociología con el lenguaje macho que (según afirma) le permite exponer una cierta reflexión política a sus hermanos de los barrios criminales.
Será mejor que lo traduzca.
Spike Lee dice tener como propósito artístico consciente la construcción de un lenguaje que sea accesible para las gentes pobres y criminalizadas de los barrios negros americanos, a los que desea abrir los ojos. Con este propósito moralizante justifica dos acciones contrarias: se gana la voluntad del público blanco, culto y políticamente correcto, al tiempo que se permite facilidades comerciales que el público blanco y culto condenaría en cualquier otro artista. Eso es nadar y guardar la ropa con estilo.
Por esta razón el cine de Spike Lee a mi me ha sonado siempre lejanamente a cine español. Un cine que pretende ser ideológico, pero sólo para ocultar la codicia del taquillazo. La diferencia es que la parte comercial de Spike Lee cuenta con la mejor industria cinematográfica del mundo, de modo que sus películas son tan espléndidamente comerciales como casi todo el cine americano. En tanto que el cine español que dice no querer ser comercial, en efecto, no lo es, pero no porque no quiera.
Sin embargo, lo mejor de la última película de Spike Lee, como iba diciendo, es la canción con la que se inicia y termina. No figura en los principales títulos de crédito, donde la música viene firmada por el habitual (y gris) Terence Blanchard. Sólo se la menciona al final y en letra pequeña. Es la potente Chaiyya Chaiyya Bollywood Joint del prolífico A.R. Rahman, un tema que viene de la película Dil Se, de 1998, adaptado a hip-hop por el grupo Punjabi MC. Chaiyya había sido ya un éxito en India. También en DVD: lo bailaban los actores y comparsas del film en el techo de un tren a toda velocidad. Lo pasan en los pub ingleses a todas horas.
¿Por qué lo ha ocultado Spike Lee? ¿Había razones de copyright? ¿Motivos económicos? Sin embargo, ponerla como portada y colofón de su película la ha convertido en un artículo de culto que se está copiando por millones a través de Internet.
La teoría de la sospecha me inclina a pensar que Lee ha tratado con discreción a Rahman porque conoce a su gente y sabe que los hindúes son execrados por los racistas negros (la película se permite una escena burlesca sobre el turbante de un sigh), aunque me temo que los racistas negros no son fanáticos de Spike Lee.
No lo sé. Espero equivocarme. En todo caso, A.R. Rahman le debe el mejor lanzamiento que puede desear cualquier músico del tercer mundo.
El original está aquí.