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La Academia de los Menospreciados

Por 4 de mayo de 2006 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Volví a ver Manhattan el otro día y me quedé enganchado con la Academia de los Sobrevaluados que inventan los personajes de Diane Keaton y Michael Murphy para burlarse de aquellos consagrados de la cultura a quienes consideran indignos de semejantes laureles: gente como Mahler y Van Gogh, por ejemplo. Woody Allen utiliza esta Academia ficticia para burlarse a su vez de los snobs interpretados por Keaton y Murphy. (Es gracioso cuando se mofa de la forma en que ella dice Van Gogh: “¡Van Goj…!”)  Quizás debido a mi alma de defensor de pobres y minusválidos, me quedé pensando a quién incluiría en una Academia de los Menospreciados, que agruparía a aquellos artistas que nunca han gozado de las mieles del éxito o recibido una atención acorde a sus méritos.

Habría que definir los términos de la membresía. En primer lugar deberían figurar aquellos artistas que a pesar de contar con un mínimo reconocimiento crítico y de público, se ven obligados a encarar cada nuevo trabajo como si fuese el último porque nunca saben si volverán a darles una oportunidad. Gente como Lloyd Cole, que siempre ha volado debajo del radar de la percepción masiva y que quizás encuentre problemas para financiar cada nuevo disco. Hace un tiempo atrás hubiese incluido aquí a David Cronenberg, pero el canadiense parece haber resucitado crítica y comercialmente con A History of Violence. (Que no me gustó, dicho sea de paso, a pesar de tanta alharaca.) También pienso en Richard Price, que ha escrito novelas magníficas como Clockers pero nunca termina de consagrarse públicamente. (Quizás no lo tomen del todo en serio porque tiene la osadía de escribir guiones de cine, además: qué caradura.)

Pero también sería justo incluir a aquellos que han obtenido éxito popular a pesar de que la crítica los maltrata contínuamente: Jim Carrey, por ejemplo. Yo entiendo que ha hecho películas olvidables, pero si al tipo lo han convocado Michel Gondry, Frank Darabont y ahora Tim Burton debe ser porque algo tiene, ¿no les parece? O gente como Daniel Handler, el autor de los libros de Lemony Snicket. (Dicho sea de paso, la película sobre el primero de los libros, en la que actuaba Jim Carrey, debió tener y no tuvo el éxito que hoy tienen tantas porquerías animadas que no son de Pixar: era buena de verdad.) Ahora que Handler publicó Adverbs, su primer libro para adultos desde el éxito de Lemony Snicket, la crítica le frunció la jeta como si dijese: “Mejor que siga dedicándose a los libros infantiles”. ¡Si Handler ya era un gran escritor gracias a los libros infantiles!

Y también debería contar con un ala honorífica, que reúna a aquellos que quizás conocieron la fama y el prestigio en vida, pero que hoy han sido casi olvidados dado que la moda privilegia en este tiempo a otra clase de artistas. Pienso que habría que reinvindicar a Emilio Salgari, por ejemplo. Y a Hugo Pratt. ¡Y al soberbio David Lean, el director de Lawrence de Arabia y de El puente sobre el río Kwai!  (Un cineasta que de seguir vivo debería dedicarse a otra cosa, porque ya no se pueden hacer películas épicas con complejidad psicológica y política; hoy los grandes presupuestos demandan personajes pavotes y unidimensionales).

Tal como ven, sería una Academia multitudinaria.

Y ustedes, ¿a quién incluirían?

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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