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El ejecutivo

Por 4 de mayo de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

He conocido a un ejecutivo petrolero. Es uno de esos hombres que de sólo verlos sabes que viaja en Business Class: la mirada de seguridad, la corbata de seda, el porte de quien maneja mucho dinero y a mucha gente. Como cuando bebo me pongo de izquierdas, me he acercado a reprocharle el hambre en el mundo. O en particular, en América Latina, su territorio. He barajado un par de abordajes, y al final he puesto el rictus justiciero pero también la mirada irónica. Y le he dicho:

-¿Y cómo les va con Hugo Chávez?
-Genial. No molesta para nada.

No esperaba esa respuesta. Me pregunto cuándo va a soltar la previsible andanada de insultos y carajos.

-¿Cómo que no?
-Tiene un montón de dinero del petróleo y hace proyectos de asistencia social. Pero con nosotros no se ha metido. Chávez ha convencido a todo el mundo de que ha hecho grandes cambios, pero la estructura de la propiedad sigue igual.

Trato de ir por otro lado, a ver si encuentro la revolución por alguna parte.

-Pero Evo, por ejemplo, detuvo a dos ejecutivos de Repsol hace poco.
-Sí, para fastidiar.

En este momento, el ejecutivo se sirve un canapé de queso. Yo me angustio:

-¿Pero ellos contrabandearon o no?
-Sí, pero con permiso. Se les vencía la licencia y la renovación tomaba veinte días. Pidieron no dejar de vender a las refinerías en ese lapso y el estado aceptó. De repente, un juez llamó a la compañía y dijo que le había llegado una orden de detención, y que si quería seguir siendo juez, tenía que firmarla. Por eso desaparecieron por un tiempo. Cuando Repsol aclaró las cosas con Evo, se entregaron. Aún así, los detuvieron incumpliendo acuerdos verbales. Pero poco a poco, van cumpliendo. Es una demostración de fuerza pero no van a condenar a esos dos, está claro.   
-¿Es necesaria esa demostración?

Aquí, el ejecutivo se come dos bocaditos de queso, para pensarlo bien.

-El precio del petróleo está muy alto –dice al fin-. El margen que deja es bastante. Y también es capital político. Chávez regala petróleo a Cuba, pero con eso sostiene a los médicos y profesores que le dan popularidad. En el plano internacional, su petróleo barato lo hace imprescindible para los países más industrializados de la región. Evidentemente, quiere ampliar su margen en detrimento de las empresas privadas. Lo mismo Evo. Es lógico. Es rentable por donde lo mires.
-¿Y ustedes no están furiosos?
-Lo damos por sentado. Forma parte de un estado soberano. En España, los hidrocarburos también son del estado. En Chile, el cobre, principal recurso natural, es del estado. Los operadores privados tenemos en nuestros contratos cláusulas que fijan nuestra participación según un “beneficio razonable”. Los abogados odian esa cláusula porque es interpretable. Pero es la que nos deja las manos libres para llegar a acuerdos. Si se gana demasiado dinero, el estado querrá más. Si se gana poco, necesitará más inversión privada. Ahora el petróleo está caro y sabemos que debemos ceder. Luego, el precio bajará, y nos pedirán que entremos. Eso se llama negociar. Y se hace siempre.
-No puede ser ¿Y todo el follón que hay montado con Chávez y sus cosas?
-Eso es política. Evidentemente, a los americanos no les hace gracia que un tipo que se pasa la vida insultándolos tenga un montón de petróleo. Pero no tiene que ver con sus acciones concretas. Es sólo política.

El ejecutivo se entrega a sus canapés de queso, y yo me quedo pensando que no se puede ser tan de izquierda con gente tan centrada. Pero que así tampoco se puede discutir rabiosamente, que es lo que nos divierte.    

Y sin embargo, luego me despierto con la noticia de que Evo Morales nacionaliza los hidrocarburos y ofrece seis meses a los empresarios para negociar o largarse de Bolivia. Imagino que a mi amigo el ejecutivo se le han atragantado los bocaditos de queso. Debo confesar que mi desayuno ha corrido la misma suerte.

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