Félix de Azúa
Creo del mayor interés advertir a mis amigos sobre la aparición de una nueva revista en Francia. Su título lo dice todo: Philosophie Magazine. Y según su director, Alexander Lacroix, pretende concilier philosophie et journalisme. Que ambas cosas sean conciliables es ya un manifiesto filosófico de notoria radicalidad. Sobre todo en Francia.
Sería fácil burlarse de la afectada intelectualidad francesa. Sin embargo, en España tenemos esa revista llamada Qué Leer, inconcebible en ningún otro lugar del mundo y que combina muy profesionalmente periodismo y literatura con gotas de revista del corazón.
La revista francesa recién aparecida también es un modelo de edición. Incluye una entrevista con Michel Onfray, artículos sobre Zizek, Deleuze, las utopías clásicas, una carpeta de artículos sobre Spinoza y un cuadernito con la traducción comentada de uno de sus textos. En fin, materia para ocupar una semana.
Burlarse de ella sería estúpido. Afirmar la imposibilidad de que la filosofía se concilie con el periodismo, una obviedad. Es más fructífero pensar en cómo ha sido posible semejante operación en un país que en los años setenta se había tomado muy en serio la filosofía. Es posible que la pérdida de seriedad, de morgue, no sea tan mala noticia para el pensamiento francés.
Porque quizás responda a que un reducido pero considerable grupo de personas (han de ser jóvenes, por el tono general de los artículos) prefiere leer revistas sobre Nietzsche y Spinoza que sobre Zidane, la última moda en piercing o los abortos de la princesa Carolina. De ser así, no está mal.
Aunque no me cabe ninguna duda de que si se produce la conciliación de filosofía y periodismo, ello supondrá la desaparición del periodismo.