
Félix de Azúa
Todos los países tienen el parque temático que se merecen. Es el mejor retrato del inconsciente nacional. Lo que suele ocultarse por vergüenza o buen gusto se exhibe en el parque de un modo impúdico y orgiástico. En consecuencia, pregunté dónde estaba el parque temático de Suiza, país mas raro que un ornitorrinco. Tras varias consultas me dijeron que lo mas parecido a un parque temático, articulo desconocido en la Confederación, era la aldea de Gruyères, cantón de Friburgo, el lugar más visitado de Suiza y donde se puede ver en directo la fabricación del queso de Gruyère, monumento nacional indiscutible.
Allí me fui, intrigado por los campos de cultivo del agujero que llevan esos quesos. Para mi decepción, descubrí que el queso de Gruyère no lleva agujeros y que es un error confundir el gruyère con el emmental. Era la segunda vez que patinaba. La primera fue hacerle caso a Orson Welles y preguntar por el mejor lugar para comprar un reloj de cuco. Los amigos suizos ponían caras de consternación porque en Suiza nunca se han fabricado relojes de cuco, pero desde que Welles dijera que es lo único que el mundo debe agradecer a los suizos se ven en la obligación de importarlos por toneladas desde Alemania para satisfacer al turismo.
La aldea de Gruyères, en efecto, es un parque temático con el detalle de ser verdadero, algo imperdonable en un parque temático. Tiene hoteles, restaurantes, castillo, visita a una fabrica de queso y cuanto exige un lugar sobre el que cae un millón de ociosos al año, pero todo es de verdad, lo que decepciona un poco. El castillo es real, el queso se come, los hoteles y restaurantes son honrados. Una calamidad. Por fortuna, hay un lugar propiamente temático: un bar y un museo dedicados a la película "Alien" porque H.R. Giger, diseñador de aquellos costillares, espinazos, calaveras oblongas y demás horrores, es suizo. No puedo describir lo que se siente al beber una pera Williams sobre fondo de cien cabezas de bebé comidas por gusanos. Piramidal. A Fernando Savater le chiflaría este cruce de queso con mitomanía, todo en el mismo agujero. El viaje estaba salvado.
Artículo publicado en: El Periódico, 5 de abril de 2008.