Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Desde que profesé tristeza

 

No se sabe en qué consiste el prestigio de la tristeza, porque no está acreditado que el triste deje de mentir, dé provecho, o se vuelva genial. Lo seguro es que, aprovechando la confusión, la raza irritable de los poetas exhibe patente de tristeza. También los historiadores, según Guicciardini, deben tener su hito y referencia en la expresión del “justo dolor ante la desgracia pública”. O sea que hay, creamos a los expertos, una elocuencia de la queja que se cotiza para mejor aliño del papel.  Esa quejumbre de alioli es viejísima en poesía, tanto como la métrica. El dístico elegíaco consiste en hacer un segundo verso con un pie menos, de manera que se imita el desaliento, como si viniera del alma un hipío, y hace el efecto de estar transido por el dolor y “no tener palabras”.

El gran Camões, muy malicioso conocedor de los tópicos del género quejoso escandidos desde Ovidio a Garcilaso, compuso hacia 1550, cuando tendría unos treinta años, Escrita de Ceuta, una carta fingida que contiene un ensayo magistral sobre el poeta y su tristeza, que es como decir su fondo de armario. La pieza es insólita porque trata de lo que hoy se llama metaliteratura, un género cuya inauguración se atribuía hasta hace poco a Lope de Vega, con aquel soneto que le mandó hacer Violante. Al poco de empezar, Camões sirve este mote travieso:

No quiero y no quiero

Jubón amarillo,

Color que muestra dolor

Quiero, y no quiero

Jubón amarillo

Plano secuencia de Camões matinal, con su laurel ceñido, en calzas y coleto, tañe la cítara de clara sonoridad, hecho un Aquiles dubitativo, y entona muy tenor y tristoso quero e não quero jubão amarelo, ante su ropero. El vestuario áureo, como saben los profesionales, es para hazañas de armas y hallazgos de tesoros. El mote aquí  trasladado en primicia absoluta ha sido, sostiene Camões, “escogido en la manada de los rechazados; y cuido que no es tan dedo quemado que no sea de los que el rey mandó llamar”.

Este pasaje ha sido objeto de debate enconado entre los expertos camonianos. Hernãni Cidade propuso famosamente: “dedo quemado es lo mismo que cosa rechazada”. Yo, disculpen la certeza, creo más bien que en el dátil socarrado va la imagen del moribundo con la candela en la mano, símbolo litúrgico de la iluminación por la fe, y método científico forense de la época: cuando el muerto ya se había muerto bastante, la vela le quemaba el dedo, lo cual probaba su estado de fiambre. Camões se burla así de los cadáveres rimados, epopeyas en salmuera y redondillas en espera de destino, que el poeta guarda en la despensa para cuando sea menester. El mote, aun siendo fiambre, no era tan desechable que no quisiera verlo el rey Juan III. Esto último quizá sea farol, porque los reyes no quisieron ver a Camões sino tarde, mal y nunca. Dicho Juan III se molestó regiamente por unos pasajes camonianos de la comedia El rey Seleuco. Y más cosas de reyes: cuando Felipe II adquirió Portugal, fue a Lisboa, y ordenó presencia y audiencia de Camões; pero hacía un mes que al poeta le habían puesto la candela en la mano. Os Lusiadas se había publicado poco antes y traía un curioso lance profético: en la especiada Calicut, el dios Baco había tomado la forma de Mahoma para sublevar a los musulmanes y de ahí, del dipsómano capitán de abstemios, venía la cebada.

Escrita en Ceuta tiene un principio memorable, irónico hasta la deconstrucción, donde Camões, siglos antes de Gogol, Kafka, y los superagentes secretos, propone la quema y cuidadoso olvido de sus propias líneas para que la posteridad no tuviera noticia:

“Ésta va con la candela en la mano a las de vuestra merced; y, si de ahí pasara, sea en ceniza, porque no quiero que de mi poco coman muchos. Y si todavía quisiera meter más manos en la escudilla, mándole lavar el nombre, y vaya sin cuños.”

Lo genial del pasaje está en que ha sido tomado al pie de la letra por cuatro siglos de lusitanismo severo. Desde su primera impresión en 1598, a ninguna generación lusitanista le ha faltado su crítico empeñado en descifrar con profesional melancolía —ya está dicho en otros sitios que la poética querencia por la melancolía y la desdicha, la nostalgia y el anhelo de maravilla, siluetean la literatura portuguesa, pero no se ha dicho que igual de importante es la ironía, esa particular cortesía de los grandes autores que ven la luz en la bellísima boqueada final del Tajo, desde Camões a José Bandeira — descifrar, decíamos, por qué querría el poeta, oh dolor, que el desconocido destinatario quemara su carta. Las teorías propuestas se pueden amontonar en dos: la carta original tendría una tinta secreta que se leería al trasluz de una vela, y Camões temía a los plagiarios que le pirateaban las epopeyas. Respecto a lavar el nombre, no ha habido otra que recurrir a la humildad sobrehumana del genio.

Pero, a la luz de recientes excavaciones, nos hemos visto arrempujados a concluir que “Ésta va con la candela en la mano a morir en las de vuestra merced” no quiere decir que la carta ya se va muriendo porque os mando que en cuanto llegue ahí la queméis, sino todo lo contrario: proclamo que nace ahora mismo para la posteridad gloriosa y haréis saber a todos que es mía, y vaya con cuños. Camões lo dice al revés, porque se trata de una ironía de retrogusto, algo que se nota al ver que la carta es un inventario genial de los plumajes y pies de verso del poeta que ha de hacerse el humilde y el triste.

Después vienen unas catas de Garcilaso, y luego Séneca, Ovidio, Boscán, Manrique, muy bien traídos, ligados, y emulsionados con bellos versos de Camões, emprosados y en rincles cortas, grandes reservas y recién presos. Y todo muy triste, y de morirse. 

Llegan luego los confites de ahorcado, celebradísimos, de donde Quevedo sacó su chiste de los pasteles de fiambre en el Buscón. Así nació la leyenda barroca de que los confiteros hacían pasteles de cuatro maravedís con carne de ajusticiado. Pero Camões en Escrita de Ceuta sólo juega con una locución cuando dice “Atended que no son malos confites de ahorcado para los que están con la soga al cuello”. Confites de ahorcado es sinónimo de halago, mimo o fiesta a la que sigue pésimo trago, disgusto y maltrato, todo junto; y viene del último capricho concedido al condenado. Este pasaje, como otros muchos de la pieza, recuerda que el lusitanismo, noble especialidad legendariamente nacida en 1580 para trasladar al español Os Lusiadas por urgente mandato del rey Felipe II, ha coronado cumbres, pero aún nos debe la lectura de Escrita de Ceuta.

El humor es de ahorcado à la Villon, y la textura, milhojeada. Toda la obra está ceñida por un jaretón disimulado donde trabaja, tensa y vibrante, la ironía de un poeta extraordinario que se burla del oficio. Una líneas antes del mote cantado al jubón amarillo, sostiene Camões: “Vos, si viene a mano, esperáis de mí palabritas risueñas, ahorcadas de buenos propósitos. Pues desengañaos, que desde que profesé tristeza…” Nadie esperó jamás de Camões palabritas de ésas, sino palabras gravísimas, y la mención al lector falsamente esperanzado es otra ironía tan bien plantada que aún quieren identificar al destinatario. Ahorcadas de buenos propósitos quiere decir trenzadas en una horca, como los ajos y las cebollas, y también guindadas por el cuello. Ahora, en lo de profesar tristeza, ahí le dio la risa.

Aunque no supiéramos otra cosa de Camões, y Os Lusiadas se hubiera perdido en el verde mar de Mozambique o en la desembocadura del Mekong, sólo leer Escrita de Ceuta y saber que se ha tomado por carta real, escrita por un poeta muy triste a un señor concreto, nos probaría que se trata de la obra extraordinaria de un gran poeta.

 

 

 

 

 

Leer más
profile avatar
28 de octubre de 2010
Blogs de autor

Christa Wolf, premio Thomas Mann

Chista Wolf El prestigioso premio Thomas Mann, el más importante de Alemania, esta vez cayó en manos de una escritora con trayectoria: Christa Wolf.  Dice la nota:

La autora de 81 años recibió el premio, valorado en 25.000 euros, por una obra ?que investiga las luchas, esperanzas y errores de su época de una forma crítica y autocrítica, con profunda seriedad moral y poderosa narrativa?, indicó el jurado en un comunicado.    Peter Guelke, escritor y musicólogo que ofreció un discurso en la ceremonia de premios, dijo que Wolf es ?una autora cuyas palabras significaron -y siguen significando- mucho tanto en la Alemania Oriental como Occidental?.    Wolf saltó a la fama con la publicación de Cielo dividido en 1963, una novela que investiga los retos y problemas a los que se enfrentaban los alemanes que vivían bajo el Gobierno comunista en el lado Este de la Cortina de Hierro.    Otras obras conocidas de la autora son su novela de 1968Reflexiones sobre Christa T., que retrata la desilusión de una mujer de la Alemania Oriental con el estado socialista en el que vive.    El libro fue prohibido por el Gobierno, que temía que la novela pudiera causar ?desorientación ideológica?.    Aunque Wolf se unió al Partido Socialista de Unidad alemán en 1949 y fue miembro hasta 1989, su actitud hacia el Estado comunista de Alemania Oriental era ambivalente.    En 1993 se hallaron documentos que revelaron que había trabajado como informante para la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental, entre 1959 y 1962.    Entre 1968 y 1989 Wolf estuvo bajo vigilancia de la Stasi por expresar opiniones divergentes con la doctrina oficial.    La experiencia sirvió después como tema de su obra semi autobiográfica Lo que queda, que cuenta la historia de una escritora que se siente perseguida al ser espiada por la Stasi.    El texto despertó la polémica cuando se publicó en 1990, años después de ser escrito en 1979.    Los críticos de Wolf aseguran que debería haberlo publicado antes de que el fin de Alemania Oriental fuera inminente. Dejarlo hasta que Alemania se encontrara al borde de la reunificación fue una prueba de su cobardía y oportunismo, según afirmaron.    Otros consideran que la novela es insensible hacia los que realmente sufrieron bajo el comunismo en el país. Después de todo, Wolf había logrado el respeto de los funcionarios del régimen y disfrutaba de privilegios por ello.    La escritora fue una de las mayores críticas a la reunificación alemana, e hizo campaña públicamente para que siguiera existiendo una República Democrática Alemana independiente.

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

Ariel Magnus en Fránkfurt

Ariel Magnus en Alemania El escritor argentino Ariel Magnus presentó en la Feria del Libro, en TV, la traducción de su novela Un chino en bicicleta. Se habló de la xenofobia. Dice la nota en la Revista Ñ:

Magnus, que no viajó a Frankfurt para hablar de los turcos, sino de los ?chinos?, aprovechó la volada y en el set que la ARD (suerte de canal Encuentro local) armó en la Feria del libro, les cantó las cuarenta sobre los prejuicios raciales. Y lo hizo en alemán. Enfocada en su premiada novela Un chino en bicicleta, la charla con Magnus derivaba rápido a la arena de las extranjerías. ?Me permití decir algunas de las cosas que pienso sobre cómo los alemanes están tratando el tema?, dijo Magnus. En síntesis, y como el mismo lo repite en este video para los que no entendemos la lengua de Goethe, dijo: ?Ustedes se buscan problemas que no tienen, se los inventan?. Triste invención la de Sarrazin y sus argumentos defensores de lo ultra-alemán, de lo alemán autóctono. No ha hecho ni más ni menos que sembrar una sospecha que prende fuerte aquí, en Alemania. ?Hay un serio peligro de que Alemania se islamice?, ha dicho este ¡socialdemócrata! diputado y consejero económico del Deutsche Bank. Para él, y ya es todo un nombre Sarrazin, en tres generaciones se produciría el fin de la cultura alemana. Y la culpa la tendrán los turcos y los inmigrantes árabes, ?que se reproducen más, cuestan más de lo que aportan y no se integran a la sociedad germana?. Todos problemas inventados, como dice Magnus frente a cámaras. Pero de tan inventados se vuelven reales. Magnus lo comprueba en persona. A la salida de su entrevista con la ARD, una jovencita alemana lo espera con la foto de un bife absolutamente crudo. Tras un saludo, muestra de su buena educación, le entrega el bife a Magnus y le pide el título de un libro a cambio. Desconcertado, Magnus le ofrece Ficciones, de Borges. La alemana no entiende, pero igual se lleva el bife. ?Es increíble que haya gente que no conozca a Borges?, dijo Magnus. De todo lo otro que puede resultar increíble, ya teníamos varias muestras gratis. Y bien reales, aunque parezcan inventadas.

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

Wikileaks, la insurgencia

Olvidémonos ahora de la personalidad de Assange. También de los efectos políticos del desvelamiento masivo de documentos militares sobre las guerras de Afganistán y de Irak. Olvidémonos también del periodismo convencional, tan denostado pero también tan útil para el adecuado efecto de la filtración. Centrémonos en la esencia de la acción emprendida por Wikileaks: aprovechar los huecos legales de las legislaciones nacionales y de las normas internacionales en el funcionamiento de las comunicaciones digitales para dar publicidad a documentos secretos o reservados; utilizar luego la publicidad proporcionada por el escándalo para atraer a todos quienes tengan documentos del mismo tipo, de imposible difusión por los canales habituales; convertirse finalmente en un órgano informal y global de control y vigilancia sobre las actividades de los poderosos del signo que sea, Estados, empresas o particulares.

¿Es esto periodismo? Es evidente que no. Para su buena difusión necesita del periodismo, de un periodismo además atento y de calidad, capaz de ordenar los contenidos de los documentos y de dar forma comprensible a la denuncia. Pero sin ser periodismo, está bien claro que absorbe una parte del papel jugado por el periodismo en su reciente historia como contrapoder y que lo hace porque se han creado márgenes nuevos en los que el periodismo no ha sabido o no ha podido actuar. Wikileaks es una forma de insurgencia informativa, que sólo puede funcionar en la época de la difusión vírica de las comunicaciones y de la desaparición de las fronteras entre comunicaciones públicas y privadas. Pocos fenómenos vinculados a la globalización tecnológica tienen un potencial trasgresor tan grande. Hasta el punto de que ni siquiera importa la trayectoria pasada o futura de Assange y de su Wikileaks, porque el futuro, nos guste o no nos guste, estará lleno de iniciativas de este tipo. El ejército norteamericano, de entrada, deberá cambiar sus sistemas de comunicación. No para evitar que se filtren documentos como los 90.000 del anterior golpe o los casi 400.000 del segundo, si no para evitar que las acciones militares dejen rastros audiovisuales o escritos como sucede ahora. La publicación de estos documentos, probatorios de una amplia gama de delitos cometidos por soldados y civiles de distintas nacionalidades (norteamericanos, británicos e iraquíes principalmente), deberá tener consecuencias de orden judicial y probablemente penal. Pero tiene consecuencias también respecto a nuestro conocimiento de las guerras de Irak y de Afganistán, que son ya a estas alturas las contiendas mejor documentadas de la historia, sobre las que los historiadores podrán alcanzar casi la perfección en la reconstrucción de las secuencias detalladas de acontecimientos. También hay que empezar a pensar, ante la reacción preventiva que es de esperar, que probablemente serán las últimas guerras que puedan ser objeto de tal escrutinio. Las filtraciones de Wikileaks, así entendidas, son la última y más catastrófica manifestación de la estrategia bélica emprendida por Bush y sus neocons en Afganistán y en Irak, basada en un análisis erróneo de la realidad geopolítica de estos países y en una comprensión todavía más equivocada del mundo en el que vivimos y de su evolución tecnológica. Rumsfeld quería un ejército muy pequeño, altamente tecnificado y automatizado al máximo, acompañado de ejércitos privados contratados para las tareas más sucias, y creía que con estos nuevos conceptos haría una exhibición de poderío militar y económico que se traduciría muy rápidamente en la hegemonía norteamericana y produciría unos efectos pacificadores en pocos años en todo el Gran oriente Medio. Lo contrario es lo que ha sucedido: la tecnología todopoderosa se ha rebotado contra el Pentágono, un Irán reforzado por la caída de la dictadura sunita de Sadam ha extendido sus tentáculos desde Afganistán hasta Líbano, y la insurgencia informativa global ha humillado a la superpotencia subrayando e incluso probando sus errores de fondo y sus crímenes de guerra, y lo ha hecho de forma tan devastadora que sus efectos alcanzan de pleno al actual presidente demócrata que dijo oponerse a la guerra de Irak y que quiere terminar de una vez con la de Afganistán. No es extraño que Wikileaks haya recibido el apoyo y la solidaridad de Daniel Elsberg, el funcionario que filtró los Papeles del Pentágono sobre la guerra del Vietnam, en su caso utilizando una fotocopiadora y entregándolos a un periódico como el New York Times. Después de la filtración de Wikileaks, es posible que se produzca el auténtico final de las guerras de Irak y Afganistán, al igual que sucedió en Vietnam después de la publicación de los Papeles del Pentágono. Pero también es muy probable que se entable una nueva batalla legal sobre el derecho a difundir dichos documentos. En julio de 1971, el Tribunal Supremo norteamericano falló a favor del New York Times en una sentencia que fue acogida con enorme alivio por los periodistas y la opinión pública liberal, después de quince días en que una orden judicial hubiera paralizado la publicación de nuevas entregas de los documentos. Saber si Wikileaks hace o no periodismo, por tanto, pertenece a un cierto tipo de ejercicio académico. Lo que es seguro es que estamos hablando de la revelación de secretos y de la libertad de expresión. Que cada uno escoja de qué lado quiere estar en un combate de este tipo. (Entrevista con Daniel Elsberg en Democracy Now; mi post sobre Elsberg y Wikileaks del pasado julio).

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

La dignidad del espíritu humano

Es obvio que la reflexión filosófico- ontológica sobre la naturaleza, lo que en otra época se llamaba Philosophia Naturalis, que me ha ocupado- y seguirá haciéndolo- a menudo en estas páginas no puede realizarse sin soporte en  "la ciencia natural de nuestra época", según la expresión de Heisenberg. Pero la dificultad  inherente a toda disciplina especializada hace que para el filósofo sea en ocasiones difícil seguir a los físicos en los meandros de sus discusiones técnicas y acabe tirando la toalla. Pues bien: jamás la dificultad técnica puede exhimir  al filósofo al menos  de un esfuerzo para estar en condiciones de determinar aquello que en las  discusiones de los físicos le concierne directamente. Cabe respecto  al problema general de  la physis  decir lo que  Hilbert  indicaba respecto al infinito cantoriano, a saber, que la elucidación de los problemas que plantea "lejos de concernir tan sólo a los intereses de una disciplina especializada, afecta a la dignidad misma del espíritu humano". A tal dignidad es a lo que ( entre apelaciones a la prudencia y la modestia, imprescindibles en las tareas especializadas) se nos invita en definitiva a renunciar.

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

I. Que viva la muerte

Se acerca el día de muertos. Desde la alta valla publicitaria que se asoma a la calzada de Tlalpan, dulces Coronado te invita a probar sus calaveras de azúcar y amaranto, y la única imagen del anuncio es, precisamente, una calavera ornamentada en el hueso frontal que te sonríe con todos sus dientes. Pero luego tampoco te asombres. En la vitrina de Starbucks Coffee en un centro comercial, la sugerencia del día es el Pan de Muerto ("traditional sweet bread") para acompañarlo con un café macchiato, y del techo de una tienda para gente joven, al otro lado del pasillo, cuelga un esqueleto en ropa deportiva que calza unas zapatillas de correr Lacoste, mecido levemente por la brisa del acondicionado. Victoria Secret´s queda vecina. Sólo falta ver un esqueleto hembra luciendo un bra strapless de seductor encaje negro, con la salvedad de la falta de senos turgentes de los que en estas precarias circunstancias la dama, demasiado anoréxica, ya no puede presumir.

Frente a este alegre y despreocupado despliegue de familiaridad con la muerte, tan mexicano, las brujas narigudas de faldas de papel crepé montadas en su escoba, las cabezas de hule de Frankenstein, y ya no se diga las calabazas de un color naranja fosforescente, resultan tan inocentes como si Walt Disney mismo, rey de la fantasía sin consecuencias, fuera el custodio de los sueños más inocentes que puede deparar la muerte en esta disputa comercial por apoderarse de su reino de sombras.

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

Ausencia de letras

El texting o lenguaje abreviado. Ha ya diccionarios texting-castellano,francés, ruso.

Desaparecen sobre todo las vocales. Siendo precisamente las vocales los sonidos matrices del habla, los primeros sonidos del bebé.

De ese lenguaje en proceso que apuntalan las vocales se llega al lenguaje técnico de las consonantes. Los vacíos son los vacíos sentimentales que representan las vocales y permanecen los sonidos prácticos, mecánicos que conllevan las consonantes.

El lenguaje es comunicación y cambia con las formas tecnológicas de hacerlo. Los profesores están temiendo que los exámenes se escriban en texting puesto que no hay modo de negar que este es el lenguaje que se impone en las comunicaciones de jóvenes y que al cabo, para una prueba técnica en los exámenes, sería el más directo y efucaz. ¿Literatura? La literatura, ahora lo sabemos mejor, no se hallaba sobre todo en los adjetivos sino en la elocuencia del aeiou.

Twitter aporta una instantaneidad tanto a las redes sociales más flexibles como a las más densas: permite enviar y recibir en el móvil o en la computadora mensajes de 140 caracteres como máximo.

En inglés, twit quiere decir "imbécil" y "to twit "pinchar". To Twitter es "gorjear". Lenguajes como de pájaro, comidas como de pájaro, coitos como de pájaro. Pequeño, pequeño. Volando, volando. Todo parece estar dicho en un lenguaje de menos de 140 caracteres. Hablar y hablar era la terapia psicoanalítica, "la terapia de darle al pico". Gorjear es la terapia de picotear. El futurista Jamais Cascio sueña con un Twitter equipado de un robot virtual capaz de entender a qué mensajes prestamos atención y a cuáles no, para finalmente sortear todo lo que nos sirve y dejar únicamente lo que nos interesa.

Twitter permite, en definitiva, orientar velozmente la comunicación hacia la acción. Crear en el otro no un mundo de ensueños sino de operaciones. El lenguaje escrito, en fin, pasa de ser una materia prima del arte de la escritura para hacer de la escritura un dispositivo elemental, rayano en el lengua morse, remedando los pitidos cortos y largos aún menos complejos que el gorgeo y en consecuencia, necesariamente más repetitivos. La mente que recibe estos impactos se mueve en un recinto acotado o más acotado comparativamente al espacio que el lenguaje epistolar que se empleaba antes del SMS, la mensajería instantánea (IM) o incluso en los blogs que aunque hijos de las cartas o los diarios tienden a adoptar formal o informalmente el concepto del fragmento, el aforismo, o el haikú. O no: simplemente la forma de decir piando, de hablar mediante un vocabulario arteramente desprendido de materia con el fin de correr más. La velocidad es mutilación.

Pero podría llegarse incluso, como predice la universidad de Bioingeniería de Utah a pasar del cerebro a la mente las palabras pensadas pero no escritas. ¿Todas las palabras pensadas? Puede que sí o puede que no pero es obvio que cuanto más reducido sea el pensamiento, mas corta su frase, más elemental su expresión, más posibilidades habrá de establecer diálogo entre sujetos que no hablen, sólo piensen algo y se grabe a continuación en palabras esa pequeña meditación. Su uso valdría para permitir que personas afectadas de infarto cerebral, trauma o esclerosis lateral amiotrófica) dijeran algo. Algo efectivamente de carácter elemental

Los experimentos se hicieron con pacientes que leían varias veces cada una de las 10 palabras que podrían ser útiles a una persona con parálisis. Es decir: "si", "no", "caliente", "frio","hambriento", "sediento", "hola", "adiós", "más" y "menos". Al leerlas se registraon d´ñebiles señales cerebrales generadas por unos pocos miles de neuronas

El trabajo se publicó en la revista científica Journal of Neural Engineering y el equipo investigador se hallaba capitaneado por el profesor Bradley Greger. La noticia apareció en la prensa en otoño de 2010 (El País 8-9-2010).

Leer más
profile avatar
27 de octubre de 2010
Blogs de autor

¿Necesitamos un reglamento?

reglamento Bajo la insignia vargasllosiana ?¿en qué momento se jodió la literatura?? Enrique Vila Matas se pregunta en El País si no es hora de hacer un reglamento contra los malos libros. Dice la nota:

¿Cómo sería acogida la redacción de un reglamento que rigiera para oportunistas y conjurados? Jamás se alcanzaría un consenso que lo diera por bueno. Pero tratar, al menos, de redactarlo podría ser un buen desahogo, aparte de una estimulante y activa pérdida de tiempo. La primera norma -no iré más allá de ella, porque no soy legislador- podría ser el destierro de todo engreimiento. Por ser esencial para recuperar cierta dignidad, tendría que ser la única norma indiscutible. Es alarmante y desagradable observar, por ejemplo, cómo éxito y vanidad -o fracaso y fanfarronería, combinación también muy frecuente-, se relacionan de un modo tan estrecho como miserable. Nadie que escribe debería ignorar que siempre donde hay soberbia hay ignorancia. Me ha complacido encontrar en Menéndez Salmón, en su impecable y admirablemente arriesgada última novela (La luz es más antigua que el amor), los famosos versos de Eliot: ?La única sabiduría que podemos esperar adquirir / es la sabiduría de la humildad: / la humildad es interminable?. Dicho de otro modo, dicho en forma de máxima oriental, propia de un precursor de Kafka: Donde hay humildad, hay saber. Precisamente la literatura de Kafka, tal como Roberto Bolaño proclamaba, fue ?la más esclarecedora y terrible (y también la más humilde) del siglo XX?. Esta primera norma del reglamento iría ilustrada, por ejemplo, con la imagen conmovedora (o divertida, si se quiere) del genial Glen Gould, tocando el piano casi a ras de suelo, en aquel sillín que no rebasaba los 33 centímetros. ¿O no oímos nunca decir que el verdadero camino va por una cuerda que no ha sido tendida en lo alto, sino apenas sobre el suelo y parece destinada más a hacer tropezar a que se camine por ella? Dadas las circunstancias terrenales, a nadie debería extrañar que la humildad sea la esencia misma de la genialidad.

Leer más
profile avatar
26 de octubre de 2010
Blogs de autor

Versiones de Mark Zuckerberg

Mark Zuckerberg es un ícono. A los veintiséis años, el fundador de Facebook ha sido seleccionado por Vanity Fair como el hombre más influyente de la era de la información, "nuestro nuevo César". No sólo eso: también hay una gran película sobre él, La red social, que ni siquiera se molesta en cambiarle el nombre. Irónicamente, pese a todos sus esfuerzos por mantener su privacidad, este ex-alumno de Harvard no ha podido controlar su "perfil". La versión de Zuckerberg que aparece en la película de David Fincher y Aaron Sorkin será la más conocida por el gran público.
 
Sorkin, uno de los más respetados guionistas en Hollywood gracias a su trabajo en El ala oeste, ha dicho que su fidelidad era a la historia, no a la verdad. Se nota: la película se basa tanto en la vida de Zuckerberg como en algunos estereotipos culturales de larga persistencia. El principal estereotipo es el del nerd/hacker. Para los medios, todos aquellos que trabajan obsesivamente con computadoras son gente de escasa habilidad social, solitarios, incapaces de una sonrisa y algo marginales al sistema. Algunos críticos incluso han sugerido que sólo alguien incapaz de relaciones normales con otras personas podía crear una red virtual de amistades. Sorkin -y de paso Fincher- entienden a Zuckerberg como la versión exitosa del chico retraído al que las mujeres rechazan; alguien que ha hecho todo con tal de conseguir chicas y ser aceptado por los grupos más elitistas de Harvard. Es un marginal de temperamento, pero lo que quiere es ser aceptado. No rechaza el sistema; se cree superior a él y piensa que puede mejorarlo.

Hay partes de otro estereotipo que funcionan para entender a Zuckerberg en La red social: las del genio incomprendido, el visionario dispuesto a sacrificar todo con tal de perseguir su obsesión. El programador de computadoras es el nuevo héroe de nuestro tiempo, narcisista y arrogante y algo asceta (ajeno a las tentaciones del alcohol y las drogas). Zuckerberg representa las máximas aspiraciones del capitalismo: su individualismo salvaje lo lleva a sacrificar a sus amigos cuando se oponen a su ambición sin límites. Es un triunfador que además tiene un proyecto ideológico -un mundo más abierto- que conecta perfectamente con el zeitgeist.

Para tener un retrato más complejo y contradictorio de Zuckerberg, uno debe asomarse a The Facebook Effect, de David Kirkpatrick, y a "The Face of Facebook", un perfil de Zuckerberg publicado por José Antonio Vargas en The New Yorker (20 de septiembre, 2010). El libro de Kirkpatrick es una suerte de "versión oficial" de los hechos, pero aun así, al compararlo y contrastarlo con el artículo de Vargas y con la película, ayuda a rellenar ciertos huecos. El principal es que Zuckerberg puede ser un nerd y un geek --sabe cuatro idiomas, entre ellos griego y latín, y es considerado un "genio de la programación" desde la adolescencia--, alguien "intensamente introvertido", pero no es un inadaptado. Tanto Kirkpatrick como Vargas insisten en que Zuckerberg es simpático en persona, y con suficiente talento y carisma como para manejar una empresa de mil quinientos empleados. Se lleva muy bien con su familia (una de sus hermanas trabaja para él). Tampoco ha tenido problemas para conseguir amigos o parejas. Es un inveterado bromista.  

El Zuckerberg de Sorkin es una gran creación, pero quizás sea hora de crear nuevos estereotipos. ¿Qué tal, para comenzar, un nerd con amigos, un geek exitoso con las mujeres, un solitario capaz de relacionarse con la gente, un tímido que de pronto se desmarca con una broma? ¿Qué tal, para comenzar, alguien como el verdadero Mark Zuckerberg?

(La Tercera, 26 de octubre 2010)

                                 

Leer más
profile avatar
26 de octubre de 2010
Blogs de autor

TERAPIA DE GRUPO de Dany Salvatierra

RESEÑA SIN PLUMAS por Luis Hernán Castañeda UNA ESCRITURA DE CRUELDAD Y PERVERSION En una conversación que mantuvimos hace algunos meses, Dany Salvatierra, autor de uno de los libros de cuentos más singulares de los publicados este año en el Perú, hizo un comentario casual que me reveló, de golpe, su poética de lectura y escritura. Me tomo la libertad de recrear esa declaración: ?Confieso que prefiero esas historias en las que los personajes sufren un gran dolor físico, emocional o de cualquier otra índole, pero continúan actuando y expresándose normalmente, como si en realidad no sintieran nada?. Aunque lo parezca, esta preferencia a la vez sádica y piadosa no implica una perogrullada: si bien es una verdad aceptada por todos los lectores, al menos los cuerdos, que los personajes literarios no sienten ni razonan como los seres humanos, también es cierto que la abrumadora mayoría de los seres artificiales que circulan por las páginas de los cuentos y novelas que gozan hoy en día de mayor popularidad, están construidos imitando cierta imagen, históricamente determinada, de la especie de sus creadores.  En la literatura moderna, la razón ilustrada y la pasión romántica suelen configurar un particular modelo de ?hombre? que subyace a la representación ficcional de los seres humanos. Esta representación puede ser calificada como realista cuando la ficción incorpora, además, la premisa de que los seres humanos somos entidades constituidas a todo nivel, y en primer término, por fuerzas socioeconómicas que adquieren formas específicas en diferentes puntos del devenir histórico. Por supuesto, hay excepciones que se salen del paradigma realista y lo cuestionan: pienso en la prosa del barroco español, en la novela vanguardista de las primeras décadas del siglo XX, en el posmodernismo: tres momentos ejemplares de crisis del lenguaje. Situarse lejos del realismo, como lo hacen los cuentos de ?Terapia de grupo?, no es un gesto elogiable en sí mismo, como sí lo es la capacidad de edificar un mundo ficcional que además de marcar su distancia frente a la poética realista, logra sustentar su apuesta sobre bases sólidas. Encuentro que el libro de Dany Salvatierra sale bien librado de la apuesta que asume, pues no se limita a repetir la tarea iniciática de los vanguardistas: el texto pone en marcha una deshumanización, sin duda, pero la complementa con un proyecto ?transhumanizador?, término del crítico italiano Renato Poggioli que designa una recreación de lo humano: en estos cuentos la materia del cuerpo, la misma carne humana, es puesta en escena como materia verbal y como carne de las palabras.    En ?Terapia de grupo? impera una (in)sensibilidad cómico-grotesca, que convoca las fábulas truculentas de Chuck Palahniuk. Obsesiva y recargada, la prosa posee giros de grandilocuencia irónica que hacen pensar en una versión bufa del estilo de Gabriel García Márquez. El resultado es un puñado de cuentos en los que la perversión sexual y la crueldad gratuita aportan lo central de las anécdotas. Los narradores de estos cuentos, afectados por una propensión maniática a consignar la totalidad de las acciones que componen una escena -podría hablarse de un impulso cinematográfico-, narran con un desapego y una frialdad mundanos -uno piensa en la herencia de Mario Bellatin- un conjunto de atrocidades, aberraciones, violaciones y otros actos de violencia extrema sólo concebibles dentro de un imaginario psicopatológico de raigambre pop, abigarrado, colorido, superficial y espectacular, que desdeña el patetismo y tampoco busca provocar ni escandalizar: de hecho, está más allá del escándalo. Me gustaría visitar algunos momentos iluminadores de los mecanismos de esta escritura de la crueldad y la perversión. En ?Diálogo del estanque?, el primer cuento de la docena del volumen y un relato que presenta, a mi juicio, ciertas resonancias de Virgilio Piñera, Rosario es una solterona insatisfecha que vive con su madre, a la que odia a muerte -literalmente- y sin sombra de remordimiento. Aunque la hija intenta quemarla viva dentro de su casa, con todos sus enseres y pertenencias, la recia anciana sobrevive, pero con la piel carbonizada. Así, su cuerpo posee esa resistencia cómica a la violencia que vemos, por ejemplo, en el de Don Quijote, pero en este caso la modulación es menos amable que en la novela de Cervantes: ?Rosario la sentó en el inodoro, la desnudó y le frotó el cuerpo con pañitos perfumados, al tiempo que la escuchaba descargar el estómago y sus óbolos nauseabundos chapaleaban al fondo del agua como si tuviesen vida propia. Cada vez que recorría aquel rostro consumido con la oreja derecha convertida en un muñón, los labios inexistentes y la nariz carbonizada, recordaba el momento en que ella misma le prendió fuego a la casa, ya que en aquella época también había pensado en deshacerse de la madre?. (15-6) Increíblemente, después del intento de asesinato ambas mujeres siguen conviviendo en paz. Para aliviarle los dolores de las quemaduras a la madre, la hija pone en práctica la delirante medida de empujarla todas las tardes en su silla de ruedas hasta el frigorífico de la carnicería del barrio, lugar donde la carne humana y la animal, el cuerpo vivo y los cadáveres, se igualan: la deshumanización es, en el frío de esta cámara sellada, todo menos simbólica. Monstruoso y desfigurado, el cuerpo de la vieja se convierte en el objeto de una prolija descripción que se regocija con las formas, los colores, los olores y los sabores, transfigurándolo en la estrella de un auténtico show del asco y la deformidad, que se apoya, como notamos en la cita de arriba, en una prosa suntuosa, indecente y voyeurista, dedicada a escarbar en lo escatológico. Por si fuera poco, tiempo después del intento fallido de verla acabar sus días merced al fuego, Rosario tiene otra idea extravagante que, sin embargo, tampoco será exitosa: la lleva a dar una vuelta por el zoológico y, aprovechando un momento de soledad, la arroja con silla de ruedas y todo al estanque de los cocodrilos: ?Los cocodrilos se lanzaron al ataque casi al mismo tiempo, palpándola con el hocico, primero despacio y luego con presteza, excitados por el torrente púrpura que teñía el estanque y lo condimentaba con un sabor irresistible, dando bocados al alimento que se deshacía como hostias en sus colmillos?. (20) A pesar del ataque masivo de los lagartos, la madre no fallece, lo cual no resulta sorprendente. La oración final del cuento, ?aún estaba la madre?, propone una inquietante prolongación de la historia, en la que es posible imaginar a Rosario perseguida y atormentada por su inmortal Némesis, un cuerpo quemado y mordisqueado, cada vez más irreconocible, que, receptáculo de una fuerza implacable, le seguirá los pasos como un exterminador. De esta manera, se cuela en una historia sobre el desencuentro entre una madre y su hija, cuyo conflicto bien habría podido suministrar los ingredientes para una exploración intimista, el eco de un referente popular: el cine de acción con tintes futuristas y apocalípticos, representado por la saga de ?Terminator?. Como en ?Diálogo del estanque?, la deformidad física como excusa para una estetización grotesca que permite un despliegue de virtuosismo verbal reaparece, aliada esta vez a la perversión sexual, en ?El hombre lactante?.  El protagonista es un hombre que, gracias a una caprichosa malformación -la incrustación en su anatomía de un ?horripilante? seno femenino-, se convierte sin pretenderlo en el artífice de un bizarro show erótico: sus clientes visitan una página web y pagan para verlo ?ordeñarse? el seno por webcam. El hombre, más que atribulado por su situación, actúa, exageradamente, como si lo estuviera: cuando no hay dolor real, lo que lo reemplaza es el visaje. En este reino del gesto obsceno, la estética del espectáculo es indesligable del universo virtual del placer y del culto a la rareza. Por su lado, la prosa acata el ideal de la acrobacia, el truco estrambótico, la exhibición circense y morbosa de la destreza, como se aprecia en este pasaje masturbatorio en el que el seno femenino se comporta, curiosamente, como un miembro viril: ?Pareció entender la provocación, porque regresó a su asiento, miró hacia todos los costados para cerciorarse de que nadie más lo espiara y se desabotonó la chaqueta con discreción. La misma camisa blanca asomó nuevamente, hinchada como un globo aerostático, y el hombre, con el pudor que debió haber dejado de lado años atrás, extrajo un seno venoso, horripilante, con un pezón morado sembrado de pequeños lunares, el cual empezó a pellizcar, cerrando los ojos, y al cabo de unos minutos disparó un chorro blanquecino que desembocó directamente, con cierta elegancia, en uno de los vasos de brandy que reposaban frente a mí?. (64) ?Terapia de grupo? es también un catálogo de excentricidades sexuales, como se advierte en ?Coja ahora mismo el teléfono?. La historia transcurre, como en los demás cuentos, en una ciudad que, sin ser nombrada como Lima, denuncia algunos datos de la cartografía limeña, como la abundancia de chifas (leer el desopilante ?La pasión china?). El narrador en tercera persona relata las penurias sentimentales de la señorita Nuria, una profesora de colegio tan solitaria y desolada como Rosario, la insensible pirómana matricida. Para acompañarse por las noches, la señorita Nuria desarrolla el hábito de solicitar telefónicamente el envío a domicilio de unos preciosos muñecos de plástico, con los cuales ?da rienda suelta a sus bajas pasiones?, como lo pondría uno de los narradores de Salvatierra, burlándose de sus propias palabras. Su felicidad nocturna es perfecta, hasta la noche cuando, estirando al máximo su magro presupuesto de docente, se decide a ordenar el mejor muñeco del stock, un auténtico ?príncipe?, tal como ella lo llama. Quien se lo trae a casa es el delivery boy, un escuálido muchachito que, al ingresar a la sala, de buenas a primeras se desmaya y rueda por los suelos, ?inconsciente, con los brazos y pies esparcidos de cualquier manera, como una marioneta abandonada? (73). La señorita Nuria, por supuesto, se alarma, pero al rato descubre al mandadero otra vez consciente y teniendo relaciones sexuales con un humanizado príncipe: el muñeco y el humano, el plástico y la carne, no parecen así tan diferentes. Cuando la clienta, naturalmente contrariada, le exige una explicación, el sujeto responde que está enamorado del príncipe. El narrador acota que ?lo dijo con una convicción impresionante? (75), pero se trata de la convicción de un muñeco sexual: no hay pathos romántico ni sombra de sensiblería en esta declaración de amor. Los lectores de ?Terapia de grupo? vacilarán, me parece, entre tres posibles reacciones: pueden interpretar la ausencia radical de pathos como la prueba de que el libro es frívolo, que lo es, y ligero, que no me lo parece; en polémica con la acusación de ligereza, otros intentarán buscarle y quizá declaren haberle encontrado un secreto contenido profundo y edificante, un depósito de seriedad literaria. En otras palabras, un residuo de humanidad, una huella de psicología, que pueden conectar con su propia experiencia. Por supuesto, la primera reacción no nos lleva muy lejos, pero la segunda no respeta la naturaleza del texto: sería comparable, se me ocurre, a la bienintencionada pero ilusa tentativa de descubrirle un fondo moralizante a una película porno. Podríamos comparar a este segundo lector con el cura ingenuo de la película ?El día de la bestia? de Alex de la Iglesia -cinta que, de hecho, participa de la sensibilidad cómico-grotesca de ?Terapia de grupo?-, quien provoca una serie de desbarajustes por su incapacidad para interpretar la cultura popular utilizando las claves que ella misma brinda. Rechazar ambas vías de lectura no implica, hay que aclararlo, negarle al libro todo valor ni todo sentido. En los cuentos de Dany Salvatierra, la intensidad del espectáculo de la violencia y el sexo transforma el cuerpo humano en el sitio de una sádica y esperpéntica performance verbal en la que la carne se torna materia verbal, desplegada sobre la superficie del texto, y el pathos abandona las catacumbas de la psicología a través del gesto. La prosa de Salvatierra es, como sugerí al principio, barroca en su estilo, pero sobre todo en su modo de figurar el vínculo entre el lenguaje y la experiencia: en una medida insoslayable, el primero informa y, por ende, produce a la segunda. Fuera del mundo ficcional de estos cuentos queda la suposición de que el lenguaje literario es una herramienta epifánica de acceso a una realidad extra-lingüística, que sólo puede ser conocida gracias a la literatura. Por el contrario, algunos libros entre los que yo mencionaría a ?Terapia de grupo? proponen que la literatura se parece más a una pantalla opaca que expone y analiza su propia opacidad, que indaga en su construcción y, porque lo hace y en función de qué tan bien logre hacerlo, a lo mejor consigue proponer una visión refractada de la experiencia humana. Se trata de una visión y un conocimiento que no se brindan al lector siguiendo una vía abstracta, ni tampoco a través de un lenguaje engañosamente neutro, sino más bien como una revelación encarnada en la aventura de la imagen, en el evento de la palabra. Terapia de grupo Dani Salvatierra. Estruendo mudo. 2010

Leer más
profile avatar
26 de octubre de 2010
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.