Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

El rechazo de Chinhua Achebe

Chinua Achebe Como lo hizo en su momento Thomas Bernhard, diciendo que aceptar un premio nacional era como permitir que ?te caguen en la cabeza?, el escritor nigeriano Chinhua Achebe rechazó un Premio Nacional nuevamente, como lo hizo hace siete años. Dice la nota:

El escritor nigeriano Chinhua Achebe, rehusó una ed las mayores distinciones otorgadas por su país, y adujo las mismas razones que lo llevaron a no aceptar el premio en 2004. Hace siete años, Achebe se quejó de que su Nigeria estaba siendo convertida en un territorio en bancarrota y sin ley. El presidente de Nigeria, Jonathan Gooluck, expresó su sorpresa y lamentó la decisión. El mandatario dijo que esperaba que Achebe encontraría tiempo para visitar su tierra natal desde Estados Unidos para ver cuánto estaba avanzando el gobierno

Leer más
profile avatar
15 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Javier Calvo, premio Cosecha Eñe 2011

Javier Calvo El premio Cosecha Eñe 2011 para cuento, organizado por la revista Eñe, ha sido para el experimentado narrador y traductor Javier Calvo y su relato ?Nínive?. Dice la nota:

El escritor catalán Javier Calvo ha sido el ganador de Cosecha Eñe 2011, el premio de relatos que concede la revista literaria ?Eñe?, por el texto ?Nínive?, que narra las angustiosas reacciones de un paciente de un psiquiátrico tras una traumática experiencia en una excavación arqueológica. Esta sexta edición del galardón, dotado con 3.000 euros, se ha entregado hoy en un acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, dentro de las actividades de la primera edición del Festival Eñe, ha informado un comunicado de los organizadores.

La revista, que ha recibido 3.029 relatos procedentes de cerca de 40 países, publicará el relato ganador, así como los nueve finalistas, en su próximo número, correspondiente al invierno de 2011.

El jurado ha estado compuesto por el escritor José María Merino, el editor y crítico Ignacio Echevarría y Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral, así como por Camino Brasa y Toño Angulo en representación de Eñe.

Javier Calvo (Barcelona, 1973) es escritor y traductor literario. Es autor de las novelas ?El dios reflectante?, ?Mundo maravilloso? (finalista del premio Fundación José Manuel Lara 2007) y ?Corona de flores?, y, en el campo de la narrativa breve, ha publicado ?Risas enlatadas?, ?Los ríos perdidos de Londres? y ?Suomenlinna?.

Leer más
profile avatar
15 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Conservadurismo ensimismado

Décimo debate entre los candidatos republicanos a las elecciones primarias de la que saldrá quien rete a Obama en noviembre de 2012, y primero dedicado a la política exterior de Estados Unidos, la superpotencia única que se enfrenta a la mayor redistribución de poder mundial de los últimos veinte años y al reto a su propio liderazgo por parte de China. Son siete hombres y una mujer los que aspiran a protagonizar el desafío al primer presidente afroamericano de la Historia y al político demócrata que suscitó mayores esperanzas y expectativas de cambio desde John Kennedy.

El punto de partida del debate dice más sobre las ideas de estos candidatos y de su partido que las preguntas de los dos periodistas y las correspondientes respuestas: no se examina exactamente al presidente elegido por los ciudadanos, sino al comandante en jefe del ejército de los Estados Unidos; y los temas de los que se discute se presentan todos ellos como cuestiones que afectan a la seguridad nacional. Es asombrosa la capacidad de simplificación que demuestran la mayoría de los candidatos, que observan el mundo como un territorio normalmente hostil en el que lo primordial es separar a los enemigos de los amigos y exhibir la fuerza militar de que dispone la superpotencia. Este hecho se explica en buena parte por la militarización de la política internacional, propugnada por los neocons y comprada íntegramente por el partido republicano, y también por un amplio sector de la opinión pública, demócrata incluida, tan arraigada como para convertir en temas totalmente secundarios las relaciones diplomáticas, la cooperación y el multilateralismo. No puede extrañar, por tanto, que la discusión sobre la tortura, practicada durante la presidencia de Bush para combatir al terrorismo, siga ocupando un lugar central en el debate republicano, cuestión que solo rechazaron radicalmente los dos candidatos más marginales, el libertario Ron Paul y el ex embajador de Obama en Pekín, Jon Huntsman. El repertorio de ideas lunáticas, raras o erróneas que pueden ofrecer estos candidatos republicanos a las primarias es extraordinario, fruto en buena parte de los casos de su ignorancia supina o incluso su desinterés por temas y países muy alejados de sus bases y de sus circunscripciones. Contrasta duramente con el momento convulso del panorama del mundo: el ascenso de Asia, la crisis de Europa, las revueltas del mundo árabes, cuestiones todas ellas que apenas interesan a estos políticos, si no es estrictamente por el tamaño al que puede quedar reducido su campanario. Rick Perry propone partir de cero en la ayuda militar exterior que proporciona Estados Unidos a sus innumerables aliados para obligar a aceptar las condiciones que correspondan a los intereses estadounidenses. Herman Cain señala que China se halla a punto de obtener el arma nuclear y se siente incapaz de saber si Pakistán es un país enemigo o un aliado. Mucho más significativo es el apoyo de los dos candidatos más serios, Newt Gingrich y Mitt Romney, a las acciones militares contra Irán en caso de que no funcionen las sanciones al régimen y la ayuda a la oposición. Ambos apoyan también la realización de acciones encubiertas para derrocar al régimen sirio der Bachir el Assad. Todos critican al actual presidente y evitan en cambio los enfrentamientos entre sí, siguiendo una consigna muy bien expresada por Gingrich: ?Estamos aquí esta noche para explicar al pueblo americano que cualquier de nosotros es mejor que Barack Obama?. No es fácil que esto suceda en el capítulo de la política exterior, donde Obama obtiene las mejores calificaciones de sus conciudadanos, sobre todo en relación al terrorismo, en abierto contraste con el bajísimo nivel de aprobación que obtiene por la gestión económica.

Leer más
profile avatar
15 de noviembre de 2011
Blogs de autor

La técnica y el ser del hombre: del control del fuego a la medida cuántica XIII

XIII El precio de sacrificar las fábulas

Uno de los aspectos que más interesa en esta reflexión filosófica sobre la naturaleza son las diferentes interpretaciones que cabe dar a la teoría cuántica, muy a menudo presentadas como interpretaciones de un formalismo matemático pero que en realidad van más allá de este extremo.  Hay al respecto algo que enfatizo en otro lugar, a saber que la divergencia de interpretaciones es una divergencia puramente teorética en el sentido de que no se trata de divergencias respecto a la práctica de la disciplina y a la manera de conducir los experimentos. Ello se pone particularmente de relieve en el llamado problema de la medida, quizás el nudo mayor al  que se enfrentan los teóricos, y no los prácticos, pues las sutilísimas especulaciones en el primer registro (en 1961 Eugene Wigner llega a introducir la temática de la conciencia para dar cuenta de la medida cuántica, asunto en el cual ya le había precedido von Neumann)  carecen de consecuencias en el segundo. Hay pues tanto acuerdo en los resultados (piénsese que algunos de los teóricos que aquí se evocan han sido grandes experimentalistas) como desacuerdo a la hora de  posicionarse sobre la significación de los mismos. [1]

La posición de un pragmatista se halla fuertemente espaldada por estos hechos. Dado que la discusión (por ejemplo entre la versión canónica o de Copenhague y la versión de Einstein que intenta acercarse a la física clásica o la de de Broglie Bohm, que reintroduce el determinismo)  no tiene consecuencias experimentales, pasemos de ella  y atengámonos a los experimentos, viene a decir el pragmatista Suppens en una frase   de  enorme claridad:

"Todas estas interpretaciones trabajan a partir de los mismos datos empíricos, es decir, de los mismos hechos experimentales, y todas dan esencialmente la misma interpretación operativa de esos datos. Lo diferente es la extensión conceptual o metafísica más allá de tales datos experimentales, que implican la muy diversa pluralidad de puntos de vista, desde la interpretación de Broglie Bohm a (...) los múltiples mundos de Everett (...) Por ello estas interpretaciones aparecen como fábulas, del pasado, cuentos con intriga, a menudo de gran interés intelectual, pero pragmáticamente no muy relevantes  " (P.250)

 El autor insiste una y otra vez en la obviedad "el punto de vista pragmático no se ve en lo esencial afectado" por tales fábulas. Pero su reconocimiento del gran interés intelectual de las mismas  revela  el sacrificio que habríamos de efectuar  para satisfacernos con su punto de vista.  Como más arriba sugería esta actitud no está lejos de la que manifiesta el ciudadano rodeado de parafernalia electrónica en relación a aquello que la posibilita. Si se considera que  lo importante es el confort que la técnica procura, resulta realmente ocioso (en relación a  lo que cuenta), el discutir sobre la estructura y comportamiento de las partículas elementales, sin cuya observación sin embargo no se hubiera desarrollado la tecnología. Hay aquí como un repudio de nuestra condición de seres llamados al conocimiento, que encierra quizás un pesimismo sobre el hecho de que la realización plena de tal condición sea posible y en verdad satisfactoria.

Ciertamente el pragmatista objetará que le mueve esa modalidad de conocimiento que es la física. Pero el filósofo responderá que la física no puede - o no debe- hacer abstracción de las interrogaciones a las que la propia disciplina conduce, aunque ya no tengan importancia para el despliegue de la misma. Y ese mismo filósofo estará tentado de decir que el hecho mismo de que la divergencia ya no tenga consecuencias prácticas constituye (dado que procede de lo que sí tiene consecuencias prácticas -como hemos visto los descubrimientos cuánticos determinan nuestro  mundo) tanto un indicio de su dignidad, como la prueba de que la teoría constituye la causa final de la actividad científica.


[1]    Suppens señala oprtunamente: "the experimental articles from one end of standard quantum mechanics to another will scarcely mention any aspect of this part of the interpretation . What they will use  will be the standard theory of bounded operators in Hilbert space, but even here, in the papers closed to experiment, the mathematical apparatus set forth explicitly by von Neumann will scarcely be invoked" (p.247).Y algo más adelante:

      "The remarkable thing about these many interpretations of quantum mechanics is that no new experimental results come out as predictions and, consequently, an empirical choice of the sole correct view is no possible. It is also the case that most experimental physicists will be essentially unaware of the development of schotastic mechanics by Nelson and others"(p.249)    

Leer más
profile avatar
15 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Rajoy: el caminante tranquilo

Supuestamente, Mariano Rajoy era un candidato blando empezando por su nombre de pila, tan de otro tiempo, como aquellos personajes de Galdós que enredaban las tardes fumando en un casino de pueblo. Pero cuando la extrema derecha empezó a llamarle maricomplejines, su percepción exterior dio un vuelco. Ya no preocupaba su asertividad o su voz aflautada y siseante sino si sería capaz de poner orden en el corral. De representar autoridad entre las diferentes facciones del PP donde brillaba la influencia de Esperanza Aguirre, una líder con ascendencia y arrojo. Y vaya si lo hizo. Nunca el PP había alcanzado una posición de salida tan aventajada. Fue en aquel balcón de Génova, en marzo del 2008, incapaz de controlar que la bofetada de la derrota le mudara el semblante, junto a su mujer, Elvira Fernández Balboa, transparentemente triste, cuando empezó su remontada. Y emergió un perfil más humano. Aclamado en el congreso de Valencia celebrado bajo el eufemístico lema de «Crecemos juntos», aprovechó la alfombra roja que le tendía José Luis Rodríguez Zapatero con su gestión de la crisis. En menos de cuatro años, Mariano Rajoy ha restañado la vanidad maltrecha, se ha rodeado de mujeres y ha empezado a manejar el iPad. Acusado de falta de carisma, la gran crisis coloca en primera línea perfiles como el suyo y el de Rubalcaba, experimentados números dos, pactistas, gestores, solventes. «Claramente Rajoy representa el soft power; los modelos carismáticos de liderazgo están agotados porque pueden desembocar en frustraciones colectivas», sentencia José María Lassalle, diputado por Cantabria, quien tiene bien medida la definición de Rajoy: estoico, prudente, contenido, la antítesis de la crispación, la hiperactividad y la ansiedad. Reposado aunque no perezoso. Con una ironía fruto de la interpretación distante respecto a la vida. Incluso los más críticos resaltan su aversión al conflicto y su vocación de consenso. También su campechanía. «¿El estilo Rajoy? Moderación vital y prudencia intelectual. Tiene que ver con los grandes políticos de la Restauración, como Cánovas, que neutralizó los enfrentamientos fratricidas», concluye el ideólogo Lassalle, uno de los jóvenes sobradamente preparados que forman parte de su círculo, relegada ya la vieja guardia integrada por Cascos, que lo crucificó, o Fraga, de quien siempre tomó distancia. Con Aznar, que participa en la campaña de momento sin coincidir con él, su posición es cuidadosamente estratégica y educada. Vivimos unos tiempos que disuaden cualquier atisbo de metrosexualidad en política y que han eclipsado a aquel líder capaz de arrancar un pellizco con la belleza de sus metáforas. Unos tiempos propicios para quien no tuvo reparos en asumir como declaración de principios aquel: «Mire usted, yo soy un señor de provincias». Un señor reflexivo, de habano y digestiones lentas, con una mirada atlántica pero apartado de los epicentros narcisistas y las vanguardias sociales. Un político que lee en los debates, le comento a Soraya Sáenz de Santamaría. «Porque es la antifrivolidad ?replica su número dos, su fiel escudera?. Se toma las cosas muy en serio, va con las ideas argumentadas. En una ocasión Churchill le dijo a un colaborador: ‘Vamos a tenerlo que dejar porque tengo que improvisar lo que mañana diré en el Parlamento’. Porque la espontaneidad puede jugar muy malas pasadas, se pasa de la improvisación a la rectificación». Según Ana Botella, no hay político más preparado en España para desempeñar funciones de estadista, y me enumera uno a uno todos sus cargos. «Es un político de larga travesía», argumenta. «El del birrete», lo llamaban en Pontevedra, hijo de una familia conservadora de rancio abolengo, nieto de un nacionalista que redactó el Estatuto gallego en el 36, fue un niño grande y solitario, un niño muy de mamá, una mujer de gran personalidad que lo instruyó en «la necesidad del esfuerzo y del sacrificio», como recuerda en su biografía En confianza. Con los años, no dejó de ser un estudiante brillante ni de acuñar ese proverbial humor chistoso. El registrador de la propiedad más joven de España soñaba con ser algún día ministro de Justicia. Y posponía el matrimonio, por presiones familiares y porque de joven fue bastante juerguista. Hasta que llegó Elvira, «una mujer que ocupa una posición discretamente importante en su vida», comenta su núcleo. ¿Al estilo Botella o Espinosa?, le pregunto a Sáenz de Santamaría: «Son un buen tándem como pareja: si gana las elecciones, Elvira será un gran apoyo», responde ella. Para un sector, Rajoy es un político de combustión lenta, un legalista que nunca ha pisado a nadie para llegar; para otros, es un hombre cuya prudencia le hace ser excesivamente cauteloso. Es habitual oír que dejó de ser víctima de su peluquero, pero no de sus asesores de comunicación, que no lo han sabido acercar a los medios. Sus críticos acusan su bajo perfil, su paso por cuatro ministerios sin apenas dejar huella, sus silencios y su personalidad alérgica a los conflictos, como ocurrió con el caso Camps. Dentro del partido «se le considera un gran experto en solucionar crisis, desde su etapa en la Xunta gallega hasta el Prestige o las vacas locas», afirma la periodista Magis Iglesias, autora del libro La sucesión: de cómo Aznar eligió a Mariano Rajoy. Con fama de buen orador, en los últimos años ha modernizado su discurso. «Hay que ponerse las pilas», dice. Pero, fiel a sí mismo, no abandona cultismos y términos en desuso como chisgarabís, petimetre, veleidoso, taimado, chalanear, o una de sus palabras preferidas: colosal. Padre de dos hijos, dejó claro en el debate televisivo su coincidencia con Rubalcaba en tan sólo un asunto: «Las mujeres concilian más». Su círculo más íntimo insiste tanto en su prudencia como en su empatía. En un Rajoy cercano, divertido e incansable que cuando empieza a andar nadie lo para. Camina a diario más de una hora, a paso ligero, convencido de que él no es un hombre de sprints. El camino como metáfora alcanza aquí su literalidad. Porque si gana las elecciones, además de tener que arbitrar la mayor crisis de la democracia, deberá luchar por esa idea que en su día había forjado John Stuart Mill y que él ha suscrito: la felicidad también es un concepto político. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
15 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Salinger versus Kapuscinski

 En un rincón J.D.Salinger y en el otro R. Kapuscinski. Frente a frente.

El mismo día a la misma hora y en la misma librería, me compré dos libros de la misma editorial: Galaxia Gutemberg. Uno de ellos "Una vida oculta" de Kenneth Slawenski (sobre la vida de J.D.S.), el otro "Non fiction" de Artur Domoslawski (sobre la vida de R.K.). Ambos del mismo precio y el mismo género: biografías. Dos autores/fans, entregados por varios años a escribir la vida de personajes que los desvelaron. Uno, enfocado en un  clásico de la ficción, otro en un clásico de la no ficción .

Decidí leer ambos tomos en paralelo. Me gustó el ejercicio fortuito (tomé equivocadamente uno, pensando que seguiría leyendo el otro) de sumergirme en la vida de Salinger y Kapuscinski en simultaneo, online, como si se tratara de la construcción móvil y en tiempo real de un  mini canon portátil.  

Al contrastarlas en simultáneo, las biografías van soltando constantemente similitudes y diferencias, lanzando réplicas infinitas como la de dos espejos contrapuestos. Dos autores muy distintos y muy distantes (seguramente, la primera vez que estuvieron más cerca fue en 1936 cuando Salinger, de 17 años, estuvo en Polonia matando chanchos mientras Kapusinski era un niño de 3 años que aprendía a hablar), que asoman con una rara similitud: dos detectives privados que avanzan incansable sobre sus huellas.

Convengamos que un biógrafo siempre es un tipo algo miserable. No necesariamente porque, como pensaba Walter Benjamin, se trate de un género menor. Más bien porque los biógrafos, rara especie en esta historia, intentan amoldar a un personaje a una tesis (¿prejuicio?). En el caso de los libros sobre Salinger y Kapusinscki, tanto Slawenski como Domoslawski  despliegan de entrada  toda  una artillería de reporteo y archivos y entrevistas, con una finalidad que se desprende única de ambos libros: demostrar que el autor de las mentiras decía la verdad, y que el autor de las verdades nos estaba mintiendo.

Como dos profanadores de tumbas que entran a desvestir a los esqueletos para cubrirse con sus ropas, esta pareja de biógrafos se empeña (siempre dejando por entendido que, en realidad, sus libros son homenajes) en reducir a sus estudiados a chismes de peluquería. En un festival del chimento, donde constantemente se cruza la verdad y la mentira, la mentira y la verdad, en una persecución frenética que da la lectura de ambas vidas en paralelo.

Cualquier biografía termina teniendo un tono policial. O, mejor dicho (porque no es oficial), un tono de soplón.  Desde las primeras páginas, los dos libros comprados el mismo día y a la misma hora y en la misma editorial, dejan claro que usarán el soplonaje para demostrar lo mismo: que el autor en cuestión, no era tanto como decía. Que Salinger era, mucho más de lo que creemos y admiramos, un autor de no ficción. Y que Kapuscinski, mucho más de lo que se esperaría y disfrutamos, era un autor de ficción.

Nunca me ha gustado leer dos libros en simultáneo. Me suena a práctica de lector a sueldo, de burócrata de la opinión literaria. En este caso, sin embargo, el experimento termina provocando una fusión casi perfecta en su engranaje. El autor de ficción apoyándose en la realidad, y el autor de la realidad afirmándose en la ficción. Cada vez que uno de los biógrafos descubre a su respectivo autor  sujetándose en alguna muleta, lo repite, lo reitera, como si acabara de desbaratar una gran operación de tráfico de esclavos. Nadie se los dijo, nadie se los pidió, pero en ambos libros los soplones están dispuestos a poner las cosas en orden. Como si el talento de ambos fuera revelarnos una maravillosa causa oculta que nadie esperaba. Y que, claro, piensan ellos se trata de un deber moral.

Es extraño lo que pasa con la verdad y la mentira en relación a un autor. Salinger y Kapuscinski son modelos perfectos para comprobar cómo nos incomoda un buen texto. Si un novelista cuenta algo que nos gusta mucho, bah, entonces seguro le pasó a él. Si un cronista cuenta algo que nos gusta mucho, bah, entonces seguro lo inventó todo. Mientras Salinger se encerraba a escribir para alejarse del mundo, Kapuscinski se hacía invisible reporteando guerras en países perdidos donde nadie lo podía encontrar.

Ahí están, sobre el ring, los dos boxeadores abrazados. Sin tirarse golpes entre ellos. Parecidos. Aunque de manera distinta, los dos vivieron con la ficción de esconderse. Más allá de lo que digan ambos libros, ninguno lo consiguió. La ecuación es simple, y la dijo el poeta Jorge Teillier al hablar de escritores: "Son solitarios y saben que aunque ganen, igual al final, van a perder". Lo bueno es que esa derrota no significa, ni de cerca, el triunfo de los biógrafos.   

 

twitter: @menesesportatil 

 

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Adam Haslett reseñado

Adam Haslett Se dice que se necesita 4 años, como mínimo, para que un fenómeno social pueda originar una literatura realmente interesante. No se trata de quién es ?el primero? en escribir sobre el 11S, por ejemplo, sino quién consiguió retratar el temor posterior al hecho. Con la crisis económica de EEUU puede decirse lo mismo. Pero como es un fenómeno que aun perdura, extendiéndose a países europeos, quizá es demasiado pronto para que aparezca una gran novela sobre la crisis (aunque algunas la tienen como telón de fondo, como Sunset Park de Paul Auster). Nada de eso ha detenido a Adam Haslett quien en Union Atlantic (traducida por Salamandra) retrata la recesión y las pesadillas que engendra la realidad. Una reseña en Radar Libros de Claudio Zeiger nos acerca a la novela de Haslett. Dice la reseña:

Se podría empezar diciendo que este libro de Adam Haslett aparece en el momento en que se produce la caída portentosa de Lehman Brothers, el gran alerta roja de la crisis financiera global. Y no sólo el dato sería cierto, sino también pertinente y relevante: Union Atlantic trata, en definitiva, de la crisis financiera, de la caída de un banco enredado en los turbios negocios de los derivados y la especulación inmobiliaria sin freno. En ese sentido, es una novela realista y anticipatoria (su autor trabajó varios años en ella) que desemboca en la crisis prefigurada políticamente por la guerra del Golfo, el 11-S y la invasión a Irak. Y, en rigor de todo eso trata la novela pero, es tiempo de decirlo, encastrarla de tal manera en la estricta realidad de los Estados Unidos no da cuenta de lo que puede significar más hondamente en términos literarios, del logro enorme de este libro ambicioso y complejo pero jamás pomposo. Con el antecedente de un libro de cuentos (Aquí no eres un extraño), Haslett construye arquitectónicamente una novela que aproxima dos mundos, dos idiosincrasias, dos neurosis letales: el de Doug Fanning, ex marine hijo de una sirvienta reclutado por el ejército y que se termina convirtiendo en un avezado tiburón de la City; y el de Charlotte Graves, una profesora de historia radicalmente antisistema y muy moralista, una ultracívica que parece progresista aunque, como bien intuye Doug, es parte de la Tradición, es una emanación pura de los Padres Fundadores, de los dueños de la tierra. Doug le construye una mansión inmensa y gélida en sus narices aunque ni la conoce. Lo que él quiere es volver al territorio donde su madre limpiaba la casa de los ricos y ahí clava la pica de su dinero mal habido. Ella lo demanda alegando que la tierra está construida en terrenos donados al Estado municipal por su abuelo venerable. Este es el nudo emocional de Union Atlantic, porque es el que anuda las vidas de los personajes. El contexto ya fue descripto antes. Todo marcha por esos carriles cuando aparece el tercero de este triángulo: Nate, joven desorientado, implosivo gay aun sin práctica sexual. Y Nate se sitúa en medio de Doug y Charlotte y trata de satisfacer ambas demandas y, sobre todo, a su propio e inexplorado deseo. En una superficie nada desdeñable, o, mejor dicho en su piso, Union Atlantic trata acerca del rol del dinero en una sociedad sometida a un valor tan relativo como la confianza. Sobre ese tema, es una novela de bancos y fusiones y Bolsas que se caen con todos los encantos (y varias de las dificultades de comprensión inmediata) de los thrillers financieros. Pero tiene uno o más subsuelos que son los que finalmente atrapan al lector en una red sensible que amenaza con perdurar mucho tiempo. Haslett construye pieza por pieza su edificio hecho con la densidad y la prestancia de los materiales duros y fríos, transparentes y nítidos. Jamás apura una escena, jamás se regodea con su prosa ni con la íntima conciencia de sus personajes a los que sabe riquísimos y potencialmente inagotables. Charlotte bebe de las fuentes de Virginia Woolf, y quizá de la Virginia de Las horas, de Cunningham. Doug parece salido de alguna página de Easton Ellis, de American Psycho o Suites imperiales. Nate, según declaraciones del propio autor, parece una artesanal cirugía reconstructiva sobre los restos de su propia biografía y, sobre todo, es el chico antiheroico que traiciona para consumar su liberación existencial. Es notable cómo cada uno de los personajes del drama viaja al origen de su problema identitario primordial, el que cada uno entabla con un tótem y un tabú imaginarios o no: el padre, la madre, el hermano. Es notable cómo cada uno de estos personajes tan antagónicos se parecen y están irreductiblemente solos. Y es notable cómo esta dimensión profundamente psicológica del libro puede desarrollarse en una novela plagada de números y data financiera. Arrollando así más de un prejuicio contra el realismo, negando quizás el agotamiento de la novela y señalando que tampoco hay que dar por muerto el ciclo del capitalismo, Union Atlantic toca el corazón actual del drama global, que, en definitiva, es una falta de confianza en los otros y un impulso autodestructivo sin precedentes. Quizá sea demasiado pedirle todo esto a una novela, pero lo cierto es que Union Atlantic abrió una puerta que empezaba a cerrarse en la literatura norteamericana, desplazando el viejo tema del sueño americano para empezar a entender que el paraíso del propio bienestar también es parte de la pesadilla del resto del mundo.

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2011
Blogs de autor

La novela de Navarre Scott Momaday

N. Scott Momaday Gracias a los amigos de Appaloosa Editorial he conseguido un ejemplar de un libro bastante sorprendente: La casa hecha de alba, de Navarre Scott Momaday. El autor es un indio americano (mestizo de kiowa y cherokee) quien con esta novela se hizo del Pullitzer en 1969. No se trata de una novela sobre inmigrantes que llegan a EEUU sino sobre nativos nacidos ahí mismo, pero igualmente marginados. La contra-tapa comenta el tema:

La casa hecha de alba (título original House Made of Dawn) retrata la intricada vida de Abel, indio veterano de la segunda guerra mundial y expresidiario, que zozobra entre dos culturas. A lo largo de la novela y a través de los diversos personajes se exponen las actitudes de la sociedad norteamericana de la época frente a los nativos americanos: Francisco, el abuelo de Abel; la esposa blanca de un médico urbano, un predicador cristiano, el Sacerdote del Sol, un indio navajo y la hija de un granjero blanco. Momaday combina magníficamente la ficción con la poesía para transmitir el respeto por la tierra de los nativos americanos y reflejar la sociedad multicultural de la época. Una novela que no dejará indiferente a nadie.

La novela fue llevada al cine (aquí el autor comenta el hecho) donde dice respecto al protagnista de la novela, y la película, Abel: Yo estaba en el pueblo Jemez y veía a hombres que habían peleado la Segunda Guerra Mundial. Venían heridos de diferentes maneras, quizás más severamente en su inteligencia y cultura que físicamente heridos. Ví ejemplos y desde ahí fui capaz de construir a Abel. Él es un conjunto de personas. Yo realmente sabía que habían tenido experiencias muy duras, pero las cosas cambiaron después de esa generación. Fue una generación particularmente interesante para escribir o hacer películas sobre ellos. Las cosas cambiaron después de eso, la dislocación psíquica ya no era tan fuerte como lo fue para aquella generación. (?) De alguna manera él esta desarticulado, y lo mas triste es estar sin voz cuando hay una desesperación que comunicar, como en el juicio en la novela. Tu sabes, toda esa gente está hablando alrededor de él, inundándolo con discursos y él no puede hablar. Hay urgencia de expresar su espíritu y él no puede, no tiene voz. En la película esto está hecho muy bien y se logra especialmente en la escena del Peyote. Es muy importante, tu sabes. Creo que una de las líneas mas importantes en ?House Made of Dawn? es en la escena Navajo Night Chant cuando dice, ?Restaura mi voz por mí.?

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2011
Blogs de autor

Ciao, bunga-bunga

Este verano, en una villa situada en un peñasco capriense donde se avista la bruma empastándose en las rocas, por fin me enteré de lo que era el bunga-bunga. Lo explicó graciosamente uno de esos pícaros que, vestidos como los ricos en vacaciones, cuentan con pocos ingresos pero tienen amigos millonarios que los reclaman para amenizar el yate y las serenatas. Y dijo así: «En las disipadas noches de su casa de Arcore, Berlusconi recibe a sus amigotes y a sus velinas contando un chiste sobre dos ministros de Romano Prodi que caen en manos de una tribu africana y el jefe les ofrece dos opciones: morir o bunga-bunga. El primero responde bunga-bunga y es sodomizado. El segundo prefiere morir, pero le dicen: bien, primero bunga-bunga y después morir». Este era el tipo de humor descerebrado del que hacía gala un personaje que llevó la indignidad a la política haciendo añicos no sólo la imagen de la gran cuna de la civilización, sino el Estado de derecho, la independencia judicial y el respeto a las mujeres. También barrió la ejemplaridad pública con una televisión viciada que sustituía los sentimientos por los intereses mercantiles, para acabar abriendo en carnes la hasta hace poco séptima potencia mundial, hoy a las puertas del rescate. El nombre del bunga-bunga se extendió por doquier, de norte a sur, pero también apareció en las noticias de tribunales como el nombre que recibían las fiestas nocturnas denunciadas por la menor Ruby Corazones, quien declaró que Don Silvio invitaba a algunas chicas seleccionadas a hacer bunga-bunga y les aseguraba, como si fuera un consuelo, que era un juego que practicaba Muamar el Gadafi con su harén africano. El año 2011 ha dejado atrás una buena estela de sátrapas, farsantes, dictadores, mafiosos y corruptos. La crisis financiera y el desmantelamiento de una economía-ficción sobre la que se había erigido un modelo de vida tan falso como un bolso de Chinatown ha tenido una parte positiva: la purificadora. Porque la gran crisis ha derrumbado esperanzas, pero también ha evidenciado la necesidad de rellenar grandes vacíos. Como escribe Vicente Verdú en La ausencia (La Esfera), de lectura obligada, «desde un mundo que acaba a otro que apenas se atisba cunde una atmósfera vacía, o vaciándose de proyecto y valor». El mito del ave fénix revolotea sin cesar, pero un hálito de regeneración alienta el futuro. Un ente abstracto llamado mercado se ha adscrito al orden de lo inefable. La buena noticia es que su furia ha logrado expurgar a un personaje como Silvio Berlusconi, que ha vulnerado las leyes y ha ofendido a una gran parte de su ciudadanía, siempre con la hábil coartada de su popularidad y la milonga de que gran parte de la población quería parecerse a él y entregarle a sus hijas. Y esto se acabó. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2011
Blogs de autor

La zorra se larga del gallinero

El gallinero ha tenido como guardián, durante casi dos décadas, a la señora zorra, astuta y golosa bestezuela irreprimiblemente atraída por gallinas, polluelos y huevos frescos. Es cierto que ha sido elegida para su honorable cargo por la entera granja, en democrática votación en la que han participado, encantados de su destino, todos los animales, incluidas las aves de corral. Es inacabable la cuenta de sus destrozos en su largo paso por uno de los más esplendorosos corrales de la comarca. Ahora que la hemos echado y se larga con el rabo entre las piernas, para encontrarse quizás con el castigo que merecen su glotonería, sus engaños y su mendacidad, habrá que repararlos y recuperar la vida próspera y ordenada que tuvo un día este gallinero maravilloso.

No hay que olvidar como empieza la historia. La zorra, más que probable agente mafioso o al menos banquero oficioso de la famiglia, decide convertirse en la jefa del gallinero ante el acoso de los jueces. Con su fortuna inmensa, la primera del país, crea de la nada un partido político, Forza Italia, cuyos cuadros y dirigentes son sus fieles empleados y cuya ideología es lo más parecido al mundo festivo y en blanco y negro de los tifossi del fútbol. Dos son los objetivos, una vez alcanzado el gobierno: reforzar sus negocios, sobre todo mediáticos, y seguir eludiendo la acción de la justicia por las fechorías pasadas y las que piensa perpetrar en el futuro desde el poder. La corrupción, la evasión fiscal, la fuga de capitales, el fraude societario, el soborno, y muchas más figuras del delito forman el repertorio de los obstáculos que va eludiendo mediante la acción de ejércitos de abogados, auxiliados por los parlamentarios y el propio Gobierno, para conseguir prescripciones, anular procedimientos, enmudecer testigos, comprar jueces o aprobar legislaciones ad hoc que actúen como un escudo de impunidad. Lo único que termina dando sentido a su acción de gobierno es el mantenimiento de la mayoría que le garantiza aprobar la legislación salvadora, en detrimento de la división de poderes, el Estado de derecho y la honorabilidad de la propia República. Un país que permite a su primera fortuna hacerse con todo el poder mediático y político acepta el riesgo de precipitarse hacia la dictadura, y solo supera los desperfectos que provoca tal conflicto de intereses si tiene, como es el caso, una sociedad civil fuerte y unas instituciones sólidas. Así ha sido. Al final ha recibido el castigo que merece quien se confía demasiado. Esa zorra vieja y decrépita estaba tan feliz y contenta de su poder imperial que necesitaba exhibir la fuerza erótica que sin duda alguna empezaba a faltarle, de ahí que sus últimos delitos fueran la corrupción de menores y el proxenetismo. Los suyos empezaron a abandonarle. Las instituciones europeas e italianas han ido a por ella. Los mercaderes de la comarca han hecho el resto.

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2011
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.