Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Madames Bovary

Madame Bovary fue un retrato adelantado de la mujer insumisa. Y aunque el personaje acabe reducido a carne de autodestrucción, Flaubert no se privó de hacerle decir cosas como esta: «Un hombre por lo menos es libre, puede gozar de cualquier placer. Pero cuando un deseo nace en una mujer ya existe una norma para reprimirlo». La versión teatral que estos días pone en escena Magüi Mira en el Bellas Artes de Madrid, protagonizada por Ana Torrent, arrastra un torrente de deseo femenino aunque también de avidez, insatisfacción y neurosis. Un deseo que provoca una ristra de adjetivos pendencieros. Magüi Mira se acerca con ímpetu a la sexualidad sedienta de la Bovary, a la vez que a su desgraciada inseguridad, arrodillada para calzar las botas a su marido y sus amantes. A su pasión sólo le aguarda tragedia. Cómo se endeuda comprando trajes para que ellos la quieran más, cómo desafía el qué dirán torturándose sobre su colcha azul real… Emma Bovary es un caballo desbocado y perdido que Flaubert condena despiadadamente por su pecado, y apenas permite que se impregne de un instante de su furtiva felicidad. Demasiado se ha escrito últimamente sobre la infidelidad como revulsivo para la pareja, y a pesar del equilibrio entre sexos en asunto de cuernos, se constata la evidencia de que ellas guardan más discreción mientras que ellos acaban delatándose con torpeza. Ese dato afianza dos mitos: mientras potencia el estereotipo de lo femenino como simulado y sutil, y lo masculino con un previsible guión de una sexualidad desbordada, también evidencia que una infidelidad, si es femenina, parece doble infidelidad. Porque el guión escrito en diferentes formatos marca una importante distinción entre sexo y amor: se entiende que si una mujer es infiel y no sabe comportarse como tradicionalmente han hecho ellos (con pocas complicaciones emocionales y sólo desde una dimensión lúdico-erótica), tiene ya el zarpazo del amor rasgándole el cerebro. Tanta tinta vertida sobre los preliminares que deleitan a las féminas y ahora resulta que un estudio reciente asegura todo lo contrario: hoy, los hombres requieren mimos y besos mientras que ellas piden sexo. El estudio ha sido publicado por el Instituto Kinsey, no por un manual de sexo en la ciudad, aunque recoge su eco. Mimos. La palabra incluso saltó a la escena política y, ratificando el asunto, también los reclamó un hombre: Pérez Rubalcaba. Si este asunto de los varones tiernos se reprodujera como patrón de conducta, igual que entre las más de mil parejas que participaron en él, la percepción de la sexualidad daría un vuelco. Hombres sedientos de besos y mujeres postergando los preliminares; ellos perdiendo el miedo a mostrar su parte femenina y ellas aprendiendo a disfrutar de su sexualidad sin culpas. Desde hace tiempo, intento explorar un lenguaje común entre hombres y mujeres que pasa por enterrar viejas y manipuladas etiquetas: de los hombres marlboro a las solteronas ansiosas a lo Bridget Jones, de las amas de casa desesperadas a los hombres alexitímicos y promiscuos. Del lenguaje combativo que nos aleja: «Una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta» (Gloria Steinem), al que nos acerca como personas que somos. Paralelamente, ocurre un fenómeno digno de analizar: hoy no hay nada más proscrito que una mujer imitando a un hombre en su manera de mandar, en la relación poco saludable con su trabajo, en su donjuanismo, en la ausencia de la llamada inteligencia emocional. En cambio, el camino inverso es aplaudido socialmente y todo parece proclive a feminizarse, desde la oficina hasta la política, desde la paternidad hasta la prensa o los recursos humanos. ¿Acaso por ello, las madames Bovary del siglo XXI han empezado a pedir más sexo? (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
22 de febrero de 2012
Blogs de autor

III. La justicia que vino del hielo

Igual que en Grecia, la deuda externa de Islandia superaba varias veces a su Producto Interno Bruto. El Fondo Monetario Internacional se dispuso a prestarle más dinero, pero las protestas en la calle hicieron caer al gobierno a comienzos de 2009, sin un solo disparo, por supuesto, unas protestas en las que me imagino, participaron 300 mil manifestantes, es decir, toda la población de la isla. Unos indignados muy eficientes. Hubo elecciones parlamentarias de emergencia y se escogió un nuevo gobierno que de inmediato tomó la medida de pagar la deuda de 3.500 millones de euros, Holanda e Inglaterra los mayores acreedores. Pero se trataba de un pago que sería cargado a los ciudadanos a un plazo de 15 años, al 6% de interés anual.  A estos se le llama amablemente "socialización de las pérdidas".

Pero nadie estaba dispuesto a pagar los platos rotos, y el nuevo gobierno fue obligado a someter a referéndum la decisión. 93% voto por el NO, con lo que no me he equivocado al decir que aquellas manifestaciones congregaban a los 300.000 habitantes de la isla. El Fondo Monetario Internacional, muy prudentemente, hizo mutis por el foro. Eran manifestaciones pacíficas, sin armas de fuego, pero a los banqueros les tiraban huevos podridos cuando los veían por las calles. ¿Cómo hacían para reconocerlos? Seguramente por la calidad de sus trajes y de sus corbatas. Fue cuando empezaron a darse los órdenes de captura contra los especuladores financieros que se embolsaban ganancias astronómicas.

Leer más
profile avatar
22 de febrero de 2012
Blogs de autor

"Los grandes blogueros llevan siempre las botas puestas"

con las botas puestas Desde hace algunos años, comento a todo el que me pregunta sobre mi blog que, honestamente, creo que los tiempos en que los blog estaban de moda han muerto. Podría no parecerlo, pero ha sucedido. Eso no quiere decir que no se sigan escribiendo blogs y muy buenos, sino que la capacidad de llamar la atención de estos últimos frente al Twitter o el Facebook es inferior. Como escribí en mi último post en El País, este hecho en vez de dañar a los blogs lo ha alimentado; cada vez hay menos blogs, cierto, pero los que insisten se preocupan más por mejorar sus contenidos.  Enrique Vila Matas, gran lector de blogs aunque no tenga uno propiamente, también considera que los tiempos explosivos del blog han pasado a mejor vida. Así lo dice en una columna ?Café Peret? de hoy, en El País, titulada: ?Los viejos blogueros nunca mueren?. Muy interesante. (PD.- Y agradezco mucho la mención a mi blog Vano Oficio) 

?Me acuerdo de los gorros tipo Davy Crockett, y de cuando todo era Davy Crockett por aquí y Davy Crockett por allá?, leo en el libro que Joe Brainard dedicó a sus recuerdos. Si un día me propusiera abordar los míos, empezaría así: ?Me acuerdo de Internet?. Y es que han pasado sólo once años desde que los ordenadores cambiaron mis hábitos, pero tengo la impresión de que han transcurrido muchísimos más. Me acuerdo de cuando los blogs estaban de moda. Después, Facebook y Twitter los fueron arrinconando, aunque algunos de ellos, como Vano oficio (Ivan Thays) o el tan justamente célebre El lamento de Portnoy (Javier Avilés), mantienen intactos su interés. En su último post, Avilés cita una entrada de Rango finito (Javier Moreno), que comenta el problema creado por el uso generalizado de las redes sociales: entre unas y otras han logrado que disminuyan el número de enlaces entre blogs y, por consiguiente, que se contraiga el contenido en la Red. Son los propios blogueros quienes están haciendo que el dinámico entramado de la Red que les unía sea cada vez más débil. Y es que los enlaces en las redes sociales no sólo tienen ahí una permanencia fugaz, sino que, además, no generan contenido dentro de Internet, ya que son obviados por los buscadores. Es curioso: creíamos que Internet era un lugar temible para la calidad literaria y ahora incluso añoramos la antigua pujanza de los enlaces y contenidos de los blogs. En todo caso, los mejores resisten. El lamento de Portnoy se vale de su comentario sobre la caída bloguera para crear nuevos vínculos. ?Es evidente que este post pretende generar enlaces y contenido?, dice Avilés alias Portnoy. Y conecta con Bolmangani, blog que en su entrada del 10 de febrero ofrece, en traducción de Jose Luis Amores, el prólogo a The novel, an alternative history, libro de Steven Moore donde se ensalza a la ?literatura de la dificultad? (o de la complejidad) y se arremete ?contra la estrechez de miras de los Myers, Peck y Franzen, defensores de la historia estándar del género de la novela?. (?) Tal vez en todo esto una sola certeza: el ensayo de Moore habla en realidad de temas muy habituales en nuestros blogs más activos, plantea dilemas que históricamente han sido centrales en ellos. Dilemas en los que el tenso diálogo entre lo convencional y lo supuestamente nuevo ha dado siempre gran variedad de ideas y enlaces. Y un cierto heroísmo cotidiano. La leyenda dice que los grandes blogueros llevan siempre las botas puestas.

Leer más
profile avatar
21 de febrero de 2012
Blogs de autor

"Decidí usar mi propio cuerpo como guía"

Paul Auster en Barcelona. Foto: Anagrama La presencia de Paul Auster en España no ha pasado desapercibida en ningún medio. Todos se han arrojado hacia él buscando una entrevista, una primicia, lo que sea, del escritor norteamericano que acaba de publicar la autobiográfica (y en segunda persona) Diario de invierno (Anagrama), que presentado ayer lunes en Barcelona.  Una nota en El Cultural de ?El Mundo? comenta así su presentación:

Delgado, casi enjuto, con una cabeza de singular perfil, tan elegante como su prosa y poblada por una cabellera gris peinada hacia atrás, Auster hace su entrada en el barcelonés CCCB como una estrella del rock, parapetado tras unas gafas oscuras de las que no prescinde ni para las fotos. ?Estoy resacoso?, se disculpa con una vozaguardentosa que delata una noche intensa. Aunque tanto su porte como el dibujo de su cuerpo le dan un aspecto bastante juvenil, el escritor norteamericano afronta el invierno de su vida bajo una escalofriante pregunta que recorre, implícita o explícitamente, su último libro: ?¿Cuántas mañanas me quedan??. ?Sí, me hago esa incómoda pregunta cada día de mi vida desde hace algún tiempo. Soy muy consciente de que me quedan menos años por delante. Si dividiéramos la vida en cuatro partes es evidente que yo ya me encuentro en el invierno. Y no me asusta admitirlo. Es más, intuyo que se acerca el momento de ser abuelo y me hace ilusión. Mi hija Sophie, que se autodefine como ?judiruega? debido a los orígenes noruegos de su madre mezclados con los míos, judíos, tiene ya veinticinco años, o sea que cualquier día me da la noticia?. Afirma encontrarse sereno y sentirse más sabio a medida que pasan los años, aunque el haber entrado en la tercera edad le impone respeto, no puede negarlo. ?Ahora ya soy más viejo que mi padre cuando murió, y eso no deja de impresionarme?, añade. ?En este libro introspectivo decidí usar mi propio cuerpo como guía -continúa-, investigando y explorando lo que ha representado vivir en su interior durante estos sesenta y cinco años. Está planteado como un dietario sensorial, en el que reviso mis cicatrices corporales y me desinhibo al desnudarme emocionalmente, aunque ésta no ha sido la primera vez que lo he hecho. Ya transité de modo parecido en El cuaderno rojo y en A salto de mata?, aclara. ?Y esto no responde a la idea de que yo me considere un personaje interesante, ni mucho menos -añade con modestia-, sino que estas páginas son un ejercicio de investigación casi científica, en las que me observo como si fuera una rata de laboratorio y el investigador (en este caso el propio autor) ha decidido plasmar el resultado de lo que ha visto en un libro?.Aferrado al recurso estilístico de la segunda persona para poder establecer un diálogo más franco y más desnudo Auster, casi transmutado en un copyright que convierte en oro todo lo que lleva su firma, transita con emoción por el episodio de la muerte de su madre, de igual modo que en La invención de la soledad recorrió la experiencia de la pérdida del padre. Los recuerdos y las vivencias se suceden, unos tras otros, extraídos directamente de la memoria ?ya que nunca he escrito un diario como tal que me haya acompañado durante toda mi vida -explica. Aquí he rebuscado en mis recuerdos, sin recurrir a la ficción puesto que se trata de un libro autobiográfico. Es interesante recordar y analizar las conexiones que se producen entre los episodios que guardamos en la memoria. Por ejemplo, relato el momento en que un rayo cae sobre un niño, un recuerdo infantil, y lo relaciono inmediatamente con el trueno que sonó con gran estruendo en el momento en que Siri y yo nos estábamos casando. Durante la boda, en ese preciso instante en que pronunciamos el sí, esa imagen vino inmediatamente a mi cabeza ?. Auster empezó a escribir Diario de invierno el 3 de enero de 2011, durante un gran temporal de nieve y frío que sumió Nueva York en un caos que duró varios días. ?En realidad no fue nada premeditado -cuenta-, sino que la idea de componer un diario surgió de modo espontáneo. El impulso de escribir se apoderó de mí y me dejé llevar. Enseguida tomó forma y ya desde el principio lo concebí como una composición musical, una fuga o una sonata para piano en la que las notas suben, bajan, avanzan y retroceden. Este libro no es un relato sino una sucesión de experiencias que se suceden con un ritmo y aparecen tal y como las tengo almacenadas en mi memoria. Y en ellas mezclo la descripción de las casas donde he vivido, un accidente de coche, las marcas de mi piel, el descubrimiento del sexo o un partido de béisbol. Escribí muchísimo ya desde el principio, y luego tuve que seleccionar lo que iba a incluir en este dietario?. Como conclusión a este emocionante viaje introspectivo, escrito con sinceridad pero sin sentimentalismos gratuitos, el autor destaca ?el empate?: ?Me ha gustado verme delante del espejo durante todos estos meses. He repasado mi historia interna, mis luchas, mis gozos, mis frustraciones, mis miedos, mis dichas? y puedo afirmar que en mi vida ha habido un empate entre las cosas malas y las cosas buenas. Me parece una conclusión valiosa?. 

Por otra parte, también La Vanguardia comenta la presentación: ?Me he observado a mí mismo como una rata de laboratorio? y en El Periodico.com dice: ?Los jóvenes demuestran que nuestro proyecto fracasó?.  En El País destacan la frase: ?Trato de construir lo que en música se llama fuga?. Y en el ABC dice ?La escritura no sirve para curar heridas?.

Leer más
profile avatar
21 de febrero de 2012
Blogs de autor

La canción de los niños perdidos

Quien más manda, mandando mucho, manda en realidad muy poco. La democracia es la difusión del poder. Todo lo contrario de la autocracia que lo concentra en unas manos solas. La difusión del poder está mal vista en nuestra época de crisis y de decisiones veloces. Las autocracias emergentes pueden resolver sus dificultades con una celeridad y una eficacia inauditas en comparación con las democracias occidentales. Las decisiones monetarias, los recortes sociales o las inversiones públicas más discutibles y discutidas son siempre más fáciles en Rusia y en China que en Europa o Estados Unidos.

No sabemos qué parte de la crisis corresponde a las dificultades de un poder excesivamente difuso, pero puede que sea toda entera. Basta observar la lentitud de las decisiones y la profundidad de las divisiones entre los 27 socios europeos a la hora de resolver la crisis griega, vieja ya de cinco años, para ilustrarlo. O que se lo pregunten a Obama, con sus dificultades para implantar la reforma sanitaria, aprobar los presupuestos o recortar el déficit mediante impuestos. En un caso, la parálisis es por la fragmentación del poder europeo, muy bien descrita por José Ignacio Torreblanca en su libro del mismo título, y, en el otro, por la mayoría republicana de un Congreso polarizado y hostil al presidente. Ambas son situaciones inestables, que en el caso de Estados Unidos deberá conducir a un desenlace en las elecciones de noviembre y en el europeo ya se ha traducido en una especie de 'putsch' permanente del socio más poderoso, que se apropia de la soberanía ajena y vigila ahora los movimientos de todos los otros socios, amparado en la ayuda y compañía de la solícita Francia. Esta nueva correlación de fuerzas no es fruto de fortaleza interior alguna, al contrario, como demuestran los más recientes acontecimientos que han liquidado al presidente de la República Federal, Christian Wulff, sino estrictamente de las debilidades ajenas: unas instituciones europeas erosionadas y sin protagonismo, con unos dirigentes que son los más grises de su historia y unos gobiernos atizados por los efectos sociales de las crisis y sin apenas márgenes para tomar decisiones. Alemania, a pesar de los ensueños de algunos, no es una potencia emergente. Basta con observar su débil y avejentada pirámide demográfica. Sus fortalezas competitivas y exportadoras son debilidades de los otros. Lo mismo sucede con la capacidad de mando. Tiene al frente a una canciller cada vez más desgastada, que ha ido perdiendo apoyos, derrochando bazas y recortando su mayoría. Este es el segundo presidente federal que se le cae del trono, sin que se atisbe ahora la posibilidad de dictar de nuevo el nombre de quien le sustituya, como hizo en dos anteriores ocasiones. Su coalición con los liberales hace aguas. Ha ido perdiendo casi todas las elecciones regionales una detrás de otra. Y está claro que teme perder también al presidente Sarkozy que le acompaña en su labor de mando, porque sería un peldaño más en su descenso y la dejaría sola frente a un François Hollande fresco y recién elegido, dispuesto a terminar con una relación tan asimétrica e instrumental como la que mantiene ahora. Los cánticos soberanos en un momento de máxima difusión del poder son música para ahuyentar fantasmas, cancioncillas que entona el niño perdido para darse ánimos mientras busca la salida del bosque. Es lo que hace Sarkozy al reivindicar una Francia fuerte cuando todos sabemos que los Estados-nación serán cada vez más débiles. O el presidente catalán Artur Mas, cuando dedica su tiempo a predicar sus ansias de independencia catalana ante la prensa internacional. Y caben en el mismo capítulo las exhibiciones de poder de Alicia Sánchez Camacho, que manda en Cataluña sin necesidad de votar a favor de los presupuestos, o las bravatas de José María Aznar sobre la acumulación de poder de sus correligionarios: "Mandáis tanto y sois tantos mandando que me llevaría demasiado tiempo saludar a todos", les dijo el sábado en Sevilla. Con que mandara un saludo a Merkel, que es quien manda a los mandados, bastaría. Ella es la que más manda, aunque a pesar de todo mande tan poco y tan mal.

Leer más
profile avatar
21 de febrero de 2012
Blogs de autor

El trabajo… ajeno

  "Se arguye que, abolida la propiedad privada cesará toda actividad  productiva y reinará la más absoluta vagancia. Según esto, ya hace mucho tiempo que se habría hundido en la vagancia una sociedad como la burguesa en la que los que trabajan no se enriquecen y los que verdaderamente  se enriquecen son precisamente los que no trabajan".

En estos momentos devastadores para las conquistas sociales, oía hace unos días a un tertuliano que  se refería a la reforma laboral en curso criticando a sus detractores. Uno de sus argumentos fue que la nueva norma  molesta sobre todo a aquellos que estaban siempre  pensando en la indemnización por año de trabajo, la cual a  juicio del tertuliano era tan generosa como injusta. Los responsables políticos y representantes de la patronal visten de manera menos burda la cosa, pero no dejan de sugerir lo mismo, en el convencimiento de que toda medida  que no incentive el darwinismo social lo que hace es fomentar la tendencia a la vagancia de los ciudadanos.

 De ahí la conveniencia  de rememorar ciertos análisis de Carlos Marx. Así los  del Manifiesto Comunista en los que  el pensador desmonta los argumentos según los cuales la realización del ideario revolucionario llevará a privar a los ciudadanos de poder adquirir bienes y servicios. Marx precisa en efecto  que el único objetivo sería impedir  que tal posesión de bienes y  servicios se convierta en instrumentos para hacerse propietario del trabajo ajeno, y es en el contexto de tal reflexión aparece  el tan  sabroso  como irónico párrafo que citaba al principio.

Y en el momento en que el banco central europeo da dinero al uno por ciento a los bancos privados para que estos compren deuda de los estados a intereses que en ocasiones superan el siete por ciento, tampoco es ocioso citar este otro párrafo del programa teórico  expuesto en el mismo Manifiesto:

"Centralización del crédito en el estado por medio de bancos surtidos con capital del estado y régimen de monopolio."

Y en estas oigo en la radio que el ministro de economía se felicita del supuesto apoyo de los ciudadanos a las recientes medidas económicas del gobierno, declarando que España muestra así ser "un país serio del que se fían los inversores". Sospecho  que  en lo que está realmente afirmando es la conveniencia de que seamos un país genuflexo del que se fían los especuladores.

"¡Siervo ruin y perezoso!" es el anatema que, en la parábola bíblica,  lanza su amo al pobre diablo que no ha sabido hacer fructificar  el talento único que le ha prestado; un amo  que se reconoce a sí mismo como Señor que exige dónde no ha dado y recolecta dónde no ha sembrado.

Leer más
profile avatar
21 de febrero de 2012
Blogs de autor

Novísima Guía Amorosa

 
El Comercio de Lima me pide 500 palabras para celebrar el cumpleaños 73 de Alfredo Bryce Echenique, y les he propuesto volver a sus novelas como a un ABC amoroso.
 
No porque sea hora de sentar cabeza, sino porque estas novelas se deben, en buena medida, a lo que seguramente es el gran tema narrativo de nuestro tiempo: la Comedia de la pareja. Menos divina, y más que humana, esta saga da forma y sentido a su obra.
 

Se trata, claro, de la pareja improbable (el siglo XIX se ocupó de las probables) e irresoluble, cuyo encantamiento enciende al lenguaje y cuyo desencanto lo apaga. Entre uno y otro canto, lo dicho es una de las formas de la dicha, y el desengaño desdice al desdichado.

"Nuestro inexistente futuro como pareja normal" (El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz) puede ser una reafirmación romántica; pero la declaración “Desde que te casaste con otro, nuestra relación ha mejorado” (La amigdalitis de Tarzán) sugiere la ironía de los pactos resignados. 

"Haciendo camino al hablar", Martín Romaña testimonia en Octavia de Cádiz  su búsqueda de la Chimera. Pero el "amor loco," víctima de los códigos burgueses, es más bien una historia de exaltación y emotividad que demora el fin de la pareja, ese retorno de lo real como literal; esto es, como muerte. Porque la virtud de la pareja es su capacidad ilusa, ese tercio incluido que configuran juntos. Quien muere, entonces, es esa tercera instancia.

Separados, los amantes son viudos de sí mismos. Sólo les queda el luto de una prologada frecuentación.  

Si la oralidad en La vida exagerada de Martín Romaña era digresiva, y disolutiva del sujeto, en Octavia de Cádiz  la escritura es la minuciosa indagación por la pareja, ese yo/tú que se separa en el nos-otros.  Abriendo las heridas en el recuento, la escritura es de una lucidez por ausencia. 

Maniática, histriónica, desbordada, la escritura es pre-formal, se diría, como si se resistiese a ser parte del rigor de una novela, de otro libro entre los libros.  Demora y aplaza las resoluciones, entre versiones de la historia, siendo ella misma sublimación y enmascaramiento. El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz es una gran novela amorosa, a pesar de la pareja. En esta utopía del discurso amoroso, Bryce Echenique parece decirnos que fuera del amor, el lenguaje no tiene mayor oficio que convocarlo siempre, para seguir inventándonos.

El "excelso exceso" recorre su obra como una demanda imperiosa. Acerca del amor todo ha sido escrito, nos dice. Pero, felizmente, cualquiera cree decirlo todo de nuevo.  El mejor lector, nos enseña Bryce, es el lector de La cartuja de Parma.

El antihéroe amoroso, al final, ha sido abandonado por todas sus mujeres. Y se ha divorciado de cada una de ellas con entusiasmo. Porque hasta el divorcio es un camino a la memoria heroica de los amantes que se sobreviven como testigos mutuos.

Es cierto que suele ser un camino muy largo a la amistad, pero esa es otra novela.

 
Leer más
profile avatar
21 de febrero de 2012
Blogs de autor

Space Invaders y Martin Amis

Excelente la sección del blog ?Papeles Perdidos? de El País llamada Letras en 360%, escrita por Virginia Collera. Se trata de una revisión a vuelo de pájaro de distintos temas (más bien curiosos) sobre obras y autores de todo el mundo, y que concluye con autores españoles. Ahí encontré este dato genial de la revista The Million y que lleva el atractivo título ?El libro que Martin Amis no quiere que leas? Dice:

¿Quién no ha renegado alguna vez de su pasado? Martin Amis era joven -estaba en la treintena-, le gustaban los videojuegos y, probablemente, no le venían nada mal unos ingresos extras mientras terminaba Dinero, por eso escribió Invasion of the Space Invaders: An Addict?s Guide to Battle Tactics, Big Scores and the Best Machines, cuyo prólogo firma Steven Spielberg. Al parecer, el británico siempre ha sido reacio a hablar de esta obsesión de juventud por los videojuegos y el libro estaba descatalogado. Había rumores de su existencia pero, por lo demás, caso cerrado. Hasta ahora. El periodista Mark O?Connell descubrió un ejemplar en una biblioteca de Dublín y no ha escatimado en páginas escaneadas -como la fotografía que ilustra este post- para a) despejar de una vez por todas las dudas de la existencia del libro y b) argumentar que en esa obra de juventud se pueden encontrar las claves para entender las posteriores novelas del autor de Campos de Londres. El desenlace da para varias moralejas y un desacierto: a Amis le falló el olfato cuando predijo que los días de Donkey Kong, el primer gran éxito de Shigeru Miyamoto, ?tenía los días contados?. (vía The Millions)    

Leer más
profile avatar
20 de febrero de 2012
Blogs de autor

Lección pasada de moda

El título que se ha elegido para esta colección de artículos tiene algo de guiño cómplice dirigido al buen entendedor. Si tenemos en cuenta que ya en el siglo I a. de C. se produjo en Grecia un movimiento llamado aticismo que pretendía preservar la pureza  de la lengua tal y como se hablaba en el periodo de máximo esplendor (siglos V y IV a. de C.) bien se puede considerar pasado de moda cualquier intento de preservar la pureza de una lengua, en este caso la castellana,  en pleno siglo XXI.

 

Repasando la cincuentena de artículos seleccionados por el editor,  Alexis Grohmann, se advierte que no se trata de un mero recurso para salir del paso (por ejemplo cuando llega la hora de entregar la colaboración semanal y no hay “tema”) ni tampoco una manía personal recurrente a lo largo de los años.  Al fin y al cabo Javier Marías no sólo vive del idioma sino que basa gran parte de su prestigio en el buen uso que hace del mismo, tanto en su faceta de escritor como de  traductor.

Ello le lleva a salir reiteradamente a la palestra para dar unas lecciones que además de pasadas de moda entrañan un riesgo evidente para quien las ofrece. En palabras de Manuel Seco, “una lengua es patrimonio de una comunidad, y quien la hace y la deshace es la masa, la mayoría”. En ese sentido, pretender apoderarse de una lengua y querer  dirigirla es un empeño tan censurable como desentenderse de ella y dejar que se corrompa. Pero quien se decida a romper lanzas a favor de una lengua hará bien en delimitar muy claramente dónde queda la frontera que separa el dirigismo abusivo de la permisividad igualmente abusiva. Y como no es una tarea fácil, el propio Javier Marías ofrece numerosos ejemplos de lectores que se sienten agredidos por las opiniones del articulista y así se lo hacen saber, bien directamente o bien mediante cartas al Director.

El asunto de la frontera entre dirigismo y pasotismo es de suma importancia porque, como queda dicho, la lengua no es de nadie y es de todos, con la particularidad de que en su misma esencia radica la facultad de variar, crecer, aceptar nuevos conceptos y – lo cual es maravilloso – dar origen a otras  lenguas a partir de la degeneración de la original. Y ahí están todos los brotes que le salieron al latín cuando la decadencia del Imperio rompió los lazos que vinculaban a los diversos pueblos y cada uno buscó sus propias vías de expresión.  Por lo tanto, que una lengua evolucione no es malo en sí mismo y los usuarios tienen todo el derecho del mundo a reivindicar sus hallazgos y a esperar que no les fustiguen los puristas acérrimos. Pero como al mismo tiempo asistimos diariamente a las múltiples agresiones que sufren las lenguas, es lógico que haya voces que se alcen en su defensa, por más que en numerosas ocasiones sea como una prédica en el desierto.

El mayor peligro de corrupción suele venir de la lengua dominante, actualmente  el inglés. Por pereza, desconocimiento o servilismo de los receptores, las lenguas dominantes imponen  nuevas palabras que no siempre implican una mejora y que muchas veces podrían ser reflejadas en vocablos  propios  y cuyo uso ha quedado sancionado por la tradición. El peligro es evidente en el caso de la jerga relativa a los negocios y la economía, pero es extensible al idioma cotidiano debido a los coladeros que en ese sentido son los libros, los periódicos y revistas, el cine y, sobre todo, la televisión. Javier Marías ofrece incontables ejemplos de supuestos neologismos que son en realidad fruto de una mala traducción o de un uso defectuoso del idioma, muchas veces del opresor pero muchas veces también por desconocimiento del idioma propio.

El dirigismo, el intento de apropiarse de un idioma para usarlo como arma política (nacionalismo) o los intentos de imposición que surgen de los propios grupos sociales están a la orden del día y defenderse de ellos es una tarea casi titánica.  Ahí está, por ejemplo, el caso de “lo políticamente correcto”, que si bien puede surgir de unos intentos bienintencionados de facilitar la convivencia (defensa de las minorías, igualdad de géneros, no menosprecio por razas y tantos otros) pueden acabar en verdaderas aberraciones.  Con el agravante de que, al uniformizar la forma de hablar, se priva al oyente de una fuente de información fundamental acerca de la verdadera ideología e intención del interlocutor. El tema, como verá el lector que se adentre en este peliagudo laberinto de dimes y diretes en el que Javier Marías se mueve con envidiable soltura y humor, daría en realidad para bastante más de los cincuenta artículos aquí reunidos.

 

Lección pasada de moda

Javier Marías

Galaxia Gutenberg

Leer más
profile avatar
20 de febrero de 2012
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.