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Asuntos metafísicos 26: cuando un físico retoma la interrogación de Heidegger

Si no es usual (como indicaba hace unos días) que   que un profesor de Física en el curso de su tarea ordinaria se refiera a problemas psicológicos o psicoanalíticos, tampoco lo es   se  pregunte por el ser mismo de las cosas, retomando y refiriéndose  explícitamente a la interrogación de Heidegger de 1967 (Die Frage nach dem Ding). Pues bien, tal es el caso de Chris J. Ishman en el curso  relativamente avanzado de la disciplina en el Imperial College de Londres al que aquí ya me he referido  (Lectures on Quantum Theory Imperial College Press London, 1995, las referencias a Heidegger se encuentran en la página 65). Sin duda la pregunta no es abordada de la misma manera que en el caso del pensador alemán. La pregunta por el ser de las cosas es para él indisociable de la pregunta sobre las categorías y principios que posibilitan el hablar de cosas físicas, y logicamente (en el contexto de la física cuántica) el eventual desmoronamiento de los mismos. El autor evoca inevitablemente la decapitación por la Teoría de la Relatividad de los presupuestos sobre los que construíamos nuestras ideas de Tiempo y Espacio,  presupuestos que  se revelaron ser meros prejuicios. Pero el asunto va mucho más allá.

Ejemplos de tales términos en apariencia inocuos que hoy habría que mirar con  lupa antes de remitirnos a ellos serían, entre otros,  observable en una entidad física, propiedad de esa misma entidad, cantidad física, medida de una propiedad, causa de un evento, efecto de tal causa, y un largo etcétera. Simplemente el honesto profesor de una disciplina especializada que es Chris J. Isham, no se siente autorizado para referirse a tales conceptos ante sus alumnos  dando por supuesto que la significación de los mismos es inequívoca y que por consiguiente son susceptibles de objetivo acuerdo entre todos los seres razonables:

"Una exposición relativa a cualquier área de las ciencias físicas contendrá inevitablemente términos que forman parte del trasfondo no sólo  científico sino cultural de la época en la que tal exposición se realiza.

La significación y aplicabilidad de tales términos son generalmente consideradas como  algo obvio y en consecuencia no necesitadas de ulterior explicación. Y sin embargo, a intervalos temporales, nuevos conceptos surgen que desafían este orden pre-establecido de verdades y mueven a una replanteamiento  radical de esos conceptos que no reflexionábamos..."

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3 de diciembre de 2013
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El amor no se explica

El misterio de las parejas sigue golpeando nuestra curiosidad, y planea sobre uno de los deseos más ávidos del ser humano: ser amado. Pero, ¿por qué hay auténticos coleccionistas de relaciones que se escudan en la corta duración de un sentimiento totalizador -el amor dura dos años, como máximo tres, aseguran- y, por otro lado, perviven los virtuosos de la vida a cuatro manos que celebran bodas de plata, de perlas y de oro? Siempre creímos que la cuestión era acertar; no dejarse llevar por el ímpetu ni la enfermedad que posee al enamorado, cuya energía está destinada a alimentar la construcción amorosa una vez cree que encuentra a alguien para ponerle rostro a su felicidad. “Cásate con una de tu misma calle”, aconsejaban hace años las madres burguesas a sus hijos. En su plan estratégico anhelaban la estabilidad como horizonte vital. Observemos cómo adjetivamos positivamente a una pareja: “estable y sólida”, bien lejos del ideal romántico. En Occidente también ha habido una gran tradición de matrimonios arreglados, eso sí, con disimulo y pericia. Hay parejas instaladas en la impostura sentimental, pero cuya unión funciona a la maravilla como empresa familiar. Mientras que otras relaciones más pasionales se han habituado ya a las curvas del yoyó pero siguen defendiendo la fuerza del vínculo que les une, la “larva”, dicen, de un sentimiento que atrapa y conmueve, y que persistirá en el tiempo por su poder evocador, como la magdalena proustiana. Este fin de semana, la prensa recogía una investigación de la Universidad de Florida publicada en Science, y que favorece lo inconsciente en el lenguaje del amor: no hay relación entre lo que las personas dicen que sienten y sus reacciones no conscientes. Una patada a la lógica, e incluso al sentido común, se instala en los dominios de la felicidad amorosa, deslegitimando de un plumazo una vasta colección de manuales de autoayuda, reglas de oro y píldoras conductistas para encontrar el amor de tu vida y sobre todo mantenerlo. Este periódico informaba de las conclusiones del primer autor de la investigación, James McNulty, ante estos resultados: “Tal vez las personas quieran prestar más atención a lo que sienten en sus entrañas”. Tanto es así que desde la ciencia se legitima el pellizco en las tripas y el imán irresistible, la flecha de Cupido que atraviesa sin saber por qué un objeto de deseo y no otro. A pesar de lo discutido que ha sido Freud, no el genio ni el escritor sino el investigador, e incluso habiéndose declarado a menudo obsoletas sus teorías, desde la ciencia -en esta investigación sobre el vínculo amoroso- se regresa al deseo no consciente. Y en estos tiempos mecánicos, de hojas Excel y coachings, cuando la subjetividad está en horas bajas, estos psicólogos de Florida concluyen que el amor duradero está pilotado por emociones secretas e incluso inadvertidas. Por un no sé qué.

(La Vanguardia) Foto: Mikel Uribetxeberria

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2 de diciembre de 2013
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Para Sergio Vila-Sanjuán, la cultura es un país acogedor

Hay libros que alegran la vida. Que renuevan el gozo de la lectura, dejan enseñanzas, abren puertas a mundos desconocidos, cuentan historias apasionantes escondidas en los pliegues de la Historia. Así es La cultura y la vida, la antología de crónicas culturales de Sergio Vila-Sanjuán que publicó este año Librosdevanguardia.

De sus tres décadas dedicado con pasión y rigor al ancho mundo de la cultura (los últimos como editor del prestigioso suplemento Cultura/s de La Vanguardia), Vila-Sanjuan ya había recopilado una amplia antología: Crónicas culturales. Pero después de lanzarse a la ficción con Una heredera de Barcelona y ganar este año el Premio Nadal con la novela Estaba en el aire, volvió con nuevos bríos a un género periodístico que domina como pocos en España.

La cultura y la vida es un libro decididamente barcelonés. No solo porque muchas de sus crónicas cantan con nostalgia de una ciudad que era pobre y  digna, donde todavía no primaban el negocio y el marketing.

También porque las crónicas de otros paisajes están construidas desde una sensibilidad muy catalana. Para mí lo mejor de la “mirada catalana” al mundo está en buscar siempre entender la peculiaridad de los otros, y sobre todo acercar una vela al alma de países pequeños u olvidados.

Así, Vila-Sanjuán se pierde y se encuentra en el exquisito museo del libro del industrial y coleccionista suizo Martin Bodmer a orillas del lago de Ginebra. Así pasea por el Bucarest de Mircea Eliade, la mágica ciudad de piedras mojadas repicando bajo el trote de los caballos donde el gran filósofo de las religiones y autor de El mito del eterno retorno intimaba con intelectuales judíos mientras aprendía de un maestro fascista.

Pero el territorio emotivo y mental del autor es evidentemente su Barcelona natal. En sus calles se cruza con el gran cronista de la ciudad Lluís Permanyer, quien cuenta su ciudad como si hablara de un museo viviente. Con Permanyer recorremos una ciudad todavía culta, atenta a su pasado, reflexiva y sorprendente. ¡Qué placer caminar por Barcelona con sus ojos!

El autor pasea también por la Barcelona vibrante de los sesenta de la mano de una fauna distinta: la de los escritores de la “movida”, como Ignacio Vidasl Foix, Marcos Ordóñez, o Llátzer Moix, quienes soñaron lanzarse a la fama con una colección de cuentos que mostrara al mundo el talento del grupo. Al contar la aventura, Vila-Sanjuán muestra la ciudad titilante de esa época, cuando todo estaba por hacerse y casi todo estaba permitido.

Así, a lo largo de 14 crónicas, desfilan Ferran Adriá y su creatividad, la trágica familia del novelista chileno José Donoso, los españoles que cruzaron el mar y entraron a un nuevo siglo de la mano de la Fundación Fullbright, la celebrada tertulia de la burguesa ilustrada Isabel Llorach, el mundo de las viejas librerías condenadas y muchos lugares, historias y personajes más.

Entre todos, demuestran que el periodismo cultural es una puerta excelente para entrar a conocer una ciudad y percibir una mirada al mundo, siempre que quien nos abra esa puerta sea un caminador dotado de una cultura tan grande como su curiosidad.

 

Así es Sergio Vila-Sanjuán, y seguirlo en paseos domésticos o lejanos proporciona ese cosquilleo en la nuca que al menos a mí me viene cuando estoy aprendiendo algo valioso.   

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1 de diciembre de 2013

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Nuestros Cervantes

La Atenas de Pericles. La Roma republicana. El Renacimiento italiano. El Siglo de Oro español. La Inglaterra isabelina. El Siglo de las Luces francés. El Romanticismo alemán. La Viena fin-de-siècle. Bloomsbury. La Generación del 27. ¿Cuál es la razón de que, en un tiempo y en un espacio bien definidos, haya una acumulación de talento que parecería rebasar cualquier distribución lógica? ¿Cómo es posible que, en una época y un lugar determinado, convivan tantos seres excepcionales al lado de unos cuantos genios?

            Sin abundar en los motivos de este fenómeno, sin duda ciertos lugares se han visto beneficiados, en momentos clave, por la actividad de individuos sorprendentes, capaces de descollar en algún área del conocimiento. De la literatura en el Siglo de Oro a la física en la Alemania de fines del xix y principios del xx, podría pensarse que la inteligencia llama a la inteligencia y que la simultaneidad de Lope, Calderón y Cervantes, o de Einstein, Heisenberg y Schrödinger, brota de una suerte de caldo de cultivo -un Zeitgeist o "espíritu de la época"- que, jalonado por unas cuantas mentes brillantes, se expande y contamina a muchas otras.

            La concesión del Premio Cervantes a Elena Poniatowska parecería confirmar que, por lo menos en términos literarios, México -en el ámbito conjunto de América Latina- ha vivido unas décadas extraordinarias desde fines de la segunda guerra mundial (o desde la emblemática publicación de Pedro Páramo en 1955). Su galardón se suma a los de José Emilio Pacheco (2009), Sergio Pitol (2005) y Carlos Fuentes (1987), todos ellos parte de la Generación de Medio Siglo que, bajo el impulso de otro de nuestros Cervantes, Octavio Paz (1981), transformaron radicalmente nuestro panorama intelectual. Si bien los premios pueden resultar engañosos, pues responden a consideraciones que van más allá de lo puramente literario, en el caso de nuestros Cervantes deberían servirnos como guías de un momento excepcional de nuestras letras, animado tanto por quienes lo han recibido como por quienes, por un motivo u otro, no se hallan en la lista.

Por la resonancia de su obra en todo el mundo, Fuentes ha sido visto como cabeza de su generación, al tiempo que Pacheco, Pitol y Poniatowska forman una especie de equipo juvenil dentro de ella -en la que se hecha en falta la ácida sensatez de Monsiváis-, pero entre unos y otros hay una buena cantidad de figuras que, con idéntica fuerza, despuntaron a partir de la publicación de la revista universitaria Medio Siglo (dirigida por el propio Fuentes), de la eclosión artística desarrollada en la Casa del Lago, la efervescencia de la revista de la Universidad de México, la Revista Mexicana de Literatura y el suplemento "La Cultura en México" de Siempre! y, poco después, a partir de su brutal confrontación con el poder priista durante el movimiento estudiantil.

De este modo, el Premio Cervantes a Elena Poniatowska -la voz que mejor catalizó las voces del 68-, debería impulsarnos a releerla a ella y a releer a sus compañeros de batallas: a Jorge Ibargüengoitia, que a últimas fechas ha gozado de un merecido revival en todo el ámbito hispánico por su mordaz descripción de la vida en México, a Salvador Elizondo y Juan García Ponce, autores de dos de las mejores novelas escritas en nuestro país, la concisa y perversa Farabeuf y la monumental e igualmente perversa Crónica de la intervención, a Inés Arredondo, creadora de algunos de los mejores cuentos mexicanos, a Juan Vicente Melo, cuya Obediencia nocturna le merecería ser rescatado de un injusto olvido, y, por supuesto, a Fernando del Paso, que con José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio creó el mayor fresco narrativo de nuestra época, paralelo a la "Edad del Tiempo" de Fuentes.

Educados bajo el autoritarismo postrevolucionario y miembros de la incipiente burguesía que se consolidaba entonces, todos ellos vivieron las contradicciones de un sistema que se presentaba como una democracia sin serlo, y se aprestaron a demolerlo intelectualmente -fuese con el ácido humor de Ibargüengoitia, los esperpentos de La región más transparente, la irreverencia erótica de García Ponce o la crítica social de Poniatowska y Monsiváis-, decididos a que el lenguaje literario fuese el arma natural para combatir los dobleces e hipocresías de la lengua oficial. Aprovechemos, pues, el inicio de la Feria del Libro de Guadalajara para reivindicar el espíritu crítico de todos ellos, nuestros Cervantes.

           

Twitter: @jvolpi

 



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1 de diciembre de 2013

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Ríos avergonzados

El río Mediavilla de Tudela, que no llegará a los cuatro kilómetros de largo desde su nacimiento en Canraso hasta el Ebro, es casi protagonista de un cuento de Iribarren que nos gustaba mucho, donde dos chavales lo exploran bajo las calles y edificios urbanos para no ir a la escuela. Durante años, vivimos en una casa desde donde veíamos su cauce mínimo y exangüe, todavía sin cubrir, antes de que fluyera por debajo de la iglesia de san Nicolás. Según los  historiadores, el río Mediavilla se llamó antes Merdancho que, por lo visto, no sonaba bien.
 
En Nájera también hubo un río Merdancho, igualmente llamado Merdánix, Merdaniel o Sórdido, en busca del eufemismo perdido. Pasaba por el centro de Nájera, se adentraba en la ciudad por el sur y corría entre las casas de la calle Santiago y las de la plaza del Mercado, hasta la iglesia de San Miguel y la calle las Parras, hasta desembocar en el Najerilla.
 
El río y la calle Merdacho en Sorzano mantuvieron el nombre hasta casi este siglo. También lo hizo el río Merdancho, que excavó con paciencia fluvial el  celebrado desfiladero de Pancorvo, y ahora lo llaman Oroncillo. 
 
Entre los Merdanchos que aún mantienen el nombre, está el que fluye al pie de  la famosa Numancia antes desembocar en el Duero, el arroyo Merdancho en Albacete, y el generoso Merancho que riega Murcia y Alicante.
 
Casi siempre se trata de arroyos y riachuelos. En la documentación de la abadía de Cluny se describe un lugar en ripa rivuli, qui Merdantius dicitur, y otro como rivum quæ appellatur Merdanzonum, que recuerda la antigua riera Merdança en Barcelona, que corría ante Santa María del Mar. A propósito del río Merder en Vic, en el pasmoso Orígenes históricos de Cataluña, se informa que “la pureza del agua se significó (en catalán) por medio de la palabra merder” y así explica riera Merdança, riuo Merdario, riuo Merdero, riunculo Merdanciano, torrente Merdancio, rinulum Merdançano y otros muchos.
 
También en Livorno disfrutan de un río Merdancio. Y, si nos asomamos al Hérault y la comarca de Montpellier, encontramos repetido el arroyo Merdanson, el Merdoux, el Merdeaux, el Merdols, el Merdantio, el Merdalon y otras variantes. Muchos arroyos y corrientes con nombre parecido han cambiado su denominación original por un eufemismo.
 
Lo cual hace pensar que se trató de un hidrónimo frecuentísimo. Las explicaciones, quitando la de la pureza catalana, suelen ser del estilo de “la calle Merdacho se llamaba sí de cuando no había desagües ni alcantarillas” o bien “c’étaient des ruisseaus collecteurs d’immondices”.
 
Pero ya toca saber que no fue así. El origen del Merdancho y sus incontables primos es la divinidad celta Smertatius, (cfr. smertatius > merdatius > merdancio > merdacio ) de cuyas funciones poco sabemos, pero  una vez establecido su empleo como hidrónimo, habrá que revisar las alegres conclusiones, como la del celtólogo Vendryes, que lo asimilan con el dios Marte.
 
La presencia de un derivado de Smertatius en la hidronomía es un marcador seguro de la  presencia de un asentamiento celta. En el caso de Tudela, el origen celta del nombre de la ciudad está reforzado por el testimonio de Marcial (IV, 55) que enumera Tutela entre los nombres más ásperos de nuestra tierra (nostrae nomina duriora terrae) que “nosotros, nacidos de celtas e íberos, no nos avergonzamos de introducir en nuestros versos”. De la serie de nombres celtas enumerada por Marcial, hay dos de identificación segura, Tutela (Tudela) y Turasia (Tarazona), y otros dos, Cardua y Rixama, que están acreditados en otras fuentes epigráficas. El caso de Tutela tiene de singular que es una palabra de apariencia latina, pero en realidad se trata de una divinidad celta que presidía los manantiales y cursos de agua. 


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1 de diciembre de 2013

Eder. Óleo de Irene Gracia

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La vida nueva de Silvio Berlusconi

El jueves fue el primer día del resto de su vida. Una vida más frágil y desprotegida de lo que haya conocido en los últimos 20 años. Ya no tiene inmunidad parlamentaria. El hombre más rico de Italia regresa a la nuda condición civil, como un italiano cualquiera. Llegó a la política para evitar la justicia y se va de la política cuando ya no hay obstáculo alguno que consiga frenar la apisonadora que es la justicia en un Estado de derecho. Sabe que le espera el cumplimiento de una condena de cuatro años de cárcel por fraude fiscal, que se convertirán en un año de trabajos sociales sustitutorios concedidos en atención a su edad y a su condición. Y que ha perdido el derecho pasivo de voto, es decir, la capacidad para presentarse a unas elecciones en los próximos seis años, hasta que tenga 83. Sabe también, ya sin escudo que le proteja, que será pasto de los fiscales y jueces que ha conseguido eludir hasta ahora en sus dos décadas de gloria. Il Giornale, su periódico, abría sus páginas el viernes con una crónica sorprendida por su primer día sin inmunidad: ?No hubo orden de detención. Tampoco citación ante la fiscalía. Nada de registro domiciliario ni policía golpeando de madrugada a las puertas de Arcore [su residencia a 25 kilómetros de Milán]. En su primer día como simple ciudadano no se han materializado las pesadillas que atormentaban el sueño de Silvio Berlusconi. Lo que, por supuesto, no significa que el peligro se haya disipado, porque Il Cavaliere sigue pensando que entre hoy y el próximo mes se enfrentará a sorpresas desagradables?. El hombre que ha dominado la vida política italiana durante los últimos 20 años tiene ahora el miedo en el cuerpo. Todavía tuvo arrestos para gallear ante una asamblea de sus partidarios, con patéticas denuncias de atentado a la democracia e incluso de golpe de Estado. En su primer día como simple civil quiso mantener la apariencia del líder de una fuerza política que piensa en las siguientes contiendas electorales y cuenta con programas de reformas políticas. Aunque en su boca suenan a hueco o incluso a burla cruel que se inflige a sí mismo. Después de que todos le hayan ido abandonando ?el último, su delfín Alfano; los penúltimos, la Iglesia y los empresarios; antes, la derecha europea con Merkel en cabeza?? serán ahora sus más íntimos allegados los que intentarán proteger sus intereses y protegerse a sí mismos de los últimos y agónicos coletazos del caimán. Los dirigentes de sus numerosas empresas e incluso sus hijos, a los que protegió desde el poder, ya no calculan a estas horas cómo salvar a quien no tiene salvación alguna, sino cómo proteger sus propios intereses para que no se los lleve el viejo saurio en su larguísima agonía. 



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30 de noviembre de 2013

Eder. Óleo de Irene Gracia

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68. Algunas ideas interesantes (porque son de otros)

Algunas ideas oídas en diferentes foros durante las últimas semanas, que me parecen interesantes, aunque no esté de acuerdo con todas, y que he ido apuntando. / Antonio Orejudo: "Internet está sobrevalorado". / Arcadi Espada: "el columnista es la muestra de la decadencia del oficio". / Daniel Innerarity: "En una sociedad compleja aumentan las cosas (...) cuya racionalidad debemos dar por supuesta". / Alejandro Fernández Aldasoro: "Estos chicos leerán los 5.000 libros que tienen en su ebook después de escuchar las 30.000 canciones que tienen también guardadas en él". / Innerarity: "La nuestra es la sociedad de la desinformación y del desconocimiento". / Pere Gimferrer: "João Cabral de Melo decía que no es posible ver una angustia amarilla, pero sí una virgen en un prado, y que la poesía debe plantearse cosas visualizables". / Orejudo: "la gente no entra en Internet para formarse una opinión, sino para ver reflejada la suya. El lector virgen no existe". / José Luis Moure: "El pueblo fija la lengua, como fija la ley". /   Espada: "Tan baratas son las opiniones que la gente las da gratis. Los hechos son caros, su naturaleza varia, multiforme (...) obliga a ejercicios estilísticos concretos y precisos". / Hernán Casciari: "Nos resultaría vergonzoso que se hiciera público nuestro historial de navegación de anoche". / Manuel Dávila: "es fácil encontrar a Bolaño en ediciones piratas, pero es imposible encontrarlo en una versión digital legal". / Tomás Granados: "los editores van a tener que pasar a ser productores como los productores de cine, además de creadores de los nuevos productos editoriales". / Espada: "Hay que tomarse en serio la repetición, esa música-máquina en que se ha convertido la difusión de argumentos en nuestro mundo". / Javier Celaya: "los editores locales deben traducir a otros idiomas a los autores locales, y no esperar a que los extranjeros los traduzcan". / Orejudo: "el hipertexto, a día de hoy, sigue sin parecerme un avance definitivo". / Roger Bartra: "Jacobi, en The Latest Intellectuals, explicó que las universidades estadounidenses habían aniquilado la bohemia intelectual, sacándola de la ciudad y llevándola a campus suburbiales, donde dejaba de ser visible políticamente". / José María Pozuelo Yvancos: "a día de hoy Internet no ha hecho sino aumentar la necesidad de una crítica hecha con conocimientos. Cuanto más gente hable y hable o escriba y escriba, y eso ocurre a diario en cientos de blogs, Facebook, Twitter, etcétera, más necesario será que haya especialistas capaces de que su voz sea distinta e informada". / Hernán Casciari: "ya no puedo escribir sin checar cada media hora el móvil". / Celaya: "los libros digitales deben ser pensados por sí mismos, atendiendo a las necesidades específicas de sus lectores". / Txetxu Barandiarán: "Por qué hablar de algo que no existe. Si no se crea en digital lo que se comercializa en digital es una mala copia y, además, casi siempre, con preservativo". / Alejandro Fernández Aldasoro: "Soy pesimista, pero no espero convencer a nadie de ello porque hasta en eso soy pesimista".



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29 de noviembre de 2013

Eder. Óleo de Irene Gracia

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La ilusión del caballo

¿Puede ser que una sola carrera de caballos paralice a todo un país? Puede ser, aunque pueda no entenderse a la primera. Ni acaso tras varios intentos. Pero esto es lo que sucede en Australia con el Melbourne Cup Day (primer martes de noviembre) que absorbe la atención de todo el país desde las 3 de la tarde a unos tres minutos después cuando culmina la liza ecuestre más importante del año y en la que los australianos (y no australianos) cruzan apuestas por valor de cientos de millones de dólares.

Se trata pues no solo de una fiesta deportiva sino de una comunión lúdica, viciosa y entusiasta que mantiene en vilo al espectador durante un recorrido de 3.200 metros. El ganador de esa carrera internacional en la que participan los mejores 24 caballos con un peso mínimo de 49 kilos y una edad mínima de tres anos recibe más de tres millones de dólares: un 85 el propietario, un 10% el entrenador y un 5% el jockey. No hay nada , sin embargo, para el caballo pero su precio se multiplicará por cuatro.

Pero ¿cómo alcanza a ser tan importante en la cultura australiana una carrera de caballos? Fernando Savater contestaría que no se trata de algo australiano sino planetario y de esa forma trascendente se vive aquí por el pueblo llano y elevado ¿No hay una fiesta igual en su país?, me preguntan. Y a estas alturas ya no se sabe qué decir porque no hay razón para referirse a un Corpus Christi, a la fecha de la Constitución o al Día de la Raza. Nada es lo que era. Hasta los "clásicos" en el fútbol se han devaluado mucho mientras los clásicos en la Commonwealth se han hecho cada vez más más ricos.

El primer ganador de la Melbourne Cup tuvo por recompensa un reloj de oro, mientras el 'ultimo abarca millones de dólares. Lo hermoso es, con todo, la brevedad del acontecimiento (3 minutos y 20 segundos, este ano) y la intensidad que su celeridad suscita junto a la histeria que se vive en cada pub donde gritan entre montones de cervezas montanas de apostantes. Fiorente fue la yegua ganadora de este 2013, entrenada, por primera vez, desde el actual formato de 1875, por una mujer australiana, Gai Waterhouse, superestrella del mes.

Cada cultura, en cada tribu, tuvo en la prehistoria a un animal como tótem. De ahí debe de proceder el culto al dragón en China, a la vaca en la India o al toro en parte del Mediterráneo. En Australia, obviamente, debería ser obviamente el canguro y, sin embargo, el amor batiente está puesto en los galgos o en los caballos veloces. Ni la oveja, los marsupiales o los cocodrilos son sagrados. Más aún: en los ;últimos anos han entrado modestamente en el menú casero de modo que si en España se aprecia el rabo de toro aquí lo que cuenta, aun con bajo precio, es la cola de canguro. El guiso está bien si al comerlo se olvida la estampa del animal sacrificado pero no es tan suculento cuando el color ratonero del animal se suma al sabor del bocado.

Un estudio entre zoológico y antropológico daría la clave de esta relación cultural ambigua entre el animal omnipresente en el souvenir y el habitante australiano. De un lado el canguro procura una inequívoca identidad australiana, de otro lado es una identidad demasiado unívoca. Canguro por millones y por todas partes. Extrema reducción de la imagen australiana al cangurismo.

¿Nos quejamos en España de la simplificación flamenca y taurina? Pues he aquí la supersimplificación. Frente a la elegancia equina de la excitante y fashion Melbourne Cup, tan elegante y británica, la desastrosa figura de un pobre animal que se ha quedado, evolutivamente, sin poder ir hacia atrás y sin dos patas para correr más hacia adelante.

 



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29 de noviembre de 2013
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