Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Ante el vacío geoestratégico

El vacío de poder interior se tragó a Yanukovic el viernes 22 de febrero, en un movimiento todavía inexplicado y quizás inexplicable, justo después de firmar con la oposición un acuerdo patrocinado por la Unión Europea con participación de Rusia. También el vacío de poder, pero a escala internacional, se está tragando en pocas horas la integridad territorial del país, con la ocupación de la península de Crimea por las tropas rusas, desoyendo las advertencias de Naciones Unidas, de las cancillerías europeas y de Washington. Estados Unidos, la solitaria superpotencia que lideró y venció la guerra fría, se halla retranqueada en una política exterior reticente, en la que prefiere que sean otros los que se sienten en la silla del conductor, incluso cuando no conducen a su gusto como está ocurriéndose con los europeos en Ucrania. Obama se ha visto obligado a salir al paso para señalar que la invasión rusa de Crimea tendrá consecuencias porque sabe que su silencio las habría tenido, y mucho mayores, como forma de incomprensible aquiescencia con Moscú. La crisis con Rusia se produce apenas unos pocos días después de que el secretario de defensa, Chuck Hagel, anunciara una reducción del Ejército a las dimensiones anteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando Washington se lavaba las manos de lo que ocurriera allende de su continente. También la UE se encuentra ocupada en completar el edificio del euro mediante una unión bancaria trabajosamente construida, con el objetivo de impedir la repetición de una crisis de las deudas soberanas como la que estuvo a punto de terminar con la moneda única. Ni la política exterior, ni los organismos de seguridad de los europeos, Alianza Atlántica incluida, se hallan preparados para abordar una crisis como la de Ucrania en su propia frontera. Según uno de sus más destacados ministros de Exteriores, los europeos hemos sobrestimado el atractivo de nuestras ofertas comerciales y financieras a Ucrania y evaluado incorrectamente la efectividad y los instrumentos de acción duros de una superpotencia como Rusia. Los dos países europeos mejor preparados militarmente, que son Francia y Reino Unido, no han aparecido formando tándem como en otras ocasiones, como hicieron en Libia en 2011, fundamentalmente por la inhibición de Londres, cada vez más desentendida de los asuntos continentales: a David Cameron le preocupa más la llegada de inmigrantes de Europa oriental y la devolución de competencias de la UE que la atención a los demandas europeístas que llegan desde Ucrania. El cansancio geoestratégico exhibido por EE UU tras sus dos guerras en Irak y Afganistán también afecta a todos los países de la UE, concentrados en su desafección por la política y por la construcción europea y arrastrados por sus populismos a la xenofobia y a las políticas contrarias a la inmigración. Las hipotéticas ampliaciones y los tratados de asociación solo interesan a los países vecinos directamente concernidos, como es el caso de Polonia con Ucrania. Por eso tuvo que ser el llamado Triángulo de Weimar, creado en 1991 por París, Berlín y Varsovia e inicialmente pensado al servicio de la integración de Polonia, el que se ocupó más directamente desde la UE del seguimiento y resolución de la crisis ucrania. Los tres ministros de Exteriores, el francés Laurent Fabius, el alemán Frank-Walter Steinmeier, y el polaco Radoslaw Sikorski, estuvieron negociando con Yanukovich y el enviado especial de Putin junto a la plaza Maidán en la noche infernal en que los revolucionarios caían como moscas bajo el fuego de los francotiradores. Todo ellos realizaron declaraciones en las horas posteriores a un acuerdo que primero parecía exitoso y a las pocas horas quedaba inutilizado por la huida y deposición del presidente. Según Fabius, ?hay que evitar a toda costa tratándose de Ucrania de que les obligue a escoger entre Rusia y la UE?. Según Steinmeier, ?Rusia es un país europeo y debe seguir siéndolo?. Y según Sikorski, ?el espíritu del acuerdo debe ser respetado?. Es evidente que los hechos todo lo han desbordado, el acuerdo y su espíritu, y que ahora son nuevos hechos sobre el territorio de Ucrania, en Crimea principalmente, los que anulan las declaraciones y las buenas intenciones. A pesar de la exhibición de poder militar realizada en las últimas horas, también Rusia se halla en un momento de especial debilidad, que en su caso la conduce fatalmente a encelarse en la vieja trinchera de la guerra fría. Moscú está moviendo sus piezas de ajedrez con cautela y en sordina, con el propósito de amortiguar las vulneraciones de la legalidad internacional que comporta invadir un país soberano. Hay una larga experiencia en el Kremlin respecto a intervenciones militares en territorio imperial, desde Hungría en 1956 hasta Georgia en 2008, y en cada una de ellas se han utilizado instrumentos distintos pero que responden todos a patronos similares, sea la bandera del internacionalismo comunista, sea la solidaridad con los ciudadanos rusos de todo el antiguo imperio: uso de tropas sin distintivos o paramilitares, llamamientos de las autoridades locales y de los líderes depuestos o apelaciones a la seguridad y a los intereses rusos, bien claros en el caso de la flota del Mar Negro con sede en Sebastopol. Aquel imperio ruso que según Kissinger avanzaba cada año desde Pedro el Grande (1721) el equivalente a un territorio como el de Bélgica, ha encogido ahora hasta situarse en 1654, cuando su padre Alexis I, segundo de los Romanov, fusionó Rusia y Ucrania. El éxito en los juegos de invierno de Sotchi o el protagonismo diplomático en la crisis siria y en la negociación nuclear con Irán no permiten esconder el continuo retroceso territorial, la debilidad demográfica y la pérdida de influencia mundial desde la desaparición de la Unión Soviética, cuando se produjo, en palabras de Putin, ?la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX?. Con la URSS el imperio territorial que arrancó en tiempos de Iván el Terrible llegó a su cénit histórico y ahora está acercándose a toda prisa a su ocaso. Crimea, la península ahora disputada, tiene exactamente el tamaño de Bélgica. Ucrania es la cuna y a la vez el nexo europeo de Rusia. Irrenunciable para su nacionalismo e imprescindible para su vocación occidental y para actuar como contrapeso a la inacabable dimensión asiática. Ni la guerra, ni la fragmentación, ni siquiera la bancarrota que se anuncian en Ucrania convienen a los intereses de Rusia. Pero es difícil que el señor del Kremlin no se sienta impelido a convertir la pesadilla de la decadencia en el sueño improbable de una grandeza restaurada, aunque el daño que cause con el uso de la fuerza a los ucranios, a los europeos y a sí mismo sea mucho mayor que los bienes presumibles que quiere defender.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
2 de marzo de 2014

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Gaziel, el periodista del siglo

Poco a poco va emergiendo esa figura impresionante, más ninguneada que conocida, incluso en su propio ámbito catalán. Pero siempre lo hace de forma fragmentaria, insuficiente, sin imponerse entre los lectores cultos como merece quien ha sido probablemente, al final de las cuentas, el primero y más destacado de los periodistas españoles del siglo XX. Circunstancias singulares han propiciado el rebrote de estos días. De una parte, el centenario de la Gran Guerra, en la que España no estuvo, pero sí estuvieron sus periodistas, con nuestro personaje en primera fila, como uno de los más puntuales y magistrales corresponsales de guerra. De la otra, el actual y complejo avatar del catalanismo, situado en un viraje político que demanda inmediatamente la observación comparativa con los hechos de octubre de 1934, cuando un presidente de la Generalitat, Lluís Companys, se levantó en armas contra la República que había reconocido la autonomía de Cataluña. Lean y vean si sirven para nuestra actualidad las severas admoniciones y lamentaciones del director de La Vanguardia, recuperadas por primera vez hace diez años por Xavier Pericay en la antología Cuatro historias de la República junto con textos de Julio Camba, Josep Pla y Manuel Chaves Nogales, y ahora por Jordi Amat en el volumen de la Biblioteca del Catalanisme titulado Tot s?ha perdut (no se desanimen quienes no lean catalán, puesto que los artículos están en castellano). Una de las ramificaciones del actual debate sobre los planes independentistas de Artur Mas se centra en el paralelismo con el Lluís Companys de 1934 y en la discusión sobre la vigencia de las severas críticas que le hizo entonces el periodista catalanista. Con su acto insurreccional, el presidente de la Generalitat se levantó contra la legalidad republicana de la que emanaban tanto el autogobierno catalán como su propia autoridad como representante ordinario de la República en Cataluña; puso seriamente en peligro el futuro de la autonomía catalana, intervenida primero por el Gobierno republicano (hasta 1936) y luego violentamente suprimida por las armas franquistas en 1939; y finalmente, hizo una exhibición de flagrante irrealismo en cuanto a realizar un buen cálculo de la correlación de fuerzas. Todo esto, entre 1914 y 1934, bastaría para justificar el rebrote editorial y literario de Agustí Calvet 'Gaziel'. Pero hay más, descontando su prolongada y meritoria labor como director de La Vanguardia (1923-1936), periódico que se consolidó durante sus años como el diario de referencia barcelonés hasta situarle a él mismo como el mejor director de su historia centenaria. Nada puede entenderse de la actual circunstancia española, crisis catalana incluida, sin la lectura de 'Gaziel' y más en concreto de sus severas e imprescindibles Meditaciones en el desierto, expresión de amargura y desengaño en todas direcciones ?la República, las democracias occidentales, las clases dirigentes españolas, Estados Unidos??, pero también hacia los dirigentes del catalanismo conservador, que ?políticamente no han dejado nada, pero económicamente se han enriquecido todos?.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
1 de marzo de 2014

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

59. El malvado Ego

En 1961, el escritor polaco Stanislaw Lem publicó Solaris, una de las mejores novelas del siglo XX. En ella, se describe el planeta homónimo, un océano inmenso capaz de pensar y alterar estados de la conciencia, hermoso, perfeccionista, preparado para analizar a sus observadores -hay una constante reflexión sobre el método científico a lo largo de toda la novela-, y de generar unas formas llamadas mimoides con las que reduplica realidades ajenas, las humanas entre ellas, para reproducir lo que sucede en las originales y entenderlas. La complejidad metafísica y psicológica de esta novela atrajo rápidamente el interés del cine, y se han hecho hasta tres adaptaciones de la obra: la de Nikolai Niremburg en 1968, la maravilla homónima de Andréi Tartokvski en 1972, y una protocolaria y feble revisión de Steven Soderbergh en 2002. / Cinco años después de la publicación de Solaris, la casa Marvel hace aparecer en el número 132 de Thor un nuevo supervillano llamado Ego, también conocido como The Living Planet. Como no soy experto en cómics, ignoro si es una consecuencia directa de la obra de Lem, pero podría perfectamente serlo. Ego es un planeta cruel y sediento de poder, que a lo largo de sus numerosas apariciones en diferentes historietas de superhéroes, intenta adueñarse del Universo y destruir la Tierra.

 

 https://marvel.com/universe3zx/index.php?title=File:Ego.jpg&filetimestamp=20060727075011

 

Es un planeta sabio, capaz también de la reflexión y la recreación de sí mismo en el exterior, y de hecho una de sus mutaciones más interesantes se llama Ego-Prime. Ego-Prime nace cuando la aventurera extraterrestre Tana Nile toma un pedazo de Ego para fertilizar con él planetas muertos; su propósito se ve interrumpido cuando el resto material del planeta viviente se apodera de la conciencia de Nile y nace Ego-Prime, una especie de mini-yo malvado del súper-malvado Ego. El planeta viviente y sus proto-formas son combatidas y derrotadas por Galactus y el resto de héroes, aunque siempre suele sobrevivir y reencarnarse en alguna forma, como las emanaciones corpusculares de Solaris.

 

 https://31.media.tumblr.com/1bc0225096ee96ba6c3469dad0c0542c/tumblr_n0x73q1AYL1rur0aro3_1280.jpg

Vivimos en los tiempos de los selfies y el yo autoreflexivo. Haciendo una leve trasposición, en la literatura también nos encontramos con que el Ego puede ser un archivillano, una poderosa fuerza del mal, que acaba asolando mundos (narrativos) debido a la falta de control del egocentrismo soberbio. Cuando Charles Xavier, el personaje telépata de los X-men, mira al interior del planeta Ego, "looked into the mind of Ego and found madness, which immediately told him that Ego could not be reasoned with" (wiki de Marvel). Irrazonable es también el yo que intenta apoderarse de los libros y hace pasar las novelas del lado claro de la autobiografía disfrazada al lado oscuro de la fuerza, a la región tenebrosa de la literatura egódica más rechazable, dirigida por un personaje que no es más que un pequeño Ego-Prime del autor. Quién nos defenderá de las autoficciones desatadas, aquellas carentes de autocrítica y volcadas al autobombo; qué superhéroe vendrá a protegernos de Ego, el planeta cruel, compuesto de la misma materia de nuestras pesadillas.

 

-

-

[Imágenes tomadas de Marvel Universe Wiki, https://marvel.com/universe/Ego, y del blog http://jthenr-comics-vault.tumblr.com/]



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
28 de febrero de 2014

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El entrenado y el advenedizo

 
Los ancianos de la aldea recordamos un desaire parejo hecho al presidente Sarkozy y su réplica, ábrete chorralaire, le costó luego el presidenciato, porque quedó tan claudius cualquierus, tan como tú y como yo, que cayó mal. Aquí el jefe del Estado in pectore suo se ve que ha sido entrenado para el caso y reacciona tan más allá de como es debido que casi agrada sólo a los maleducados. Con todo mi desinterés por las jefaturas y a cuál de sus encarnaciones debamos adorar, reconozco la superior idoneidad del entrenado sobre el advenedizo. Otra cosa es si el protocolo para el caso del tonto del vot debe o no ser revisado.


[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
28 de febrero de 2014
Blogs de autor

Gaziel, el regreso de un desconocido

La muerte de Manu Leguineche me hizo pensar en los muchos escritores españoles que han arriesgado su vida en guerras lejanas. Algunos escribieron libros de gran calidad literaria y otros simples reportajes, pero todos ellos (o por lo menos los que yo recuerdo) lo hicieron con nervio, rigor informativo e intensidad. Forman un equipo formidable y no entiendo cómo no hay una colección dedicada a ellos en exclusiva.

    Yo diría que el primero y uno de los mejores, aunque en la actualidad sea difícil de leer, fue Pedro Antonio de Alarcón. Sus crónicas de la guerra de África, reunidas luego en el grueso volumen Diario de un testigo de la guerra de Africa, comienzan en 1859 y lo hace con el estruendo de la orquesta sinfónica típica de nuestro muy tardío romanticismo:

    "¡Al fin amaneció el día de nuestro embarque, después de un mes de angustiosa expectativa! ¡Al fin vamos a participar de los peligros y de las glorias de nuestros hermanos que luchan y mueren como leones al otro lado del Estrecho!".

Ya digo que la retórica romántica se hace difícil de digerir si uno no tiene el paladar muy hecho a los exquisitos productos faisandé. Y sin embargo, ese es el tono (o si lo prefieren, la música militar) de uno de los más brillantes escritores actuales de guerras y aventuras, Arturo Pérez Reverte. Ese aire exaltado, de brazo que agita la gorra mientras el buque zarpa hacia la guerra, sollozan las novias y se oyen los metales de la banda, sigue siendo el de los grandes corresponsales.

    Vendrán luego, en años posteriores, varias decenas de estupendos aventureros o incluso de burgueses sin miedo que se meten en conflictos inauditos por pura temeridad. Recuerdo especialmente interesantes las experiencias de Blasco Ibáñez, burgués sensual y acomodado, en la batalla del Marne, aquel matadero donde sucumbieron sin gloria millones de jóvenes europeos cuya desaparición lastraría el futuro del continente. Las recogió en Los cuatro jinetes del Apocalipsis y aunque estaban ya cocinadas en el horno literario, mantenían la frescura de la visión directa, del horror en primer plano.

    Habría decenas de testimonios personales para comentar, casi todos piezas de caza en librerías de lance y suprimidos de los catálogos. El Berlín de Julio Camba, de 1913 a 1915, o el posterior de Augusto Assia. Las soberbias crónicas de Chávez Nogales, afortunadamente reeditadas en los últimos años. Los Cuadernos de Rusia de cuando en 1941 Dionisio Ridruejo se lanzó contra la tundra soviética con la División Azul, un caso a lo Jünger, con poemas grabados sobre el hielo. En este notable batallón de aventureros se encuentra lo más honesto de la literatura española. Sólo algún sinvergüenza decía estar en el frente cuando vaciaba botellas de whisky en los hoteles, como tantos corresponsales extranjeros de la guerra civil.

    Y hete aquí que la admirable casa editorial Los Libros del Asteroide acaba de publicar una de las narraciones de guerra mejor y más difícil de encontrar, De París a Monastir. Su autor es poco conocido fuera de Cataluña, pero jugó un papel muy relevante en las letras y la política catalanas antes y durante la república, yo diría que perfectamente comparable con ese otro genial periodista de La Vanguardia que fue Josep Pla. Agustí Calvet, quien usaba como nombre de guerra el de Gaziel, es un prosista eficaz, elegante, con un sobrio equilibrio entre lo dramático y lo irónico. El reportaje que comentamos cubre uno de los trayectos más inusuales de la primera guerra mundial porque se adentra en zonas muy poco exploradas por los escritores clásicos. Gaziel se percató de la importancia enorme que iban a tener los países balcánicos en la contienda y se internó por lugares en los que conseguir un medio de transporte, un lecho o una comida era algo tan milagroso como sobrevivir.

El grueso de la aventura transcurre entre Grecia y Serbia (la de entonces, no la de hoy) y es tan sagaz al describir un inútil desembarco de la armada aliada como cuando reproduce la curiosísima y extinguida colonia sefardita de Salónica. Su curiosidad es insaciable y su inteligencia no puede menos de acabar en la pura desesperación al constatar la estupidez, la corrupción y la ineptitud de las élites de esos países, abandonados por sus opulentos aliados, fueran éstos Francia, Inglaterra o Rusia. Esta es otra triste historia de un puñado de peces gordos enriquecidos y millones de pececillos aplastados por la razón de estado.

    Publicado en 1917, parece imposible, pero cien años más tarde conserva su frescura, su honradez, su agudeza intacta. Me ha parecido el mejor homenaje a la estirpe de los Leguineche.

 Artículo publicado en Jot Down.

Leer más
profile avatar
27 de febrero de 2014

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Ucrania existe

Dotarse de un Gobierno provisional, representativo y eficaz. Recuperar el orden y el funcionamiento del Estado. Poner al país a trabajar. Sortear la bancarrota. Alejar las largas manos de los oligarcas, una veintena de poderosas familias mafiosas, de la economía. Hacer justicia con quienes reprimieron violentamente la concentración en Maidán y situaron el país al borde la guerra civil. Mantener unidas las dos partes en que se podría dividir Ucrania, una más próxima a Rusia, incluida Crimea, y otra occidental. Obtener ayuda financiera internacional y una geometría de relaciones comerciales con la UE que no signifique enemistarse con Putin. Evitar una nueva guerra fría entre la OTAN y Rusia, los viejos contendientes de la guerra fría auténtica. Cuando se desmontan las barricadas, se enfrían las cenizas de los incendios y los héroes fallecidos han sido ya sepultados bajo tierra, aparecen las tareas ciclópeas, inhumanas, que los ucranios tienen ante sí. En Maidán, como en Tahrir, hay un momento mágico, excepcional, casi increíble, en el que lo imposible se hace real. El autócrata se siente incapaz de mantenerse en el poder, un vacío glacial se hace en su entorno: nadie responde ya a sus órdenes o es él mismo quien no se atreve ya a ordenar nada a nadie. El mundo se hunde bajo sus pies y huye. La plaza ha triunfado. Todo sucede deprisa, en este caso y en todos, sin tiempo para entenderlo. Siempre hay vectores exteriores, ángulos ciegos y maniobras oscuras. Pero no es un golpe de Estado maquinado desde Bruselas o Washington. Es ante todo el vacío de poder, el socavón que se abre cuando alguien tan inepto y mendaz como Yanukóvich es incapaz de controlar la revuelta fabricada por su corrupción y sus mentiras. Cuando el poder yace tirado en mitad de la plaza es el más osado quien se atreve a llevárselo. Si le dejan, si nadie se opone, para no soltarlo nunca jamás. Lo intentó Morsi después de Tahrir y lo va a intentar el mariscal Sisi después del siguiente Tahrir. De las revoluciones suelen salir dictaduras peores que las derrocadas. Para que el que ocupe el vacío sea de verdad el pueblo, es decir, el consenso activo de los ciudadanos, tienen que concurrir muchas circunstancias, producto del lento y tenaz trabajo del tiempo en la mayor parte de las ocasiones. Sí, hay razones para dudar de Ucrania, de su futuro, de su viabilidad, pero Maidán es la demostración todavía incipiente de una poderosa voluntad de construcción de una democracia europea, que aprende de una primera y fracasada experiencia hace diez años en la Revolución Naranja. Las tareas son ciclópeas, pero lo que está en juego todavía es más colosal: las relaciones entre Rusia y Europa, la capacidad de la Unión Europea como agente global, su propia definición como espacio de bienestar, paz y prosperidad capaz de proyectarse sobre sus vecinos, la estabilidad del continente euroasiático... Todo está por hacer porque casi nada se ha hecho hasta ahora y hay por delante la tarea de levantar desde sus cimientos una nación entera, en la que los ucranios no deben estar solos.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
27 de febrero de 2014
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.