Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Comodines

Chatarras, Pumbo y La Monja Enana fueron los más grandes jugadores de chiribito que hollaron los tapetes del Casino Principal de Jaca; el chiribito, esa variedad de póquer, agresiva, espectacular y calibrada que otra gloriosa personalidad, que atendía por Loquilla, trajo a estos venerables salones en exclusiva para todo el gremio del naipe de la ciudad pirenaica. Sería 1980. Loquilla sufría importantes pérdidas en la sesión semanal de bacarrá oficiada en aquel insólito lugar cercano a Huesca y necesitaba resarcirse con toda urgencia. Propuso en Jaca cambiar de modalidad de juego, implantar algo que él dominaba, y con lo que creyó poder desplumar a sus compañeros de mesa. Pero minusvaloró a los poqueristas jacetanos (y zaragozanos visitantes), en especial a los nombrados al comienzo de esta historia, que pronto aprendieron, superaron al maestro y le obligaron a buscar en otros frentes el modo de sufragar la deuda. Loquilla murió pronto, y quizá en paz. En cualquier caso, el chiribito, también llamado póquer sintético, quedó instalado, no como homenaje a su introductor sino como incomparable método de mover dinero, en las hexagonales mesas del número trece de la calle Echegaray, en tiempos conocida como calle de las Damas. 

Pues bien, anotar un detalle; ni Chatarras, ni Pumbo, ni La Monja Enana, ni la inmensa mayoría de puntos autóctonos y alóctonos, caballeros todos, quisieron saber nunca nada del empleo de comodines en esa maravilla de la inteligencia y la emoción que es el póquer sintético, como tampoco antes lo quisieron en el ejercicio del póquer convencional, el póquer tapado, el de las cinco cartas. Sí, había una tradición, una costumbre, casi una corriente de pensamiento que postulaba la inclusión en el mazo de uno o dos comodines, pero era una tendencia que surgía entre clases pasivas, entre jugadores no creativos, entre quienes restaban a las cartas su propio valor para reducirlas a la vulgaridad y convertirlas en vehículo de la anodina pasión por el azar. ¡Los comodines!, y aquí es adonde quería conducir el discurso, al empleo exacerbado de comodines, pero no de los que tienen en el jóker a su emblema, sino otros, otros comodines, intangibles pero nefastos, invasivos veloces que se instalan en todos los sistemas de voz; me estoy refiriendo a los comodines gramaticales, a uno en especial, a ese verbo “hacer” que anula, arrasa a otros muchos verbos convirtiendo el empleo de la palabra en un desierto en el que la creación expositiva, la riqueza de los matices, se devalúan hasta transformarse en una insoportable muestra de inanidad y aburrimiento.     

Expresiones como “hacer el aperitivo”, “hacer un infarto” o “hacer pole” son de uso frecuente en los medios audiovisuales y, cada vez más, entre personas bastante bien educadas. Sustituir por el comodín “hacer” certeros verbos como –en estos tres casos- “tomar”, “sufrir” o “conseguir” es el signo de los tiempos, una moda, una señal aceptada del empobrecimiento del idioma y una pírrica victoria para los que propugnan igualar a las gentes por abajo. Sin embargo, en todos los terrenos, incluso en los más deleznables, es posible establecer algún récord, alcanzar un nivel impensable de estulticia y aborregamiento colectivo. Lugar: gasolinera El Cid en la autovía Zaragoza Huesca. Protagonistas: dos matrimonios de mediana edad y condición social que llegan a bordo de un coche matrícula de Tarragona. Diálogo (traducido): “Mientras haces gasolina iremos a hacer un café”; “No tengáis prisa que voy a ver si también me hacen el parabrisas y seguro que si les doy propina también me harán las ruedas”. Nunca Chatarras transigió ante los patrocinadores del descalabro: siempre buscó la mejor jugada, siempre buscó esgrimir con sagacidad sus altos poderes; daba gusto verle articular los naipes como si fueran sintagmas; ¡qué artista de la dicción!; abofeteó, dice la leyenda, a un agrimensor que quiso convencerle de la bondad del cambalache, de que hay quien sirve para todo, del usar y tirar, del qué más da cómo se hacen las cosas.          

 

Leer más
profile avatar
22 de diciembre de 2016
Blogs de autor

¿Qué hacer con nuestra historia?

Para cierto pensamiento de muy hondo calado, el holocausto no sería el punto omega de un proceso de aniquilación, sería simplemente una boya más en el mar del horror que probaría que la conciencia occidental es, por debajo de sí misma y por lo tanto desde su misma sustancia, un fracaso en el proyecto humano.

Por lo mismo habría que añadir que esa conciencia occidental es de una debilidad tal que puede pasar del estado de civilización al de aniquilación extrema en décimas de segundo, como aquel gerifalte de Auschwitz que pasaba, en un instante, de su casa familiar, donde era muy tierno con sus hijos, a los crematorios.

Sea como fuere, parece evidente que parte del pensamiento de las cinco últimas décadas se ha dedicado a demostrar, con mayor o menor acierto, que el hecho mismo de que se hayan dado exterminaciones en masa y de que ahora mismo dejemos a merced de la intemperie y la muerte a miles de refugiados mientras jugamos con nuestro aparatitos y nos rodeamos de fetiches tan complejos como primarios demuestra que el animal humano es, de entrada, profundamente inquietante y mucho más problemático, en sus acciones y reacciones, de lo que habían imaginado generaciones y generaciones de hombres.

Da toda la impresión de que muchas veces las sociedades humanas aspiran como mucho a conquistar ese estado de gracia en el que ya no haya ninguna diferencia entre la pulsión de matar y el hecho de hacerlo: algo así como la guerra digital, a cuyos primeros balbuceos estamos asistiendo los hijos de esta época con el asombro, tan inocente como culpable, de quienes se saben pisando los umbrales de una nueva monstruosidad.

No es de extrañar que más de un pensador ha aventurado que el fin del mundo (como concepto) ya ocurrió en Auschwitz, y que ahora sólo estamos asistiendo al fin del no-mundo, o al fin del antimundo.

 

Es normal que algunas de las escuelas filosóficas más definitivas de después de la Segunda Guerra Mundial, hayan intentado ahondar en la gran ausente del pensamiento actual: la conciencia pura y dura, la conciencia moral. Todo un mundo se hizo cenizas hace más de medio siglo, y de las cenizas no suelen surgir diamantes. Una vez más, habrá que pensar qué hacer con nuestra historia.

Leer más
profile avatar
22 de diciembre de 2016
Blogs de autor

Poema 49

No son muchos

los días

de buena suerte.

Muy a menudo

cae la

moneda

del lado aciago

y nos toca

nadar

en sus

aguas sucias.

Por el contrario,

cuando no es así

y la cara aparece

reluciendo

se levanta una

edificación personal

muy insólita,

de cemento firme

y acero de Pensilvania,

dónde, accidentalmente,

viví.

Esta reveleración,

casi inédita,

presidida

por el resplandor

americano del metal.

Metal del alborozo

yanqui de los años cincuenta

permite

no pensar en nada.

Sólo en el sexo

rubio del ligue

ante el cine

al aire libre

y en cinemascope.

Pensar en nada,

qué bendita

facultad.

Puesto

que todo

pensamiento sostenido

lleva a la 

alcantarilla

del ser.

No es pesimismo

ni amor a la basura

sino conclusión.

Sólo conclusión.

Defunción o terminación.

Ante cuya insignia

podrida

se alza

el júbilo de vivir.

Pero ¿cómo adivinar la vida

la vida adivina,

la vida divina

sin la inmediata amenaza de morir?

Leer más
profile avatar
22 de diciembre de 2016
Blogs de autor

La excepción paternal

En nuestra infancia sólo recurríamos a los padres para asuntos excepcionales, en cambio con las madres se hacía multitud de cosas pequeñas. Ellos, viajantes apurados, hombres de despacho o tra­bajadores con la espalda molida, no nos llevaban al médico ni acostumbraban a ayudarnos con los deberes; como mucho te subían a sus hombros o te quitaban los ruedines de la bicicleta y corrían tras de ti sosteniéndote lo justo. Bastaba el roce de su mano en el sillín para sentirnos a salvo. El mío también nos llevaba a la granja, donde, ante mi desmayo, nos enseñaba cómo parían las cerdas. Ya de joven, un primero de enero por la tarde, me ­acompañó hasta el pub donde había olvidado mi abrigo la noche anterior. No me preguntó nada y se lo agradecí. Con el tiempo pensé que tal vez no supiera qué decir, pero sus silencios lo hacían más misterioso, más desconocido, que es lo que acaban siendo muchos padres para sus propios hijos.
El padre justo, el fiable, el bondadoso, el ausente, o el que se siente un evasor de sentimientos porque no sabe expresarlos, siempre han sido disculpados a la hora de echar horas criando. De ahí a que tuviéramos que intuir su intimidad, pero también a que gozaran de una elevada comprensión social por no ejercer de padres. Recuerdo cuando Alfonso Guerra, al despedirse como diputado, reconoció que se arrepentía de no haber visto crecer a sus hijos.
Muchos hombres descubrieron en verdad que eran padres cuando se separaron. Nunca habían asumido el verdadero papel de la paternidad. Estaban de propina, para festejar, aprobar o reñir. Pero enseguida descubrieron la satisfacción que produce, además de dicha, asombro y agotamiento, la entrega a un hijo. Se hicieron oír entonces las asociaciones de padres separados, sus demandas para obtener la custodia compartida, los casos de discriminación. Que los padres pintaban, y mucho. Que tenían tantos derechos como responsabilidades. También asumieron la defensa, al igual que las organizaciones de madres, de una ley aprobada en el 2009 (que debía aplicarse en el 2011) y que ha nacido vieja: la ampliación del permiso del padre, que ahora pasa de dos a cuatro semanas, independiente del de la madre pero sin posibilidad de ser fraccionado, y que continúa resultando un tiempo escaso. Hasta hoy, a un hombre que se casaba –en primeras o cuartas nupcias, daba igual– se le daban los mismos días de recreo que si tenía un hijo: quince. La ejecución de esta medida, que se ha ido posponiendo por su coste económico –se destinarán 235 millones en los presupuestos del próximo año–, constituye un paso elemental en la conquista de la igualdad: si los padres no disponen de tiempo de roce y cuidado, cómo van a lograr las madres romper ese techo de cristal.
 
Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2016
Blogs de autor

Poema 48

Odio la mano

con la que

golpeo al otro

que, por su parte,

me ama

desesperadamente.

Desesperadamente,

por mi parte,

investigo

en mi interior

,ya envejecido,

qué clase de componentes

áridos y ruines

han creado este depósito

adónde va mi mano

para abarcar

un grueso puñado

de cólera 

y de ruindad:

El peso despiadado

que descargo sobre

proximidad

de amor y ternura

sin la cual

ya habría perecido

corrupto.

Y sin la cual

no hubiera

esperado ya nada.

O, sin la cual,

el foro entero

de mi interior

se habría

convertido  

en un cantón

de hacinadas alimañas.

Alimañas que, acaso,

fatalmente,

acabarían

con la totalidad

de mi condición

humana.

La buena también

más golosa 

para esas fieras

que se

afanan 

una a una,

en condensar

mis odios

para golpear

después

vilmente,

ciegamente,   

el más bello

y tierno

corazón.

Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2016
Blogs de autor

Bomarzo 2007 como juego de espejos: película, ópera, novela, historia

Bomarzo es un antiquísimo pueblo romano del Lazio. En el siglo XVI Pier Francesco Orsini, cuya familia fue dueña del lugar por generaciones, mandó construir allí un extrañísimo jardín de monstruos de piedra.

En 1962, el escritor argentino Manuel Mujica Láinez usó esta historia para escribir Bomarzo, su novela más ambiciosa. Cinco años más tarde, el gran músico Alberto Ginastera, con Mujica Láinez como libretista, compuso su ópera más famosa: Bomarzo. La ópera fue prohibida en Argentina durante la dictadura de Juan Carlos Onganía y tildada de escandalosa por su contenido de sexo, violencia y parodia de los ritos cristianos.  La ópera finalmente se estrenó en Washington, y dio lugar a un disco que circula entre los melómanos. En marzo de 2017 Bomarzo se estrenará en el Teatro Real de Madrid.

Pero la polémica siguió dando juego a la reflexión y la creación. En 2003, el sociólogo y musicólogo Esteban Buch publicó un libro erudito y hermoso, The Bomarzo Affair, que analiza el caso de censura en el contexto de la dictadura argentina, la lucha por la libertad artística y la represión de las costumbres.

Cuatro años más tarde, el director, actor y músico argentino Jerry Brignone elaboró una nueva y fascinante vuelta de tuerca sobre este asunto. Su película Bomarzo 2007 transforma la grabación en audio de la ópera en Washington banda sonora para un nuevo producto complejo y sorprendente.

A las puertas del 2017, a casi diez años de su creación, he vuelto a ver esta obra compleja e inclasificable, y sigo encontrándole nuevos significados.

*          *          *

Sin ampulosidades ni pedantería, la película inicia así una serie de diálogos entre distintas artes que hacen más profunda y comprensible la ópera, pero que también van más allá de lo que Mujica Láinez y Ginastera quisieron decir, para darnos nuevos significados y hacernos pensar de nuevo en el mundo y en nuestra propia realidad.

Por eso, pienso que Bomarzo 2007 abre caminos y derriba fronteras entre las artes. No es la grabación de una ópera, es mucho más.

Recrea, por supuesto, la historia del duque de Bomarzo, en el renacimiento, la historia que cuenta el escritor argentino, pero la hace dialogar con el presente. No es, claro está la primera vez que se usa el medio cinematográfico para filmar óperas en sus escenarios originales. Lo hizo por ejemplo Gianfranco de Bosio en 1976 con Tosca en sus sitios romanos, o como intentó hacer infructuosamente Carlos Saura con Carmen en las calles de Sevilla.

Pero aquí los habitantes del pueblo que alberga el bosque de los monstruos no solo representan a los personajes de la ópera, sino que se representan a sí mismos en un doble juego de espejos. Son los habitantes de Bomarzo de hoy haciendo de los bomarzinos del Renacimiento. También la cámara viaja entre mundos: se centra en lo que queda del pasado, los vestigios arqueológicos de la época de la historia, pero también juega y hace jugar al espectador con la Bomarzo actual, en un rico trayecto intelectual entre la permanencia y el cambio.

La película también explota la ambigüedad sexual de la obra, al usar una actriz para representar al duque, un personaje maltrecho y débil que se rebela contra el papel masculino donde no encaja. En los numerosos interludios orquestales de la partitura, la humillación del adolescente ‘defectuoso’ se transforma en pesadilla, intensificada por el uso de la grabación nerviosa cámara en mano (como en el método Dogma 95 de Lars von Trier) y el vibrante  montaje.

Las imágenes crueles contribuyen a contar una versión de la historia de Bomarzo y también a contar otras historias que en la visión de Brignone, dialogan con ésta. Por ejemplo, en la película irrumpen fotos de personajes nefastos de las dictaduras argentinas de los sesenta y setenta.

*          *          *

En sólo cuatro días de grabación, el director Jerry Brignone llevó a un mínimo equipo de actores, camarógrafos y asistentes, y los mezcló con los habitantes del pueblo de Bomarzo, a los que conocieron el primer día del rodaje. Pero sería injusto centrarse en el milagro de que un producto tan bien realizado, de tanto impacto y que abre tantos caminos a la reflexión se realizara en un tiempo tan corto.

Brignone, en cuya cabeza bullían estas ideas de unificar artes que ama y estudia desde hace años, guió a un equipo muy profesional para que entre todos descubrieran caminos y soluciones sorprendentes, tal vez mágicas, producto de la premura obligada.

Uno siente que es una película y a la vez un documental, porque todo está haciéndose en el momento, casi sin ensayos, y todo se va creando a la vista del público. No es una película basada en una novela o en una obra de teatro, porque la parte musical se respeta religiosamente. Es otra cosa.

Uno de los muchos elementos que me maravillan de Bomarzo 2007 es que se trata de un juego de relojería y al mismo tiempo de un ejercicio de libertad absoluta.

No sé si esta obra indefinible creará escuela. Lo que no me queda dudas es de que es una obra nueva, un nuevo tipo de obra. Y que la experiencia de verla deja con ideas sobre el cine y sobre la ópera, y sobre la tragedia de la vida.

Leer más
profile avatar
20 de diciembre de 2016
Blogs de autor

Poema 47

Tratamos

a la felicidad

como a un vestido 

de quita y pon.

La atribuimos a unos

que nos

parecen

,de lejos,

tan brillantes

y distantes

que lucen 

en un redondel

esmaltado.

Un anillo

seleccionado

de fortuna

impenetrable

sea con la voluntad

con el trabajo

o con la fe.

Sufrimos

por los que padecen

manifiestamente

y a los que restamos

toda molécula feliz.

Y existen

otros muchos,

del montón,

que son felices

o no

arbitrariamente,

al son del sol.

Ganan

o pierden

sanan o enferman,

son ricos y se arruinan,

pobres o viejos

y, en cambio,

y sonríen.

Este artefacto,

no deja

de moverse

o encajonarse

veleidosamente.

Sigue

sin riendas

recorriendo

 a la población viva

desnudando,

hiriendo.

cubriendo

de plata.

Viene a ser

la felicidad,

momentáneamente

atrapada

una bella fantasía

de arena

y estrellas

falsificadas

de mercurio inasible.

Racimos de luz

donde vamos a

probar

la alegría.

Pero, de nuevo,

la alegría,

hecha escamas,

sale brincando

a una velocidad

y en una dirección

inaccesibles.

Sale citándonos

Den la lontananza

a su captura

tan imprecisa

que nos lleva

sin excepciones

al transparente

delirio

de la eternidad.    

Leer más
profile avatar
20 de diciembre de 2016
Blogs de autor

El yo de Hitchcock

Por encima de su obra fílmica, una de las más substanciales y creativas de la historia del cine, la gente, mucha gente, conoce a Hitchcock por su ego, que era efectivamente de considerable volumen. Grueso y grandioso, irónicamente redicho de voz, la vocación egocéntrica de este gran artista se mostraba a la menor ocasión: al presentar ampulosamente la serie televisiva de sus historias de miedo (372 episodios), en la infalible aparición personal, a veces recóndita, en cada uno de sus largometrajes, en el talento para venderse él junto a su producto, y en el mando férreo que ejercía sobre sus actores y su equipo artístico, aprovechando que el enorme éxito comercial de la mayor parte de sus títulos le daba carta blanca en Hollywood.

De todo eso y de otros particulares se ocupa la sugestiva y muy bien concebida exposición ‘Hitchcock, más allá del suspense', comisariada por el cineasta y profesor Pablo Llorca y abierta en el espacio Fundación Telefónica de Madrid hasta el 15 de febrero del año próximo. Dividida en cinco secciones, el visitante tendrá ocasión de descubrir no pocos de los entresijos de la labor del cineasta  americano nacido en Inglaterra: trucos del ilusionismo genial que hizo memorables tantas de sus películas, así como mementos, fragmentos, dibujos, carteles, ‘storyboards' y un rico material colateral, como el trabajo de narración fotográfica que Hitchcock ideó, por encargo de la revista Life, para hacer cautelosos a los americanos en mitad de la segunda guerra mundial. Pero también hay suspense, y miedo para los miedosos, como en la estupenda recreación de la secuencia de la ducha de ‘Psicosis', en la que, además de las imágenes y los componentes del baño donde se produjo el más famoso asesinato creado para la pantalla, podemos ver la escena tal como la concibió originalmente el director, sin ningún sonido externo, y a continuación con la conocida partitura de Bernard Herrmann, que supo convencer al Maestro de la necesidad de esa electrizante música que le escribió.

   Puritano y monógamo, como buen alumno educado en el catolicismo más estricto, Hitchcock nunca traspasa en su cine los límites del recato, siendo a la vez inquietantemente libidinoso, algo que se refleja en el tercer apartado de la exposición, ‘Mujeres y Hombres', donde podemos ver los cinco besos más tórridos de su obra. Besos que dan, entre otras actrices, sus tres iconos eróticos preferidos, Grace Kelly, Kim Novak, y Tippi Hedren; de esta última, a la que moduló a la vez que la torturaba, supo hacer, pese a sus limitaciones interpretativas, una heroína inolvidable.

    Exigente, cuidadoso hasta extremos maniáticos en los vestuarios y los decorados de sus películas, este humorista de lo tenebroso fue uno de los formalistas más exquisitos que ha habido, sin dejar por ello de fascinar sensorialmente a todo tipo de espectadores. Su carrera empezó en el cine mudo británico y acabó en 1976 con ‘La trama', que no está entre sus mejores títulos. La exposición, sin pretender abarcar los más de cincuenta años de actividad de este prolífico cineasta, consigue revelarnos sus obsesiones y resaltar su poderoso influjo en el arte, el cine y el pensamiento contemporáneo, en un arco muy amplio que alcanza desde los libros de los filósofos Eugenio Trías y Slavoj Zizek hasta la instalación del artista centroeuropeo Jeff Desolm que, a partir de ‘La ventana indiscreta', cierra sorprendentemente el recorrido. 

Leer más
profile avatar
20 de diciembre de 2016
Blogs de autor

El lujo democrático

En la España más altanera y redicha se les llama mamandurrias –“sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente”– a las pocas ayudas a la creación que quedan. El progreso no ha podido frenar el peligroso avance de una posición moral que sigue tratando de muertos de hambre, caraduras o aprovechados a los artistas. Con la excusa de la crisis, todo aquello que no es material ni contable ha sido arrinconado como materia ociosa; “un lujo que no nos podemos permitir”, dicen quienes detienen el vuelo de las ideas, lo primero que se recorta con las tijeras podadoras de la cuenta de resultados.
Hace unos días, en el VIII Foro de Industrias Culturales organizado por las fundaciones Santillana y Alternativas, se presentó el informe El ejemplo francés. Cómo protege Francia la cultura, realizado por Jordi Baltà, donde, para empezar, se habla de mecanismos que funcionan como el “1% artístico”, que establece que dicho porcentaje del presupuesto de las obras públicas llevadas a cabo por el Estado o las administraciones locales y regionales debe dedicarse a proteger la creación. En la fundación del Ministerio de Cultura, en 1959, André Malraux escribió con su puño y letra que su objetivo principal consistía en: “Hacer accesibles las obras capitales de la humanidad, y en primer lugar de Francia, al mayor número posible de franceses; asegurar la audiencia más amplia posible a nuestro patrimonio cultural, y favorecer la creación de obras de arte y del pensamiento que lo enriquezcan”. Nuestros vecinos franceses han ido desarrollando –gobierno tras gobierno, sin importar su signo: Duhamel, Lang, Mitterrand, Chirac y en mucha menor me­dida Sarkozy y Hollande– las líneas maestras de una relación fértil, compensada y orgullosa que han exportado internacionalmente –aunque ahora, en aras de la glorificación global, también empiece a palidecer–. Sus ejes básicos son la voluntad de hacer llegar al mayor número posible de ciudadanos una oferta de calidad que compense los desequilibrios de orden socioeconómico y territorial, el desarrollo de una educación artística universal y la llamada “democracia cultural”, que reconoce la diversidad de sus expresiones, sin jerarquizarlas ni ponerles etiquetas como alta o popular.
El actual ministro de Cultura y varias cosas más, Íñigo Méndez de Vigo, proyecta una imagen que bascula entre la de hombre cabal y la de un dirigente sin proyecto, dejando claro el postergado lugar que la cultura ocupa entre las prioridades del Gobierno. Mientras se perpetua el 21% de IVA –ni que ir al cine o comprar libros fuera un mal vicio– y la ley de Mecenazgo sigue en el cuarto oscuro (¿no se exige que se haga volar la imaginación con dinero privado?), el estado cultural de la nación no sólo se arruga y agrieta sino que es tratado de capricho para minorías en lugar de considerarse un lujo democrático y universal.
Leer más
profile avatar
19 de diciembre de 2016
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.