Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Poema 128

Hoy, enteramente.

Hoy sin complejos

ni restos de insectos

el cuerpo

se presentó

pulido y enjabonado,

luciendo

sin asperezas,

sin razones, ni excrecencias,

sin dolor ni argumentación.

Limpio o exento

de brozas

como una esmerada

terminación.

Renovado

para la iniciación

de otro posible

estreno

tras la cuenta saldada

ayer o esta noche

o en el secreto

de los días

sombríos e

infectos.

El cuerpo

liberado

del crédito

patológico

Satisfecho en sí.

Orondo, redondo

desasido

de deudas.

Coronado como un

rey del equilibrio.

Cero de penitencia,

cero de piedad,

la salud tras el pago

entregado hasta el céntimo

de la avaricia de la enfermedad

policiaca, tenaz.

Saldada la prisión,

de pesos y medidas.

El bulto tormentoso,

ha parecido retirarse

mansamente y

sin gemir.

Ha remitido

sin decir nada

resbalando

hasta borrar el cerco

de su acoso.

Sin aullido,

sin convulsiones

sin condiciones

ha venido a anular

su asedio sin piedad.

El lugar, la carne,

la cabeza del fémur,

el cerebelo, el trocánter

se muestran ahora

como un redondel cabal,

patio baldeado,

muros enjalbegados,

piedras lucientes.

El corazón recobra

su cadencia

de oro puro

como un Baume &Mercier

del escaparate

en Vendôme.

Leer más
profile avatar
19 de abril de 2017
Blogs de autor

La historia en las paredes

No sé a quién se le ocurrió bautizar a Daniel Mordzinski como el fotógrafo de los escritores, pero no hizo sino confirmar una verdad muy obvia. Pero si jugáramos a la rayuela con las palabras, como le gustaba a Julio Cortázar, yo diría más bien que Daniel es un escritor fotógrafo, que usa la cámara como si fuera la pluma para escribir y describir cuerpos y rostros, situaciones, momentos, perfiles, rasgos, que deja para la historia con una precisión que asombra, y que serán claves para determinar en el futuro, digamos dentro de un siglo, quiénes eran y cómo eran los escritores de esta traslape de milenio tan incierto, y tan lleno de descubrimientos tecnológicos, pero también de horrores.

Gracias a la iniciativa de Acción Cultural Española, ahora viaja por América una gran exposición de sus fotografías de escritores hispanoamericanos, "Objetivo Mordzinski", En la muestra también hay vitrinas donde se exhiben los instrumentos que a su vez nos cuentan la historia de su oficio: cámaras que son ya verdaderas piezas de museo, rollos de película, tiras de negativos, copias de contacto...todo lo que se llevó el viento de la era digital.

Posar no es la palabra que yo usaría cuando uno se deja fotografiar por Daniel. Cada escritor queda retenido, o congelado, en una circunstancia que él inventa cada vez, siempre lleno de apuro, y entonces esa circunstancia se vuelve extraña y atractiva, y es lo que el espectador verá al acercarse a la foto.

Vamos caminando por una calle de Arequipa, hallamos el portón del convento de Santa Catalina, entramos a una de las celdas de las monjas enterradas en vida, encuentra el ángulo, te coloca donde él ha elegido, y un segundo después oyes que dice sus palabras rituales "gracias señores", y todo se acabó. O en Nicaragua, donde subimos hasta el cráter del volcán Santiago, y la cámara me mira de lejos, rodeado de desolación.

Como en la escritura, las fotos de Daniel son un asunto de invención. Hay que imaginar antes lo que va a ocurrir en la foto, como si fuera una página en blanco. Y los escritores fotografiados deben someterse a un juego imprevisible, cuyos resultados aleatorios sólo él conoce.

Así tendremos a Elmer Mendoza convertido en soldado de Panco Villa, las cananas cruzadas en el pecho; a Héctor Abada Faciolince, a caballo, como un finquero cualquiera de Jericó, en su tierra de Antioquia; o a Juan Gelman tocando el bandoneón como si fuera el mismísimo Troilo acompañando al Turco Goyeneche en el ya extinto Caño 14.

El retrato que le tomó, siendo adolescente, a Jorge Luis Borges, es su foto fundacional. Usó una cámara de aficionado que le sacó prestada a su padre, y lo imagino revelándola, ese misterioso proceso cuyo nombre lo dice todo, revelación, y que pasa ya al olvido, y luego viendo a trasluz el negativo, un Borges en blanco y negro que realza en la oscuridad, igual a la de su ceguera, las manos apoyadas en el bastón que no se ve en el cuadro, pero que la imaginación reconoce como el bastón de Borges.

Empezó en Buenos Aires con ese retrato hace más de 30 años, y luego se fue al exilio en París al llegar la dictadura militar de Videla. Y allá hizo otra foto imprevista a Julio Cortázar, cuando era un principiante desconocido y se atrevió a invitarlo por teléfono a la inauguración de su exposición, a la que el Gran Cronopio, para su sorpresa, asistió.

Y García Márquez vestido de blanco, sentado al borde de su cama vestida también de blanco, en el dormitorio de su casa de Cartagena, vecina al hotel Santa Clara, el antiguo convento donde descubrieron los restos mortales de Sierva María, cuyo cabello no dejó de crecer nunca. De perfil Gabo igual que Borges, Gabo como quien espera en una estación olvidada el tren que va a llevarlo para siempre a Aracataca.

Carlos Fuentes frente al mar y al fondo una palmera solitaria, un mar que sería siempre el mar de Veracruz. Y Mario Vargas Llosa recostado en una cama de hotel, escribiendo a mano a la luz de una vela flauberiana.

Cuando Daniel cuente en un libro la historia de cada foto que ha tomado, será el segundo tomo de su historia de la literatura contemporánea. El primero lo ha escrito ya con su cámara, y en lugar de leerse, puede verse, esos centenares de fotos colgadas en las paredes, como si fueran páginas.

Leer más
profile avatar
18 de abril de 2017
Blogs de autor

‘Finis’

Regocijo indudable, pero también tristeza da la aparición del cuarto y último volumen de ensayos de Rafael Sánchez Ferlosio. Lo primero, por el placer de leer una tras otra hasta seiscientas páginas de impecable castellano y constatar en cada una de ellas que el juicio del escritor, siempre a redropelo, puede expresarse del modo más elegante. También tristeza, claro, si nos percatamos de que es el último. No porque peligre el autor (el cual, afirmamos, está en perfectas condiciones según diría un vendedor de coches), sino porque no se le ve animado a ir a por el quinto volumen. Como en el Quinto Sello, hay algo ominoso en esa cifra. Recordarán ustedes que al abrir el quinto sello quedaron a la vista las almas de los muertos por causa de la palabra de Dios. A lo mejor en el quinto volumen de Ferlosio culebrearía un nido de víctimas de la palabra humana.

 

Él ha repetido muchas veces que escribe sólo por indignación y aunque esa pasión se ha degradado desde que es materia prima de los mercaderes de la rabia, en Ferlosio siempre ha sido una pasión sintética. Su juicio va de un polo al contrario y quiere que entendamos lo integrales que son los opuestos. O, mejor dicho, que sólo mediante opuestos se construye nuestra sumisión. Hay muchos pares en el cuarto Ferlosio: educación e instrucción, publicidad y limosna, producción y consumo, destino y carácter. Combates que confirman nuestra fatal escisión.

Este fabuloso volumen es un libro sabio. Quizás por eso el autor le puso un título imposible: "QWERTYUIOP". Son las letras de la primera línea de todos nuestros teclados. Un azaroso juego de signos regido por la más pura racionalidad. Parece una definición de su arte: juego racional que nace de la indignación y te deja boquiabierto.

 

Leer más
profile avatar
18 de abril de 2017
Blogs de autor

Poema 127

La ira

o las tinieblas.

La voz o el socavón.

El mesías

o la moneda.

De óxido.

El parto o

la devoción.

El ciervo

o el cordero

sin suerte.

El agua

o el limón.

La gota de ácido

que llega

desde el vecindario.

El vecino que

implora ser

un pobre labrador.

El surco, la idea,

el relámpago, la miseria,

el percance, el futuro,

la mano plana,

la bandeja sin nada,

el horizonte,

el Orinoco,

Harvard atardeciendo.

Elsa de amarillo,

con un lazo

rebozado

de almidón.

Leer más
profile avatar
18 de abril de 2017
Blogs de autor

El gris de cada día

Hay una frase recurrente entre los entrevistados cuando se les pregunta por su carácter: “Yo soy de blancos o negros, no de grises”, dicen los unos. O todo lo contrario: “No soy de blanco o negro, me muevo en una gama de grises”. La primera respuesta define a quienes están convencidos de que dudar equivale a perder el tiempo, y por ello hacen gala de su capacidad resolutiva. La segunda corresponde a los que nadan en la indefinición, prefieren las zonas intermedias y evitan los adverbios nunca o jamás. El gris es el color urbano por excelencia. Asfalto, piedra y metal. Viste el hábito de los monjes franciscanos y monjas albertinas, además de todo tipo de uniformes. Ha sido explorado por grandes artistas, desde William Turner hasta Agnes Martin –que abrazaba la sutilidad del arco iris que va del negro al blanco– o James Howell, que vivía en un loft del Village neoyorquino completamente gris, gato incluido. El escritor y columnista Kyle Chayka asegura que “el gris es lo más cercano al ideal platónico del color que es posible conseguir: la sombra, la luz difusa de un cielo nublado. Es una máscara genérica para la naturaleza decididamente antigenérica del objeto”.
Recordemos también la imagen del armario de Mark Zuckerberg: todas las prendas son grises: antracita, perla, marengo, acaso deviene un respiro visual respecto a la luz del plasma. Los gurús de Palo Alto se caracterizan por vestir igual que estudiantes: no invierten en moda, prefieren los vinos o el arte. Marcas globales como Uniqlo, Muji, Cos o Uterqüe predican la austeridad contemporánea del gris, con propuestas de una depurada elegancia, potenciando su voluntad de discreción e incluso de invisibilidad. En los últimos años, la moda se ha desvestido de artificio y el gris se ha erigido en el no color más ­poderoso. En él se concentran buena parte de los matices que dominan el pensamiento contemporáneo, por ello es eficaz tanto como símbolo de transición, de cambio de paradigma, como de tiempo de espera o de conformismo y estrés.
El gris también es el color de la ceniza, y a menudo representa el tedio y la tristeza. Decimos día gris o persona gris, y nunca es positivo, aunque acabemos disfrutando de la tarde de lluvia o descubramos lo que hay detrás de esa persona que parecía no tener sangre en las venas. Fantaseamos con los colores como modo de afianzar una actitud vital positiva y decidida. Pero ¿en verdad es desafortunado el gris? ¿No hay en su humildad, en su aire de tormenta, una ausencia del espíritu egocéntrico tan en boga? ¿Por qué está desterrado de todos aquellos lugares públicos que tienen que ver con la felicidad consumible, de discotecas a casinos, tiendas o ferias? El gris es el color de la realidad e invita a entretenerse en los claroscuros, que al fin y al cabo es donde suele residir la complejidad de la existencia. Porque la vida cotidiana se identifica más con su extensa gama de incertidumbres que con la fugaz euforia colorista.
Leer más
profile avatar
17 de abril de 2017
Blogs de autor

Poema 126

La mitad de la ciencia.

El ojo del huracán.

Los labios de níquel.

La caída mortal.

El absoluto en llamas.

Las llamas del porvenir.

El porvenir en ascuas.

Las ascuas del manantial

El dolor de la pena.

La pena de estar aquí.

El dolor del ardor.

Ada o mi penitencia.

El amor de sobrevivir.

La muerte acharolada.

Los zapatos del suegro.

El bendito naranjal.

Los zumos de la lima.

Los zumos de la caña.

Las cañas de jugar.

Los domingos, los lunes.

Los martes, el tomate,

los demás.

Leer más
profile avatar
17 de abril de 2017
Blogs de autor

Poema 125

Mi hermano decía

que sin música

no sabría vivir.

Vivir sin música

ha sido

para mí

-gracias a Dios-

la melodía perfecta

de compañía,

desastre,

amor y soledad.

Se entonan

partituras

como versos

y los versos

se enlazan como

sucesos sonoros.

La sonoridad

o su armonía,

el son o su desarmonía

componen el zoo de cristal.

El auténtico zoo trasparente

donde habitamos

como mariposas

de notas

coloreadas.

Y siendo los colores,

sus tonos,

o sus reflejos

una sucesión sonora

que compone

la música sin ruído.

Esa música que

sin oírse hace palpitar

de forma genuina

la tristeza

o la enfermedad del corazón.

Y su alegría, una vez,

alguna vez.

Leer más
profile avatar
14 de abril de 2017
Blogs de autor

Poema 124

El mar es su cerebro,

sus alas

son de linfa y tul.

El rostro su alhaja

central y esmerada,

imperfecta como

en Casablanca.

Maspalomas:

blanca de

nácar o la cal

tostada

de las montañas

y dunas

suavemente saladas.

Sin visión real

sin límite de lontananza

en la pupila de Dios.

En la sortija,

los cálculos eternos.

Esos mares

al mirar sin límites.

El sol inútil

rociando de sedas.

peces sin raíces

ciertas ni certeras.

Extraídos de muy lejos

y despavoridos en tierras

de ultramar.

Creados como prófugos,

entre libros amarillos

y colores de pera,

entre castillos inmensos.

Inocentes,

Castillos

y frágiles reflejos,

nacidos siempre

en Maspalomas,

palomas

que no acaban

volviendo a sus hombros

sino posándose

en los ojos

como zafiros.

Esmeraldas diluidas.

Perlas celadas

en silencio absoluto,

continuamente entonando

una canción ilimitada

y sin conocer su final.

El mar es su cerebro,

sus alas

son de linfa y tul.

El rostro su alhaja

central y esmerada,

imperfecta como

en Casablanca.

Maspalomas:

blanca de

nácar o la cal

tostada

de las montañas

y dunas

saladas.

Sin visión real

sin límite de lontananza

en la pupila de Dios.

En la sortija,

los cálculos eternos.

Esos mares

al mirar sin límites.

El sol inútil

rociando de sedas.

peces sin raíces

ciertas ni certeras.

Extraídos de muy lejos

y despavoridos en tierras

de ultramar.

Creados como prófugos,

entre libros amarillos

y colores de pera,

entre castillos inmensos.

Inocentes,

Castillos

y frágiles reflejos,

nacidos siempre

en Maspalomas,

palomas

que no acaban

volviendo a sus hombros

sino posándose

en los ojos

como zafiros.

Esmeraldas diluidas.

Perlas celadas

en silencio absoluto,

continuamente entonando

una canción ilimitada

y sin conocer su final.

Leer más
profile avatar
13 de abril de 2017
Blogs de autor

Cápsulas de tiempo

Es domingo por la tarde, que más allá de una circunstancia es un estado de ánimo, y el vagón de tren permanece en silencio. Los pasajeros cabecean, el cuello doblado, las piernas estiradas. Una mujer de cejas diseñadas a la moda lee La ignorancia, de Milan Kundera, y pasa las páginas igual que si fueran de cristal. Dos hombres miran su pantalla y se sostienen la frente con la mano, como si pensaran mucho. Definitivamente, esta vez me ha tocado un vagón educado. El protocolo es el de siempre: indicadores rojos de las salidas, veintidós grados de temperatura, el líquido azul del inodoro que brota con ira. Porque el viajero frecuente conoce de memoria todas las rutinas, y, además, le gusta que no le sorprendan, a diferencia del turista que requiere el sobresalto para avivar el sentido del trayecto.
Aunque en lugar de viajar nos traslademos, movernos de lugar significa la pérdida de control. Asumes la contradicción y el imprevisto, te dices que son estados transitorios, incluso alteras la noción del tiempo y soportas servidumbres: las horas de espera, incapaces de servir para algo que no sea esperar. En los aeropuertos se suman las horas de tránsito en las que el viajero se convierte en un peón de ajedrez bamboleado de aquí a allá.
Dicen que viajar nos cambia. Pero no a todos. Cuando arañamos cinco días de fiesta, provocamos un movimiento. Quedarnos siempre en el mismo punto nos convierte en bicicletas estáticas, o al menos eso sentimos. Por ello, planear un viaje resulta una experiencia tan prometedora. Sacia, aunque transitoriamente, el hambre de variedad. Promete satisfacción, una cama enorme, un espejo de hotel en el que nos miraremos con mayor impunidad que en el de casa, igual que si fuéramos extraños. Al viajar adquirimos una ligereza que se nos hace esquiva en la vida sedentaria. El eje de coordenadas espacio-tiempo sobre el que está inscrita nuestra vida se desacompasa. Cuanto mayor es el movimiento, más lento parece correr el tiempo. Einstein ya describió el efecto de “dilatación del tiempo”, al que tantas vueltas le diera la ciencia hasta que, hace unos pocos años, un grupo de físicos del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica de Garching (Alemania) verificó su predicción de la teoría espacial de la relatividad con una precisión sin precedentes. Los experimentos en un acelerador de partículas confirmaron que el tiempo se mueve más lento en un reloj en movimiento que en otro fijo.
Al viajar, a veces se produce una ralentización íntima, espiritual. Y me gusta pensar que es una rebelión secreta aunque común a aquellos males sordos, insistentes y tolerables, que nos someten y nos minan. El viaje entendido como una cápsula de tiempo.
Leer más
profile avatar
12 de abril de 2017
Blogs de autor

Poema 123

La nada es cimiento

el mar son cenizas

la calle es vendaval.

El viento es curvo

la lluvia cursi.

El sabor es deletéreo

el gusto es lastre

el olfato inmortalidad.

La nariz es gato

la luna es circo

el mundo es relevo

el futuro relámpago

el porvenir escucha.

El habla es calderilla

la culpa firmamento

el juicio capicúa.

La interrogación es pájaro.

La vida es tos

la noche opio

la luz anís.

El jazmín es hilván

el fusil un árbol

la cuchara tiburón.

La inteligencia es crimen

el amor una tumbona.

La bondad es mamífera

la felicidad catástrofe

la necesidad estaño.

La esperanza es mármol

el odio cobre

el lunes es pirita

el sábado nieve y natillas.

Octubre es el carácter

enero la pobreza

febrero esclavitud.

Junio acuchilla

julio se desangra

septiembre descarrila.

El amarillo es límite

el hierro enfermedad

el azúcar su cadáver.

La selva bosteza

y el ojo aúlla.

El deseo es el desván

el espejo su amenaza

el sueño es el corral.

Los lobos dialogan

los pilares desatinan.

El rostro es cordillera

la voz un cantón

la rodilla un formulario

el solomillo bretón.

La música es veladura

el reflejo marcapasos.

Los buques son vanos

el silencio es oro

la nada es cimiento.

El violento sonido del alcohol.

Leer más
profile avatar
12 de abril de 2017
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.