Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

I. PEQUEÑOS BALCANES

Se celebra este año el veinte aniversario de los Acuerdos de Esquipulas, firmado en agosto del año 1987 entre los presidente centroamericanos. Para entonces había una guerra de alta intensidad en Nicaragua, entre el gobierno sandinista y la Resistencia Nicaragüense (los contras), otra en El Salvador donde el gobierno enfrentaba la insurgencia del Frente Farabundo Martí (FMLN), y aún otra en Guatemala, de menor dimensión militar pero no por eso menos trágica para la población, donde los alzados en armas eran los guerrilleros de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Un año antes de que se firmaran los acuerdos, la guerra envolvía de una u otra manera a toda la región, pequeña y explosiva como la región de los Balcanes. Toda la región, porque si había guerras en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, los contras tenían sus bases en Honduras, y toda su retaguardia logística, y había también en Honduras bases militares de Estados Unidos, que respaldaban a los contras; y lo mismo en Costa Rica, se había dado la existencia de redes logísticas de ARDE, una de las organizaciones de la contrarrevolución.

Era una guerra que no parecía tener un fin previsible, ni pareció tenerlo aún después que se firmaron los acuerdos, porque siguieron creciendo los enfrentamientos en el campo de batalla, y aumentó el número de víctimas, de muertos, heridos, discapacitados y desplazados, lo mismo que los daños materiales, de los que ya se perdía la cuenta.

Y entonces, cuando parecía menos previsible, cristalizaron los esfuerzos de paz.

Leer más
profile avatar
28 de agosto de 2007
Blogs de autor

GAFAS NEGRAS

No se conoce ya personaje famoso que no aparezca en público con gafas de cristales negros. No sólo tras unas simples gafas de sol para protegerse de los destellos de los focos, para paliar las acciones del sol o para enmascarar las marcas de la edad y los estragos de la noche, sino gafas negras para desaparecer tras su opacidad  y mutilar en su porte la región más propensa a delatar estados de ánimo. Las gafas negras declaran la renuencia a mantener una total y franca relación con los otros. Los otros, desde la perspectiva del personaje, forman parte de un coro consumista o depredador ante el cual trata de blindarse y soslayarse.

El personaje no entregará toda su imagen a la foto ni al vídeo ni al grupo de fans, no ofrecerá gratuitamente información completa sobre sí al barullo que le acosa.

Las gafas negras del famoso persisten en cualquier lugar, a la luz del sol y bajo la luz eléctrica, entre el resplandor o entre las tupidas sombras.

En realidad el personaje consiste precisamente en esa figura parcialmente tapada que trata de sustraerse al escrutinio de sus emociones reflejadas especialmente en la mirada. Y sustraer esas valiosas emociones personales al posible expolio de la mirada vulgar o la observación sin rango. La categoría del artista, la actriz, el cantante, le lleva no malbaratar sus estados de ánimo ni regalar el patrimonio de su sentimentalidad. Porque tras las gafas negras no sólo se esconden los ojos sino la parte más sustantiva y delicada de su talante circunstancial y de sus circunstancias. Sale la Pantoja provista de sus gafas negras y con ellas se cumple el sentido estricto del anti-faz, gafas contra la presencia de la faz, contra las facciones más comprometidas o delatoras. El velo de los tuaregs desempeña la misma función de las gafas velando al extraño su intimidad. El velo y el abanico de las mujeres han poseído igual misión en los juegos del cortejo o en la variable relación social. Pero también, quienes no llevan gafas, se valen por momentos de la mano para taparse los ojos o la boca con la misma intención de recatarse. Estos recatos, efectivamente, no se tasan en el mercado pero las del personaje llegan a cotizarse por millones y su peripecia sentimental será capaz de enhebrar una sucesión de capítulos uno a uno obtenidos de la meticulosa exploración tras la pantalla de las gafas.

Leer más
profile avatar
28 de agosto de 2007
Blogs de autor

VIAJES

La revista americana Traveller tiene poco que ver con la literatura. Sus temas favoritos son «Las veinte mejores playas del mundo» o «Comer sin arriesgar su salud en Oriente». El viaje del que habla su marca es el viaje del turista americano, con plata y perjuicios. Esto no impide, de vez en cuando, poner en su contenido algo de cultura como es el caso en el último número con nada menos que la lista de los mejores libros de viaje. Los mejores y punto, lo que es un desafío grande y, a mi juicio, un fracaso, pero de estos fracasos productivos. Queda algo a pesar de la catástrofe.

Son 86 libros. (Tengo que hacer una confesión, solo leí 32, aunque conocía a todos menos dos). La proporción del inglés es fenomenal: 73 de los 86. Hay tres libros en francés; tres en polaco; de español, nada; y uno en portugués. Y aun peor sólo tres libros son dedicados al ámbito iberoamericano.  Es una lista creada por grandes escritores (John McPhee, Gore Vidal, Jonathan Raban, Paul Theroux, Nurrudin Farah, Jan Morris, etc.) que dan una clara ventaja, literaria y geográfica, al mundo anglo-sajón pero que se equivocan al hacerlo.

V.S. Pritchett aparece con un libro sobre Londres y no por su admirable recorrido de España (The Spanish TemperA viaje por España); no figura Graham Greene (a pesar de su Lawless Roads, Caminos sin ley, sobre México); y tampoco se encuentra A visit to Don Ontavio, Una visita a Don Otavio, de Sybil Bedford. Esta V.S. Naipaul con sus libros sobre la India aunque A way into the world, un camino en el mundo, que va de Trinidad a Venezuela es lo mejor de su producción.

A pesar de todo, ya lo he dicho: queda algo en la amplia lista y vale la pena imprimirla pues hay obras de primer rango que me interesaron. Saque los diez mejores de los 86 y creo, de verdad, que se trata de lecturas imprescindibles, pues el placer siempre es imprescindible. (Pongo la fecha de publicación original entre paréntesis)

Arenas de Arabia
Wilfred Thesiger (1959). Aventura, escritura: el libro del desierto.

Oveja negra y halcón gris
Rebecca West (1942). Sobre los Balcanes, insuperable, explica el "limpiare étnico" de los Serbios a final del siglo XX.

El gran bazar del ferrocarril
Paul Theroux (1975). El libro sobre el viaje en ferrocarril.

India: millón de motines ahora
V. S. Naipaul (1991). El mejor de los tres libros del maestro sobre la India.

En la Patagonia
Bruce Chatwin (1977). Queda como una obra maestra.

Vida en el Mississippi
Mark Twain (1883). Todos somos un poco Huckelberry Finn. Homenaje al gran río.

Viaje a Oxiana
Robert Byron (1937). Un modelo de aventura y erudición, dedicado a la arquitectura árabe en oriente.

El mar y Cerdeña
D. H. Lawrence (1921). Lo que se puede hacer en nueve días, es decir con poco tiempo y mucho talento.

Los trazos de la canción
Bruce Chatwin (1987). El libro sobre la literatura de viaje, y un poco sobre Australia.

Entre los bosques y el agua
Patrick Leigh Fermor (1977). La boda perfecta entre juventud y aventura.

Leer más
profile avatar
28 de agosto de 2007
Blogs de autor

Parábola del tren y la 4×4

Se me cruzaron en la cabeza dos historias que en apariencia nada tienen que ver entre sí.

En los últimos días me viene fastidiando el caso de Daniel Varizat, un ex funcionario de la provincia argentina de Santa Cruz enrolado en las filas del oficialismo. (O sea: kirchnerista.) Santa Cruz está en crisis desde hace meses, por una larga y compleja serie de motivos. La cuestión es que, desoyendo los consejos del gobierno para que funcionarios y ex se mantuviesen a prudente distancia de las protestas que sacuden las calles de la provincia, este Varizat fue a tomar un café en la confitería de un hotel que estaba a pasos del pandemónium. La gente lo reconoció cuando se subió a su 4x4. Fueron muchos los que rodearon el vehículo y le dijeron de todo menos bonito. Una situación desagradable para cualquiera, según imagino. El hecho es que Varizat puso primera y arrolló a los manifestantes, dejando muchos heridos, algunos de ellos de consideración. No mató a nadie por casualidad. La grabación del hecho, que los argentinos hemos visto por TV una y mil veces, no dejan mucha duda sobre la alevosía con que Varizat arroja varias toneladas de acero importada contra topes de carne y hueso.

Por más que trato de ponerme en su lugar, no logro imaginar qué pasa en la cabeza de un hombre que decide arremeter contra ciudadanos de pie al volante de un vehículo contundente. Trato de sentir su miedo, el desconcierto al verse rodeado de rostros desconocidos que lo increpan, el temor al linchamiento. Pero el hecho de tratarse de un ex funcionario, o sea de un servidor público, lo torna todo más inexplicable. ¿Cómo puede alguien que juró trabajar en servicio de la gente pensar que ha encontrado una razón válida para agredirla? El hecho de que Varizat presentase una denuncia ante la Justicia me parece descaro: si aquí existe un criminal, aunque más no sea fallido, no es la gente sino el dueño de la 4x4. En consecuencia, el silencio del gobierno me duele. Puede que Kirchner tenga motivos para estarle agradecido a Varizat, pero lo que Varizat hizo al volante de la 4x4 lo hace inmerecedor de cualquier defensa. Kirchner es el presidente electo de los argentinos: si a alguien le debe explicación es al pueblo que lo votó, muy por encima de sus ex funcionarios, por entrañables que le parezcan. El comportamiento de Varizat es inexcusable. Y por eso el Gobierno debería repudiarlo con todas las letras.

El domingo leí un artículo de Página 12 sobre Barbarita Flores, la niña tucumana cuya imagen se hizo omnipresente hace cinco años, cuando fue víctima de una desnutrición injustificable. A diferencia de otros veintiún niños que sucumbieron al hambre, Barbarita sobrevivió. Hoy está mejor, aunque su familia flota apenas por encima de la línea de la pobreza. Me conmovió leer el texto de Eduardo Tagliaferro, que cuenta entre otras cosas cómo Barbarita sigue escapando de las cámaras aun hoy. La semana pasada el gobernador tucumano llegó hasta su barrio y Barbarita se escondió de la TV, metiéndose en su cama debajo de una frazada. Me pareció un signo de dignidad: ella sabe que su carita se hizo conocida como símbolo de una carencia, pero Barbarita no es un símbolo ni una carencia, es una niña, un ser humano al que en todo caso le gustaría ser reconocido por otros motivos.

Pero lo que más me conmovió fue un dato que quedó perdido dentro de la crónica. Juan Samuel Flores, padre de Bárbara, recordó ante Tagliaferro que en lo peor de la crisis llegó hasta ellos un hombre que llevaba una bolsa de comida. “Venía de Buenos Aires y había viajado en tren”, dijo Flores. Un hombre cuyo nombre no figura. Un ser anónimo que al descubrir la dimensión de la crisis decidió hacer algo concreto, que al menos en ese momento marcó una diferencia.

Entre el hombre de la 4x4 que se cree con licencia para matar y el hombre de a pie que se sube a un tren para viajar mil kilómetros llevando comida, queda comprendida nuestra Argentina. Una es la parte que queremos enfrentada a la Justicia, respondiendo por sus crímenes. La otra es la parte solidaria, decidida a cambiar las cosas –empezando por la cultura del individualismo y de la impunidad- aquí y ahora: el ejemplo que ojalá cunda.

Leer más
profile avatar
28 de agosto de 2007
Blogs de autor

Palestina hecha cuadritos

Hace ya mucho que la historieta se consagró como una modalidad artística tan digna de validación como la pintura, la literatura y el cine. (Cuyos recursos narrativos, dicho sea de paso, combinó para crear un medio nuevo.) Lo que resulta reciente es su incursión en otros territorios, por ejemplo el de la historia y el del periodismo.

El triunfo de Maus, de Art Spiegelman, no fue sólo artístico. Publicada en dos partes entre 1987 y 1991, Maus contaba un hecho de la Historia con mayúsculas –el genocidio de los judíos a manos de los nazis- empleando recursos típicos de los comics: allí los judíos eran ratones y sus victimarios gatos. Pero Spiegelman intercalaba además el relato con los recuerdos de su infancia, marcada por un padre que escapó del Holocausto por los pelos. (La parte en que el ratoncito Art dice que él creía que todos los padres se despertaban por las noches aullando en plena pesadilla, me marcó para siempre. Me apropié de la experiencia para prestársela a Miranda, la niña de La batalla del calentamiento, cuya madre también había escapado por los pelos de un genocidio que conozco de cerca.) Spiegelman acercó la historieta al género de las memorias, que los comics todavía no habían explorado, y a través del prisma de su experiencia se permitió hablar del mundo que nos tocó en suerte. Después de Maus, ya nada fue lo mismo.

Desde entonces han sido muchos los que utilizaron el medio para narrar historias reales, a veces autobiográficas, siempre políticas. Mencionaré apenas dos ejemplos: uno del propio Spiegelman, In the Shadow of No Towers, que recrea la forma en que vivió el ataque a las Torres Gemelas y sus consecuencias; y también Persépolis, de Marjane Satrapi, que narra la infancia de la autora en Irán después de la revolución. (La serie prosiguió hasta Persépolis 4, con Satrapi hablando de su regreso a Irán y su posterior exilio en Francia.)

La que cayó en mis manos estos días es una obra casi contemporánea de Maus: se llama Palestine y su autor es Joe Sacco. Nacido en Malta y criado en los Estados Unidos, Sacco es un autor indefinible. Parte periodista a lo Seymour Hersh, parte historietista a lo Robert Crumb, Sacco merecería ser descripto como un novelista a secas, con la peculiaridad de que además de escribir dibuja sus historias –y de que además habla de historias reales, que sólo puede contar involucrándose personalmente con los hechos y con sus personajes. En Safe Area Gorazde, elegida por la revista Time como el mejor comic del año 2000, Sacco cuenta sus viajes a Bosnia después de la guerra. Palestine describe los dos meses que Sacco pasó en los territorios ocupados durante la primera Intifada, entre fines de 1991 y 1992.

Su modalidad de trabajo es la del periodista e historiador: Sacco va al lugar de los hechos, realiza entrevistas y toma fotografías. El comic resultante de la investigación y de la experiencia humana está narrado en primera persona. Sacco es uno más de los personajes, nunca en el papel protagónico pero incluyéndose en los cuadros para que su subjetividad no resulte escamoteada: quiere que quede claro que está contando lo que él ha visto, y por tanto nadie le puede discutir. A menudo incluye comentarios irónicos en medio de situaciones espesas, tratando de ponerse a salvo a la vez que piensa que lo que le está pasando le vendrá bien al comic que planea crear.

El resultado es poderosísimo. Palestine es el relato más acabado que conozco de la vida en los territorios ocupados. En buena medida por el peso de las historias que refiere, pero también por el dibujo detallista que nunca excluye el humor, Palestine es el libro que hay que leer si uno quiere saber qué significa –y a qué precio- existir en ese lugar doliente del planeta. La secuencia de páginas en que describe el proceso a que se somete a un palestino detenido es escalofriante: los dibujos son simples y los cuadritos son iguales entre sí, otorgándole a la página un look rutinario en que la única rutina es la de la tortura. (El episodio se llama, de acuerdo al eufemismo que se emplea oficialmente, Presión moderada.)

Yo estuve allí en el año 2000, a comienzos de la segunda Intifada. Leyendo Palestine sentí que había vuelto al lugar sin moverme de casa. (Al igual que Sacco y que tantos periodistas que deben haber pasado y pasan por allí, yo también esquivé balas mientras pensaba qué bonita quedaría la historia que escribiría… si sobrevivía, claro.) La elocuencia con que Palestine me transportó al lugar tan amado como sufrido es testimonio del poder de la historieta como medio –y también del talento de Joe Sacco, un autor al que les recomiendo vivamente.

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Blogs de autor

ESNOBISMO PARISIENSE

Acabo de leer un diccionario, un diccionario completo pues sólo tiene 222 páginas lo que llena una excelente tarde. Es el Dictionnaire de littérature à l’usage des snobs et surtout de ceux qui ne le sont pas de Fabrice Gaignault (ed. Scali). Una recopilación completa de la manera de hablar de literatura en París sin utilizar las valoraciones reconocidas por todos. Un diccionario que huye frente a los premios y considera sospechoso al éxito comercial. En pocas palabras: un diccionario literario muy culto y también entregado al esnobismo.

A mi juicio es un estudio etnográfico valioso y vale la pena resumirlo. Su contenido abarca lo que supondría un montón de comidas y de aperitivos sin llegar a una cosecha tan completa. Autores, movimientos literarios, lugares: es una visión completa del mundo que se puede resumir en pocos rasgos. Un mundo de derecha, claro: los dos autores más citados son André Malraux y Paul Morand. Dentro de la izquierda, el esnob teme encontrar a las masas que no pueden entender su geografía, su visión del mundo y sus odios.

Geografía. El planeta literario es pequeñísimo. El esnob sólo conoce a: el Beat Hotel y el Hotel Ritz en París, los cafés italianos, El Chelsea Hotel en Nueva York, el City Lights Bookstore (la librería de San Francisco), Harrar (la ciudad de Rimbaud en Etiopia), St FLorent-le-Vieil (la ciudad donde vive Julien Gracq, el último clásico francés) la Santa Maddalena Foundation (que hospeda escritores con becas en Toscana), la trocha favorita de Rilke para sus paseos cerca de Trieste, la casa de Malaparte en Capri y tres ciudades: Tánger, Trieste y Venecia.

Revistas literarias. Sólo hay tres, todas en inglés: Granta, McSweeney’s y The Paris Review.

Movimientos literarios. Son exquisitos si son del pasado (ser un militante contemporáneo sería rozar el ridículo para un esnob). Basta con recordar los siguientes: la mesa redonda del Hotel Algonquin en Nueva York (las acid-tongued wits, las malas lenguas acidas de Parker y Benchley), el grupo alrededor del Manifiesto culinario futurista (con su famoso Basta la pasciutta!, Ya basta la pasta!), la Beat generation, el grupo de Bloomsburry, el Club des longues moustaches (club de los bigotes largos, escritores franceses del fin del siglo XIX, principio del XX: Miomandre, Vaudoyer, Jaloux, Régnier, etc.), los Dirty realists (movimiento inventado por Bill Budford), los Hussards (escritores franceses de derecha de los años 50), la llamada “escuela del Montana” y por fin el Vorticism inglés antes de la Segunda Guerra Mundial.

Escritores anglo-sajones. Es una obvia fascinación, imposible de resumir. Incluye a ingleses y americanos. Hay de todo: aristocracia inglesa (la familia de la duquesa de Devonshire con Nancy Mitford), homosexuales de moda (como Christopher Isherwood), poetas (Sylvia Plath), innovadores (con gran papel de Lovecraft y Burroughs).

Odios. Ser es rechazar para un esnob y una lista de las diez novelas insoportables le ayuda a establecerse aparte: Bella del Señor de Albert Cohen, El extranjero de Albert Camus, El amante de Marguerite Duras, El principito de Antoine de Saint Exupery, La condición humana de André Malraux, Las  uvas de la ira de John Steinbeck, El viejo y el mar de Ernest Hemingway, Nausea de Jean-Paul Sartre, La espuma de los días de Boris Vian y En la carretera de Jack Kerouac.

Última nota: claro que no existe el mundo iberoamericano. O casi no existe. Apunta cinco apellidos, no más: Max Aub, Nicola Gómez Dávila, José-Carlos Llop, Silvina Ocampo y Bernardo Soares (uno de los seudónimos de Pessoa).

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Blogs de autor

IV. EL OJO DE LA MUJER RECONOCE A SU REY

Lot y su familia salen apuradamente de Sodoma, porque los dos ángeles los urgen a que no pierdan tiempo, y les prohíben volver la vista atrás, orden que desobedece la mujer de Lot, por lo que queda convertida en estatua de sal. El gran poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, en su poema Beso para la mujer de Lot,  dice que ella, al volver la vista, no hacía sino buscar desesperadamente a su amante:

  Hacia allá partían como flechas tus miradas,
  buscando... Y tal vez lo viste. Porque el ojo
  de la mujer reconoce a su rey
  aun cuando las naciones tiemblen y los cielos lluevan fuego…

No sería nada extraño que le pusiera los cuernos al viejo Lot en medio de aquella extendida disipación de costumbres. Y esto nos lleva al siguiente episodio entre Lot y sus dos hijas, aquellas a quienes había ofrecido a los licenciosos violadores. Después de que se alejan de la ciudad en llamas, van a dar a una cueva donde duermen las siguientes noches, y entonces las dos muchachas se ponen de acuerdo para emborrachar al padre con vino, y así dormir con él, una cada noche. Y de estos turnos incestuosos con el viejo ebrio, quedaron ambas preñadas.

Sodomías, violaciones, adulterios, incestos. Los justos que los ángeles querían sólo estaban en la ortodoxia de la mente divina, no en la levadura humana.

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Blogs de autor

EROTISMO DEL PODER

Acusada de antifeminista por su deriva biologista, Helen Fisher ha tenido que responder una vez y otra que el erotismo del  poder es muy cierto si se habla de mujeres. “Existe un estudio realizado en treinta y tres culturas diferentes –dice en Anatomía del amor- que demuestra la atracción que despierta en las mujeres el alto estatus, cargo o fortuna material del varón desde hace al menos cuatro millones de años. “Cuando descendimos de los árboles  y empezamos a andar sobre los dos pies -comenta la antropóloga- las mujeres acarreaban a sus niños en los brazos en lugar de cargarlos sobre la espalda. Entonces empezaron a necesitar un hombre fijo que las ayudara en la alimentación y cuidado de los hijos y fue un proceso adaptativo para ellas avenirse con un hombre que les ofreciera protección. Este fue el principio real de la revolución sexual. Antes las hembras eran promiscuas y los hombres hacían fila para copular con ellas. Que los jóvenes conduzcan coches atractivos y los adultos trabajen muchas horas para ganar dinero es debido a la atracción sexual que el poder despierta en las mujeres.” El poder resultaría así  sexy por pura adaptación biológica. ¿Una provocación? ¿Una evidencia? ¿Una extravagancia más?

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Blogs de autor

Finales desprovistos de principios

Cuando Lord Byron estaba escribiendo su célebre poema Don Juan, el más hermoso canto jamás dedicado a la figura del diabólico libertino, había cumplido ya los 30 años. Era, para su época, un hombre en el umbral de la vejez. Además, su aspecto era lamentable: había engordado, se estaba quedando calvo, la cojera era más conspicua que nunca y él mismo se consideraba físicamente acabado. No obstante, en Venecia perseguía cualquier cosa que tuviera el aspecto aproximado de una hembra y tras poseerla se dedicaba a divulgar por toda la ciudad los caracteres internos de su conquista.

Entonces conoció a Teresa Guiccioli, condesita provinciana de 19 años destacadamente tonta, según todos los biógrafos, de una vanidad y una testarudez colosales, pero graciosa de cara. A los ojos de Byron tenía un atractivo peculiar: estaba casada con el conde Guiccioli, tipo riquísimo, sin escrúpulos, de izquierdas (o sea, enemigo del Papa), posible asesino y con un robusto físico de 60 años. La joya del viejo conde era una presa irresistible. Sería la última.

La historia de Lord Byron y Teresa no tiene nada de romántico, aunque los personajes se empeñaran en creerlo. El marido se dejó poner los cuernos porque el dinero y los contactos de Byron le gustaban más que su esposa. A la niña le chiflaba que la vieran con el célebre lord a sus pies. Los burgueses de Ravena y de Venecia se morían de risa. De modo que fue el pobre Byron quien hubo de poner sensatez en aquella cabeza de chorlito, el que limitara la codicia del marido, el que mantuviera una actitud convencional y prudente para evitar la difamación, y quien, tras producirse la separación, propusiera el matrimonio. En aquella historia, todos menos el poeta actuaron como diabólicos personajes byronianos.

Quizá asqueado por el papelón, Byron no tuvo más remedio que convertirse en un héroe. Salió huyendo de la condesa hacia el Egeo para ayudar en su lucha por la independencia a los nacionalistas griegos (que le robaron ipso facto), y al poco murió decentemente en Missolonghi. De enfermedad.

Artículo publicado en: El Periódico, 25 de agosto de 2007.

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Blogs de autor

Yo no fui, fue Camus

  —¿Qué dices que hice yo, Queridito? ¡Besarte! —siempre he tenido miedo a enloquecer, y eso seguro que ella lo sabe. A menudo me viene la duda de qué haría si un día despertara y ya no distinguiera instinto de paranoia, realidad de invención, Minerva de Afrodita. ¿Seguiría escribiendo con la única intención de convencer a los demás de que estoy bien y me doy cuenta de todo? ¿Como sé que algo así no ha sucedido ya?

  —¿No te das cuenta, Afro, que tú eres uno de los últimos seres sobre la Tierra capaces de dar fe de mi salud mental? ¿Qué hablaría peor de mí, que me juzgaras totalmente loco o que rindieras culto a mi persona? Si te acomoda más jurar que no pasó lo que pasó, no seré yo quien falte a las leyes de la caballería para reivindicar una salud mental que a tu lado me hace tan poca falta…

  —¿Qué quieres que te diga, Dolorcito de Muelas? ¿Que con esas sentidas palabras me vas a hacer llorar? Ya me hiciste chillar, pero de la vergüenza. ¿Quién te crees que eres tú para trapear el piso de este blog con mi reputación profesional? Alberto nunca me habría hecho una cosa de esas. Él sí era un caballero, para que veas.

  —¿Alberto? ¿Cuál Alberto?

  —No sé si alguna vez leíste nuestro difunto contrato, cuya cláusula 247 establece, en la segunda parte del inciso 6, que me toca atender a los nacidos en noviembre 7, justo en medio del signo de Escorpión. Debería estar con Joni, pero es mujer y no me necesita. Desde el día del accidente de Alberto he andado rebotando de un autor a otro, y ahora mira hasta dónde vine a caer.

  —¿”Hasta dónde” soy yo? ¿Quién es Alberto? —sé de quién habla y no le creo nada, por eso necesito que lo diga, para que quede claro que es una embustera.

  —¿Olvidas, Tumor Mío, que te puedo leer el pensamiento como un anuncio a media carretera? ¿Piensas que soy como uno de esos pelmazos que encuentran su lugar en esta vida disparando nombres de pila presuntamente célebres? A Alberto lo has leído con la misma fruición que ingenuamente achacas a mis besos, sólo que para ti no es “Alberto”, sino ya sabes quién.

  —Mira, Afrodita, es mucho más sencillo que me crean que tú me diste un beso a que te crean que un día gobernaste las obsesiones de Albert Camus. ¿Le corregiste El extranjero, por casualidad?

  —Estábamos peleados, en esa época. Le ayudé más con El hombre rebelde.

  —¿Qué es una musa rebelde? Una musa que dice “Yo no fui”...

  —Por menos que eso, uno como Jean-Paul te habría excomulgado, Leprita. Además, tus ironías fáciles distan de cotizar en mi mercado accionario.

  —Ahora dime que fuiste a hacerle la vida imposible a Juan Pablo por puro amor a Alberto.

  —No seas name-dropper, Baby, para ti no se llaman de ese modo. Y para hacerle la vida imposible ya tenía a su mujer, que todas las mañanas le espantaba las musas a escobazos. Ya sabes, las sacerdotisas son peores que las brujas. Por lo menos las brujas se asumen malvadas.

  —¿Y todo esto lo dices sólo para desviar la discusión en torno a tu dudosa honestidad y mi salud mental en tela de juicio?

  —Todo esto lo digo para poner en claro la distancia astronómica entre nuestros conceptos de caballerosidad. El mío se desprende de tu existencialista favorito, el tuyo por lo visto lo aprendiste con la pandilla de Jean Genet.

  —Ya que me faltan sus grandes virtudes, ¿tenía cuando menos monsieur Camus algún defecto que no tenga yo?

  —Uno: era futbolero. Las musas detestamos esa afición tan pinche y tan corriente. Perdona que me enoje, pero no la soporto. Ahora que si me pones a escoger prefiero soportar a once futboleros que a un solo calumniador.

Si ganarle una discusión a un amigo equivale a ganarse un enemigo, derrotar verbalmente a la musa es como enemistarse con uno mismo, y arriesgarse aún más a acabar como Pedro Camacho, el escribidor de Mario Vargas Llosa cuyas radionovelas pierden junto a él la congruencia y al final lo acompañan hasta el reino de los electrochoques. Que es justo el sitio al que, como ya he dicho, tanto temo ir a dar. Caballerosidades aparte, la única locura inaceptable consiste en descreer de las propias ficciones, que sería como entregarse a criar purasangres y apostar en su contra en la carrera. De muy poco me sirve contradecirla, me siento como Sísifo recién llegado a un club de boy scouts. Lástima que los besos de las musas no dejen huella clara sobre la cancha. Pero ello no me impide cada mañana verme llegar al espejo y reconocer ahí al calumniador que la besó. Que me agarren los justos de Camus si miento.

Vídeos de pie de página.

Sobre Albert Camus.

Camus en el fútbol.

Leer más
profile avatar
27 de agosto de 2007
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.