Deberíamos celebrar el descubrimiento de un nuevo escritor. Deberían ocupar primeras páginas en los periódicos. Se debería hablar de ellos en los bares, en el trabajo, compartirlos en el metro, comentarlo al taxista, regalarlo a tus amigas… todo eso, y algunas propuestas más, se me ocurren para la feliz celebración de tener un nuevo amigo. Una nueva mirada. Una compañía que nos hará pasar buenos ratos. También nos hará pensar, dudar, discrepar o compartir. Un escritor nace así, de repente, no como una nación. Nace como una explosión, como un volcán, como un trueno. También así de rápido se puede escapar. Un escritor ha podido estar toda la vida en silencio, en anonimato, en el cuarto oscuro y de repente, un día, nos llega en forma de novedad. Una editorial se fijó en él, Y el escritor tiene un libro en la calle. Un súbito nacimiento para nosotros, un largo parto para el escritor.
Así, de repente, con el aval de las editoriales españolas que le acompañan en su desembarco entre nosotros, con las palabras que sobre él, había dicho y escrito un lector tan fiable como Enrique Vila Matas, llega a nuestras novedades uno de los más sólidos prestigios literarios portugueses, Gonzalo M. Tavares. Todo un suceso en la literatura portuguesa y hasta hace dos días un perfecto desconocido entre nosotros. Es joven, pero ya su obra es amplia en novela, teatro, ficciones o poesía. Es original. Y es un voraz lector. Es un hombre con una biblioteca en su cabeza. Se puede empezar por otros de los libros que aquí están publicados, yo lo hice por un libro de libros, por un libro de escritores, sobre escritores de la pequeña, y muy notable editorial aragonesa, Xordica. El libro de Tavares se llama biblioteca. Por orden alfabético pasea por sus queridos o malqueridos escritores. Un ejemplo, la voz James Joyce: “James joyce bajó de un autobús en Berlín y dijo: esta no es mi ciudad. No veo a Bloom.
Hay escritores que viven en personajes como hay putas que viven en esquinas. James Joyce era un hombre que vivía en Bloom.
Además, había un amigo de todos que era el hombre más lento del mundo: tardaba más de seiscientas páginas en recorrer un día.
Hombre medio inteligente medio idiota, pero que sólo actuaba con la mitad de sí mismo”
Yo creo que seremos cómplices durante muchos años de este escritor que nos llegó con un viento del oeste. Viva Tavares, además tiene nombre de restaurante antiguo y señorial, y algo decadente, del Barrio Alto de Lisboa
