
Eder. Óleo de Irene Gracia
Vicente Verdú
Hace años jugaba al tenis con un alto ejecutivo, más amigo que ejecutivo, cargado, como es habitual, de incontables obligaciones, reuniones, conflictos y viajes. Los problemas de la organización a su cargo crecían en proporción a sus ascensos en la empresa pero, con todo, siempre mantuvimos el tenis los martes y jueves, sin premuras, prisas ni desazones antes o después del vestuario. Fue de él que aprendí una sentencia capital: "Los problemas pueden multiplicarse y complicarse, hacerse infinitos, pero a su tratamiento sólo conviene un método esencial: examinarlos y recibirlos uno a uno, siempre en fila india." Lo peor, podía deducirse fácilmente, es que se apelotonaran. Así como las bolas del tenis, nunca llegaban en racimos ni siquiera un par de ellas a la vez, el procedimiento de gestión eficaz durante el juego radicaba en concentrarse en la bola que llegaba y resolver la jugada de la mejor manera. Luego vendría la otra y la siguiente siendo el medio eficaz para ganar la partida partirla en unidades estancas o dividirla en consecutivas secuencias cerradas Los problemas siempre en fila india, es la receta. La aglomeración nos confunde, el uno a uno nos permite actuar.