Víctor Gómez Pin
En un texto anterior me refería a la tesis del físico Erwing Schrödinger, según la cual uno de los rasgos que singularizan a la civilización griega sería la convicción de que el conocimiento del orden natural transforma al que accede al mismo, pero no modifica el objeto u objetos conocidos. He de volver sobre este asunto, pero antes debo sin embargo hacerme eco de la objeción que me hace el profesor de la Universidad del País Vasco Gotzon Arrizabalaga, señalándome un texto de Platón (Parménides 249 a) en el que uno de sus personajes emblemáticos, designado como El Extranjero, dice a su interlocutor Teeteto:
"Si conocer es hacer algo, ser conocido, ser conocido será acontecerle algo a uno. Y el ser, que según este razonamiento es conocido por el acto cognoscitivo, en cuanto es conocido, recibe al acontecerle tal cosa un m
<br>
ovimiento, lo cual decíamos que no era posible que aconteciera a lo que está en quietud"
La base del argumento es que aquello que pierde su quietud (para lo cual bastaría ser conocido) es transformado. Y figurando tal hipótesis en un texto paradigmático del pensamiento platónico sería difícil asumir la tesis defendida por Schrödinger. La objeción es tanto más seria cuanto que el tema es tratado por Platón en otros diálogos, y desde luego sería fácil encontrar referencias al asunto en otros autores, Aristóteles entre ellos. Y sin embargo creo que la tesis de Schrödinger encierra mucho de verdad si nos situamos en el ámbito de la creencia profunda más bien que en el de la reflexión filosófica. Se diría que ha sido necesario el efecto de ese vendaval teorético que es la Mecánica Cuántica para que pudiera desquebrajarse la creencia en la neutralidad del conocimiento respecto de esa Physis, naturaleza, que sería objeto del mismo. En el próximo texto retomaré con mayor precisión lo que Schrödinger dice, y en que contexto lo hace.