Víctor Gómez Pin
Uno de los problemas que había estudiado con radical pasión era el del infinito. Cavaillès se ocupaba concretamente de la teoría de los números tras-finitos de Georg Cantor y de las paradojas que encierra desde la perspectiva del sentido común (no de la consistencia matemática), por ejemplo en relación al hecho de que el todo (el conjunto de los números enteros) no tenga mayor número de elementos que una parte (por ejemplo el conjunto de los números impares).
Asunto filosófico dónde los haya, este del infinito, precisamente por su inutilidad: no venía a resolver ningún problema acuciante relativo a la subsistencia de los seres humanos, ni al adecentamiento del marco en el que transcurren sus vidas, sino que afectaba a la "dignidad misma del espíritu humano". Palabras de David Hilbert que pueden ser completadas con las del también matemático alemán Karl Gustav Jacobi, quien al tener noticia del trágico fallecimiento (a la edad de veinte años y en un duelo posiblemente amañado) del matemático francés Galois se queja de un colega que analizaba la obra de este último sin apercibirse de que "la finalidad única de la ciencia es el honor del espíritu humano".
(2)Al releer estos párrafos sobre la actitud de Cavaillès me vino a la mente una frase de un texto contemporáneo: "Lo importante es la supervivencia de las personas que se hallan adecuadamente vinculadas a mí, no mi propia supervivencia" (It is the survival of people who are appropriately related to me that is important, not my survival per se)"
¿Proclama, más o menos sincera, de un guerrero o activista que reitera ante los suyos su espíritu de sacrificio? En absoluto. Se trata de una frase extraída de un escrito de 2007 que lleva el ascético título de "Probabilidad cuántica desde la verosimilitud subjetiva" ("Quantum Probability from Subjective Likelihood" Studies in History and Philosophy of Modern Physics. 38 (2007 pp.311-332) . Su autor David Wallace es uno de los físicos y filósofos de la física que mayormente ha hurgado en una de las interpretaciones más singulares de la mecánica cuántica, la de H. Everett, quien en 1957 ("Relative State formulation of Quantum Mechanics", Reviews of Modern Physics, 29) intentó una salida a las aporías de la disciplina abriendo la perspectiva de los múltiples "mundos", múltiples "mentes" o múltiples "historias" (de las tres maneras ha sido considerada), perspectiva que dejaría abierta un estado cuántico en superposición. Este es un ejemplo de que, al igual que en la cuestión del infinito, también en las controversias relativas a la física cuántica se pone de relieve este compromiso de la subjetividad, la "potencia emocional de controversias teóricas" a la que aquí me he referido en varias ocasiones.