Félix de Azúa
Esos miserables serán perseguidos con determinación por el inspector Adamsberg, pero solo pillará a uno antes de que se resuelva el caso. Aquel al que logra atrapar pertenece al grupo de los matones, pero confiesa no haber participado en las violaciones conjuntas porque le daba horror que vieran su pene, más bien pequeño, y se burlaran de él. Solo por esa razón es el único que se salva.
En las violaciones grupales lo que excita de verdad a los matones es la visión de las vergas de sus colegas. Esa es la principal atracción, la pinga del amigo, si no, ¿por qué iban a hacerlo todos juntos? Lo sospeché al ver ese vídeo en el que los de La Manada bailan sevillanas unos con otros. Lo hacen con mucha sensualidad y lascivia. Se advierte que su objeto de seducción es, más que la chica, el colega. Ahora, en la cárcel, tendrán ocasión de experimentar en carne propia las violaciones en grupo. Se van a morir de la risa.