Víctor Gómez Pin
En relación a los temas que he venido planteando en las últimas columnas, mi amigo el poeta euskaldún y filósofo Juan Ramón Makuso, me hace llegar el siguiente fragmento de la "Carta de Epicuro a Meneceo" (siglo IV antes de Cristo).
"Que nadie, por joven, tarde en filosofar, ni, por viejo, de filosofar se canse. Pues para nadie es demasiado pronto ni demasiado tarde en lo que atañe a la salud del alma. El que dice que aún no ha llegado la hora de filosofar o que ya pasó es semejante al que dice que la hora de la felicidad no viene o que ya no está presente. De modo que han de filosofar tanto el joven como el viejo; uno, para que, envejeciendo, se rejuvenezca en bienes por la gratitud de los acontecidos, el otro, para que, joven, sea al mismo tiempo anciano por la ausencia de temor ante lo venidero". (Noticia, traducción y notas de Pablo Oyarzún disponible online).
Aunque se trate de tema bien distinto aprovecho para transcribir también un célebre párrafo que se haya en la misma carta un poco más adelante, desde luego obviando todo comentario:
"Así, el más terrorífico de los males, la muerte, no es nada en relación a nosotros, porque, cuando nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, nosotros no somos más. Ella no está, pues, en relación ni con los vivos ni con los muertos, porque para unos no es, y los otros ya no son".