Vicente Verdú
Hay momentos
en que ansiamos
ayuda.
Pedimos
auxilio
mientras
la voz afónica
del alma interior
no nos responde.
Pero quehaceres
sin plazo
ni radiantes
ocupan
a amigos y parientes,
enfoscados en su
propiedad general.
El socorro
embarranca
así entre las abruptas
paredes de un
imaginario
túnel conductor.
Un conducto
difícil o adverso
por donde apenas discurre
un imaginario
filo de agua
Ahora embarrada.
Eso vemos.
El auxilio silba.
patina sobre sí
y no llega.
El oído se acaba.
La mente se diseca.