Vicente Verdú
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela
no corta el mar, sino vuela
Un velero bergantín.
Un velero por la banda.
Diez cañones con pólvora
o encarnadura.
El mar bravo y arbolado
se revuelve
en sus nudos de grueso astracán.
Y lanza, sin condiciones,
hacia el filo del delfín.
El pez que se ahuyenta sin penas
Un minuto, un aletazazo,
una rama de cuarzo, de lágrima
o marfil.
Furia dulce que
se desliza
entre mi esqueleto
sin norte,
tormenta ni bonanza,
ni heroísmo y sinrazón.
Un barco a toda vela
que ha perdido los mástiles
o al revés.
Un naufragio de huesos
que sucumben
el tendido de la memoria
enferma.
¿O no hubo nunca
memoria feliz?
Canta el capitán pirata
sonrosado en la popa,
a un lado está Europa
al otro Asia
y allá a su frente Estambul.
Estabulados en lo estambulado.
Ambulando en la eterna insatisfacción.
Huele a estiércol miserable
y a caramelos de menta
maternales.
¿La memoria feliz?
Nunca hubo
con certeza
esa memoria gratuita.
La felicidad apagándose
sin término
como una vela.
La luna en el mar riela
Y alza cansada
olas de plata y azul.