Vicente Verdú
La esperanza
es un estado del alma
que contempla
el porvenir como una balsa
propia y estival
del añil
Mediterráneo occidental.
Los peces no se ven
pero denotan una salud
sin tiempo
niquelada e inmortal.
Las algas no se detectan
En su color ni minuciosamente
pero traslucen
un color seguro
y apaciguado.
La arena tampoco se distingue expresamente
pero se advierten sus reflejos de plata
sobre las olas de vidrio
que coronan la paz general.
Esa esperanza fundamental
es marina,
es decir, no terrestre,
es decir, no abarrancada o infernal.
El panorama evoca una lámina de agua
Interminable, natural,
culminante, cenital.