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Poema 131

Por 28 de abril de 2017 Sin comentarios

Vicente Verdú

 

Habitualmente, sin reflexión

no distinguimos

entre el habla del cuerpo

y una supuesta habla única o principal.

No diferenciamos

sus obscenos pronunciamientos

gruesos, groseros, granulentos

de otros pronunciamientos

incomparablemente más débiles,

más delicados y menos audibles

e inasequibles.

Pero, aún así, con voz baja   

planea, sombrea y mancha

ligeramente el alma.

A caballo del lomo muscular que atrona.

Cuerpo y espíritu son la réplica de este dúo convencional,

Cuerpo y espíritu que parecen interpretar

El ser dual (como poco) del ser humano vivo.

El alma habla, murmura,

balbucea,  desliza sílabas

y arrastra  quejidos de colores.

Alienta en voz baja el múltiple sonido del cuerpo.

Mientras el cuerpo, de modo paralelo,

impone su acústica imperativa: 

abronca, grita, aúlla,

solloza o clama con imparable exageración.  

En esta duplicidad, tan elemental y tosca,

creemos, sin embargo  ciegamente

Dos  polos en que se apoya

el pálpito ruidoso y la vana inquietud de la existencia

Los creemos como focos escindidos, a veces,

y unidos al cabo por una irisación de la luz

que todavía distingue el ojo abierto.

Diferenciados los puntos de emisión

para ofrecer algún relieve (relevante)

y juntos para prestar complejidad.  

Una síntesis y diéresis continuas

caracteriza la manera de este dúplex.

Un duplex que unas veces desmentiría la duplicidad.

a poco que se analice su estirpe  

y una pareja cuya duplicidad impera  

en lo  biológico, lo biográfico o lo biótico.

Existe así, en suma, un doble rail virtual (real),

puesto que el alma necesita

para sobrevivir con garantías  

una referencia burda  

destinada a izar su delicadeza,

una referencia ruda que convalide  

su ficción.

Una verdad vulgar para redondear su farsa.

El alma se hace así brillantemente  mendaz

gracias, pradójicamente, a este alimento barato.

Con la simbiosis se hace incalculable, inmensurable, indescriptible

Puede permitirse inventar, a su antojo,

el signo del dolor

sin el dolor presente.

U puede lanzar  en silencio el  gemido del placer

sin la prestancia del placer más íntimo.

El alma estás para crear, el cuerpo para procrear.

La primera trastorna la rutina,  

el segundo arde en las repeticiones

El cuerpo hecho carne, hecho sangre,   

se enloda con los efectos del albañal.  

Así se expresa, así se detecta.

De ese modo parece patente y palpable

La base del alma, en cambio,

es un tapiz de falacia.  

Un pañuelo estampado en Florencia.

La vida vacilante de la falacia o la falena

planea como una seda inconsútil

mientras el cuerpo se corrobora

en las brozas de la  tierra.

Mientras el cuerpo es impertinente

el alma es intermitente

Mientras el cuerpo atora un aforo mensurable

el alma vuela como un ave

en un fanal de estrellas

y donde el cristal es aire.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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