Vicente Verdú
Por raro que parezca,
los agujero negros
son "cuerpos" celestes.
La astronomía es la más
sabia y muy maternal
de todas las disciplinas.
No parece que se proponga
hallar oro ni plata
en sus pesquisas
sino luz y oscuridad.
A inasequibles millones
de años luz
a miles de millones
de años luz,
más largos que
el firmamento
infinito.
Su mina central es luz.
Su medida es luz,
Su horizonte es sólo luz.
Agua iluminada.
Espejismo sin distancia
final.
Los agujeros negros
proveen
de "horizontes de sucesos",
todos ellos sin una clara
definición para la vista
pero cuajados de luz
auténtica.
Una luz original
aparentemente débil
como las mortuorias
de nuestra pobre especie
o una luz ampliada
como mariposas de nácar.
Mataría a cualquiera
ese fulgor
con sólo aletear
cerca los ojos.
Los ojos que cerramos
Al prójimo
como si efectivamente
se apagara toda luz
al morir y quisiéramos
protegerlo de su claror
fantasmal.
Luz viva
en el luto
de la oscuridad
relente amenazante
en el filo del charol
Luz en apariencia
extinta
en el agujero negro,
con una avidez
por su presencia, al estilo
del corazón
en un charco
que demanda piedad.
Luz como las estrellas
que fulgen como
sedientos fantasmas
tras haber entregado
su alma de seda a Dios.
Paupérrimos
Seres humanos
burlados
miles de millones de años
antes de su Jesucristo.
Ahora convertido
en una chispa
sin fe.